La cuestion catalana y Companys ¿Se repite la historia?

El vasto y diverso legado cultural, tanto histórico como político  que atesora  nuestra cuenca mediterránea es irrepetible. Su repercusión en la historia de la humanidad, su evolución y sus revoluciones sociales sin duda también. Occidente esta en la génesis de los actuales sistemas políticos predominantes en todo el orbe, asociados tanto a consolidados valores morales como derechos humanos de corte occidental nacidos del derecho cristiano y el humanismo, y la filosofía europea.

La difusión de nuestros sistemas políticos occidentales, y los valores y derechos individuales asociados a ellos, como democracia y derechos individuales (el hito mas destacado de la revolución francesa) también trajo graves distorsiones sociales. Las peores guerras, las mas graves conocidas hasta hoy, se han originado en occidente, a la vuelta de la esquina de la historia, en pleno siglo XX.

Nadie es ajeno a la evidencia de que las guerras son siempre producto del egoísmo. Los derechos civiles originaron nuevos intereses, nuevas fricciones, y nuevas corrientes políticas, pero también nuevas guerras. Las mas recientes fueron generadas por el mayor de los egoísmos políticos, los nacionalismos. Hoy, el esfuerzo de consolidar la unión europea intenta aglutinar todos aquellos elementos en común, históricos, culturales y políticos, que nos enriquecen a todos, en un marco que permita salvar dichas rencillas y facilitar la convivencia, la paz y el crecimiento social y humano.

Con la aparición como teoría política del nacionalismo en el siglo XIX a caballo de las revoluciones de 1815, 30 y 45,  y el surgimiento de los procesos de reunificacion de Alemania (Bismark) e Italia (Garibaldi) Europa abre un proceso que no parece aun hoy concluido. La convulsa España del XIX no se vio ajena a ello, y fue terreno abonado para que floreciesen teorías nacionalistas aun no resueltas. Nuestra riqueza cultural, resultado de las diferentes etapas históricas (tartessos, celtas, iberos, fenicios, griegos, romanos, visigodos, árabes..) las diferencias geográficas y lingüísticas entre territorios, era un terreno abonado para virajes políticos basados en el particularismo ideológico propio del nacionalismo. Los conflictos vividos en el tumultuoso siglo XIX  el sustrato ideal. Dos territorios muy concretos van a ser testigos de la aparición de los nacionalismos, y no por casualidad. En ambos el desarrollo industrial permitió  que floreciera una intelectualidad relevante. En ambos las guerras civiles habían dejado secuelas.

Los agravios históricos del pasado se convirtieron así en el argumentario para dicha corriente política  Las guerras carlistas y los fueros vascos por un lado, y la guerra de sucesión de 1714 son los referentes mas cercanos. En lo que entonces se llamaban Vascongadas aparecen los hermanos Arana. En el caso Catalán la variedad intelectual del nacionalismo es mas amplia y diversa.

Alrededor de lo que se ha dado en conocer como el movimiento cultural de «La Renaixenca», en paralelo con «la exposición universal»,  se suceden diversos factores claves que aparecen en torno a «La unión regionalista», «la lliga catalanista» o el primer «congreso Catalanista» en 188o.

Personajes politicos como Valenti Almirall (fundador del diari catala y redactor del memorial de los agravios y las bases de manresa). Figueras, Batllo, Rusiñoll, Albert de Quintana, y Enric Prat de la Riba, Salmeron y Josep Maria Figueres, Pi i Margall, o Francesc Cambo, Lerroux o Jacinto Verdaguer, representan y participan en la politica Española, pero tambien del crisol nacionalista.

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Un crisol nacionalista que se sustentaba en la teoría de la nación catalana, «Los países catalanes», las conquistas de estos y los agravios de Castilla, o España hacia dicha nación oprimida   dicha teoría no soporta un análisis histórico riguroso.

En este ambiente político  la aparición de las teorías políticas de marx, la internacional socialista, la revolución del proletariado, los sucesos en la URSS, la semana trágica en Barcelona y la crisis del régimen alfonsino, se circunscribe la aparición de una nueva fuerza política sucesora del federalismo y el cantonalismo, puesto en practica en la I república, de tan funesto recuerdo.

«Esquerra Republicana de Catalunya» y sus lideres son clave en esta época de la historia de España. Sus máximos exponentes son Francesc Macia, Josep Tarradellas y sobre todo Lluis Companys, de carácter abiertamente rupturista, republicano, violento y secesionista.

La trascendencia de la vida de este ultimo, Companys y sus vínculos con el anarquismo revolucionario, hacen necesario conocer su biografía para entender su trayectoria, los sucesos que envolvieron su vida y las violencias que desencadenaron sus graves decisiones politicas, su colaboracion con el anarcosindicalismo,  y sus golpes de estado contra la legalidad republicana hasta su muerte final ante un pelotón de fusilamiento en Montjuic, justo donde muchos catalanes antes que el, cayeron también fusilados durante aquel siniestro gobierno revolucionario que presidio.

Hijo de una familia de propietarios rurales bien posicionados de la comarca de Urgel en la provincia de Lérida. Con ocho años, sus padres le enviaron a estudiar, interno, a Barcelona en el prestigioso Liceo Polyglota. Allí cursó el bachillerato y conoció a Francesc Layret, dos años mayor que él.

Su trayectoria política se inicio en seguida. En 1898 ingresó en la Universidad de Barcelona para estudiar Derecho. Se involucró en actividades políticas de carácter republicano, posiblemente por influencia de Layret, que también estudiaba Derecho en la universidad barcelonesa. En 1900 participó en la fundación de la Asociación Escolar Republicana en la universidad junto a Layret. También publicaron un semanario, La defensa escolar, en el que Companys escribió sus primeros artículos. Por entonces tomó la palabra en su primer mitin político de carácter anticlerical celebrado en la plaza de toros de Barcelona.

Licenciado en 1903, ingresó en la Unión Republicana de Nicolás Salmerón. En 1906, con motivo del incendio por militares de las redacciones de las revistas catalanistas Cu-Cut! y La Veu de Catalunya y la aprobación, como consecuencia de ello, de la Ley de Jurisdicciones, se formó la coalición electoral Solidaridad Catalana. Unión Republicana se dividió entre los partidarios de unirse a la coalición catalanista, encabezados por Salmerón, y los contrarios a ello que, encabezados por Alejandro Lerroux, abandonaron el partido, creando dos años después el Partido Republicano Radical.

Companys, al igual que Layret y la mayor parte de la militancia de las comarcas del interior permanecieron en Unión Republicana y se unieron a Solidaridad Catalana. A pesar de su éxito en las elecciones de 1907, la coalición evidenció pronto su debilidad, desapareciendo después de la Semana Trágica (1909),  En la represión posterior a la Semana Trágica, Companys fue detenido por primera vez siendo liberado al no serle imputado ningún cargo. Posteriormente y como consecuencia de su intensa actividad juvenil fue detenido quince veces siendo calificado de «individuo peligroso» en los informes policiales.

En 1913 fue candidato en Barcelona del Partido Reformista de Melquíades Álvarez (político asturiano Españolista y de extrema derecha que murió asesinado en la prisión Modelo de Madrid en 1936) en las elecciones municipales en el distrito Sants-Les Corts, sin resultar elegido. Al año siguiente abandonó el reformismo.

Hasta entonces había trabajado como periodista. En junio de 1916 hizo los ejercicios de grado y recibió el título de licenciado en Derecho, inscribiéndose en el Colegio de Abogados de Barcelona. Después de trabajar como pasante en dos bufetes, comenzó a ejercer como abogado laboralista de militantes obreros y otros clientes sin recursos.

En abril de 1917, el BRA se fusionó con más de 150 formaciones para formar el Partit Republicà Català (Partido Republicano Catalán, PRC). La Lucha se convirtió en su órgano de expresión. Muy ideologizado y combativo, en ella publicaron líderes obreros y socialistas como Pablo Iglesias o Miguel de Unamuno. La Lucha se opuso rotundamente a la Guerra de Marruecos, abogaba por la autonomía catalana (el PRC fue uno de los principales defensores del proyecto de estatuto de autonomía catalán de 1919) y la causa aliada en la Primera Guerra Mundial. Todo ello llevó a la publicación a tener frecuentes problemas con la censura.

Durante 1917, el PRC había participado en la Asamblea de Parlamentarios, una reunión de la mayoría de los parlamentarios catalanes (salvo los de los partidos dinásticos) que, con las Cortes cerradas, propugnaba la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, de cara a una nueva organización del Estado que reconociera la autonomía de las regiones. Sin embargo, la disolución de la Asamblea por parte del gobierno y la huelga revolucionaria de 1917 hizo que la conservadora Lliga Regionalista se apartase de sus aliados republicanos. Ante ello, estos se presentaron unidos en la convocatoria de elecciones municipales de noviembre de 1917.

Companys resultó elegido concejal por el distrito barcelonés del Raval dentro de una candidatura radical. Sus posturas políticas estaban entonces lejos del catalanismo. Tal como narra el historiador Hilari Raguer, al ser también elegido Manuel Carrasco i Formiguera como concejal en Barcelona, Companys se negó a dejarle pasar alegando que era un separatista y que debía gritar primero «¡Viva España!». Hecho recordado por Azaña en sus memorias para desacreditarlo.

Los años que trascurrieron entre 1917 y 1922 fueron de una extrema violencia social en Barcelona. Fue la época del pistolerismo en los que se enfrentaron, de una parte, los sectores más violentos del anarcosindicalismo, partidarios de la «acción directa» y de otra escuadrones de pistoleros pagados por los empresarios, con la intervención de la represión estatal en apoyo de los patronos. Todo ello se saldó con centenares de muertos, en su mayoría obreros. El 1917 pensó en crear su propio partido, el Partido Republicano Catalán, junto con Marcelino Domingo (futuro ministro español de Agricultura, Industria y Comercio y Francesc Layret (“el chico del azúcar”, asesinado el 1920 en Barcelona por miembros del Sindicato Libre), y lo llevó a defender grupos de pistoleros anarquistas acusados de asesinatos. Durante estas fechas los militantes anarcosindicalistas conocen a su defensor por el apodo de “Pajarito” (por lo bien que “piaba” defendiendo las tropelías de aquellas pandillas de desarraigados).

Ejerció entonces, junto a su amigo Layret, como abogado de numerosos sindicalistas aproximándose al anarcosindicalismo. En 1918, en un ambiente de huelgas generalizado, el gobierno decretó el estado de excepción y, entre otros muchos, Companys permaneció detenido durante varios días.

En febrero de 1919 comenzó la huelga de La Canadiense, que duró casi dos meses y desembocó en una huelga general. Companys intervino en las negociaciones entre huelguistas y patronos, convencido de la necesidad de establecer alianzas entre el obrerismo anarquista y la izquierda republicana autonomista. Companys trató de involucrar al gobierno en la negociación y, ante su negativa, intentó que fuese el ayuntamiento de Barcelona, del que era concejal, el que mediara.

La negativa del alcalde hizo que Companys tildara al consistorio de «esquirol», razón por la que fue encarcelado durante un mes. La radicalización y el acercamiento a los postulados obreristas por parte de Companys y Layret se acentuó durante ese año. En septiembre, ambos solicitaron la adhesión del PRC a la III Internacional. Aunque la solicitud nunca se materializó, el movimiento significó que abandonaron el partido los sectores más centristas y nacionalistas.

En diciembre de 1919 y enero de 1920 se produjo un cierre patronal en Barcelona, hecho que marcó el triunfo de la patronal en el conflicto social. En noviembre ese año, el gobernador civil Martínez Anido había ordenado la detención de los dirigentes obreros. Companys, junto a Salvador Seguí, Martí Barrera, Josep Viadiu, entre otros sindicalistas, fue encarcelado. El 30 de noviembre, tres días después de su detención, y con otros treinta y cinco presos, fue deportado al castillo de la Mola en Mahón (Islas Baleares). A pesar de su deportación, en las elecciones legislativas de diciembre de 1920 Companys fue elegido diputado por Sabadell en la candidatura del PRC en el lugar que debía ocupar el fallecido Layret, que ostentaba el escaño, logrando la inmunidad parlamentaria, lo que le libró de la cárcel.

Durante 1922, fue uno de los impulsores de la Unió de Rabassaires, un sindicato de viticultores no propietarios que también expandió su ámbito de acción a aparceros y arrendatarios, así como fundador de su órgano de expresión, el bisemanario La Terra, del que también sería director. El apoyo de la Unió fue trascendental para revalidar su escaño por Sabadell en las elecciones de abril de 1923.

La dictadura de Primo de Rivera

En septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado con el apoyo del ejército y la aprobación del rey Alfonso XIII. La dictadura duró más de seis años. Durante la misma, Companys centró sus esfuerzos en potenciar la Unió de Rabassaires, de la que fue abogado asesor desde 1925. El sindicato prestó su apoyo a la Alianza Republicana, el órgano de coordinación de partidos y fuerzas de oposición a la dictadura y a la monarquía de Alfonso XIII, al que pertenecía el PRC, con Marcelino Domingo como representante. Creada en 1926 tenía al líder radical Alejandro Lerroux como figura destacada.

Companys fue uno de los dirigentes republicanos que participaron en el homenaje que recibió Lerroux en Barcelona en junio de 1926. Sus actividades opositoras no se limitaron a la acción política y sindical: en enero de 1929 Companys participó desde Barcelona en la fallida intentona golpista insurreccional promovida por Sánchez Guerra (precisamente quien, como presidente del Consejo de Ministros, había destituido a Martínez Anido en 1922), por lo que fue detenido y pasó tres meses en prisión.

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En diciembre fue uno de los firmantes del manifiesto que publicó el PRC en pro del entendimiento entre las fuerzas republicanas catalanas y su coordinación con los republicanos del resto de España. Fruto de este llamamiento, y de la acción del grupo de intelectuales catalanistas agrupados en torno al semanario L’Opinió, fue la firma, en mayo de 1930, del Manifiesto de Inteligencia Republicana por parte de representantes de los grupos republicanos y de izquierdas catalanes de todas las tendencias, incluyendo a representantes de la CNT. Entre los firmantes del manifiesto se encontraba Companys. 

En octubre de 1930 Companys y otros miembros de su partido, así como republicanos independientes, hicieron un llamamiento en L’Opinió para la convocatoria de una Conferencia de Izquierdas Catalanas. La conferencia se celebró en Barcelona entre el 17 y el 19 de marzo de 1931.

En ella participaron Estat Català (después de superar las reticencias iniciales y tras el retorno del exilio de su líder, Francesc Macià, el Partit Republicà Català, el grupo formado en torno a L’Opinió, así como diversos grupos republicanos de las comarcas catalanas, antiguos núcleos federales, algunos radicales y otros grupos nacionalistas de reciente creación. Aunque Companys fue el presidente de la comisión organizadora de la conferencia, no pudo asistir al haber una orden de detención en contra suya, lo que le obligó a enviar su discurso de apertura para ser leído en la conferencia. En ella se debatieron varias ponencias. La relativa al problema agrario había sido coescrita por Companys y seria mas adelante causa de los primeros disturbios políticos bajo su mandato, su posicionamiento anti inmigración  sus primeras declaraciones racistas y su política mas extremista y nacionalista.

De la conferencia nació un nuevo partido, en el que se integraron las personas y organizaciones existentes: Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). Companys fue elegido miembro de la ejecutiva del partido. ERC era un partido ínter clasista, que incluía en su seno desde rabassaires del mundo rural a sectores del proletariado industrial pasando por la pequeña burguesía.

La posición política de Companys, fundador de la Unió de Rabassaires y abogado de numerosos dirigentes anarcosindicalistas, podría ser uno de los factores de este amplio espectro social. Políticamente, ERC incluía tendencias independentistas, provenientes del Estat Catala de Macià, el republicanismo federal de Companys o el izquierdismo del grupo de L’Opinió.

Elecciones municipales. La II Republica.

Si hay algo que define la personalidad politica de Companys fue la proclamacion de la II Republica. Mucho antes de que en madrid se hiciese dicha proclama, Barcelona ya habia tomado la iniciativa.

«Tened serenidad que la República sabrá representar a la mayoría del pueblo. ¡Viva Cataluña! ¡Viva la República! «—Lluís Companys desde el balcón del ayuntamiento de Barcelona, proclamando la República el 14 de abril de 1931.

Desde la formación de Esquerra Republicana, se le planteó al nuevo partido el dilema de concurrir o no a las inminentes elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Las distintas tendencias dentro del partido tenían posturas diferentes y Companys logró convencer a los abstencionistas, encabezados por Macià y el sector procedente de Estat Català de la necesidad de participar.

La propuesta de Esquerra era encabezar candidaturas conjuntas republicanas catalanistas, pero la negativa de Acció Catalana Republicanaa unirse a Esquerra en una coalición en Barcelona, hizo que finalmente sólo Unió Socialista de Catalunya participara en la candidatura de Esquerra Catalana. Diseñadas las candidaturas, Companys formó parte de la lista al ayuntamiento de Barcelona por el distrito VIII.

Los resultados constituyeron un éxito de las candidaturas republicanas en aquellas elecciones municipales. Entre estas, la candidatura de Esquerra, obteniendo 25 concejales, entre los que se encontraba Companys, en tanto que los radicales (en una candidatura de Conjunción Republicano-Socialista con el PSOE, la UGT y los federales) obtenían 12 concejales. También resultó elegido un republicano independiente. Entre las fuerzas no republicanas sólo la Lliga Regionalista con 12 concejales obtuvo representación.

Conocidos los resultados, la cúpula de ERC trató de acordar un plan de acción. La noche del lunes 13, los dirigentes del partido, con Macià al frente, se reunieron, sin llegar a decidir una estrategia, si bien aquel se mostró decidido a actuar al día siguiente. Por la mañana, Companys se reunió con varios de los concejales electos de su partido, recibiendo el grupo la orden de Macià de dirigirse al ayuntamiento, al que él también se dirigiría. Al mediodía accedió, junto con Amadeu Aragay, Nicolau Battestini, Josep Bertran de Quintana y Amadeu Aragay y otros, al ayuntamiento.

Allí, depusieron al alcalde Antonio Martínez Domingo y, tras ser aclamado como alcalde por sus compañeros y hacerse con una bandera tricolor, Companys salió al balcón que da a la Plaza de San Jaime y proclamó la República a la una de la tarde.

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A continuación, Companys remitió un telegrama al presidente del comité revolucionario, Niceto Alcalá-Zamora: «Esta mañana, a las doce, acompañado de los concejales electos, he requerido al alcalde accidental, señor Martínez Domingo, la entrega de la vara de alcalde y del cargo, lo que ha hecho haciendo constar su protesta. Le saludo: Companys»

Una hora más tarde, Macià se dirigió al ayuntamiento también y, desde el mismo balcón, a las dos y cuarto de la tarde, proclamó el «Estado catalán, que con toda cordialidad procuraremos integrar en la Federación de Repúblicas Ibéricas».

Inmediatamente, Macià cruzó la plaza, entró en la Diputación Provincial (el actual Palacio de la Generalidad) y anunció que se hacía cargo de un Gobierno provisional para Cataluña, destituyendo a continuación a los máximos poderes judicial y militar del territorio. Por la tarde, a caballo de los catalanes, se proclamaba la República en Madrid y el comité revolucionario se constituía en Gobierno provisional, bajo la presidencia de Niceto Alcalá Zamora.

Companys y los correligionarios que habían proclamado la República provenían fundamentalmente del PRC y del grupo de L’Opinió y formaban el ala republicana del partido, que afrontaba el hecho catalán integrando a Cataluña dentro de una solución federal. Macià, por su parte, representaba a la facción procedente de Estat Català, partidaria de la independencia de Cataluña, aún permitiendo alguna solución de tipo confederal.

No obstante, la iniciativa tomada por Companys al acudir al ayuntamiento perseguía hacerse con la alcaldía, algo que no consiguió, puesto que Macià prefirió que se encargase de una función de menos exposición pública, la de gobernador civil de Barcelona. El mismo día 14 de abril, Macià envió a Companys a tomar el gobierno civil

La proclamación de la República Catalana por parte de Macià abrió un conflicto con el recién constituido Gobierno provisional de la República. Para resolverlo, tres días después, tres ministros del Gobierno provisional (los catalanes Marcelino Domingo y Lluis Nicolau d’Olwer, más Fernando de los Ríos) llegaban a Barcelona para negociar con Macià (un proceso en el que no participó Companys), alcanzando un acuerdo por el que Macià renunciaba a la República Catalana a cambio del compromiso del Gobierno provisional de que presentaría en las futuras Cortes Constituyentes un estatuto de autonomía para Cataluña, previamente «aprobado por la Asamblea de Ayuntamientos catalanes», y del reconocimiento del gobierno catalán, que dejaría de llamarse Consejo de Gobierno de la República Catalana para tomar el nombre de Gobierno de la Generalidad de Cataluña.

Las Cortes Constituyentes

Marginado por Macià de posiciones de responsabilidad en Cataluña, la ejecutiva del partido decidió enviar a Companys a Madrid para liderar la representación parlamentaria catalana.  Aunque no quiso formar parte de la Mesa de las Cortes, formó parte de la Diputación Permanente, así como de la comisión de Reforma Agraria «Los Diputados catalanes hemos venido aquí a defender nuestro Estatuto a la fraternal comprensión de los señores Diputados y a su sentido democrático; pero hemos venido también para intervenir en otras cuestiones que afectan a la grandeza de España: la Constitución, la Reforma agraria, las leyes sociales»

Inicialmente Companys se mostró muy crítico con los gobiernos provisionales encabezados por Alcalá-Zamora, a los que veía muy poco audaces en su política de reformas: «en el país existe un afán nervioso y difuso de que se le gobierne revolucionariamente; hay una apetencia de reformas inmediatas y subversivas que serían constructivas, porque hoy gobernar revolucionariamente es cumplir el sentido gubernamental de la política».

También protagonizó varios enfrentamientos con el ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero, acusándole de favorecer a la UGT, en detrimento de la CNT, con la que Esquerra mantenía un acuerdo tácito, lo que había permitido mantener la paz social en Cataluña en los primeros meses de la República.

Paralelamente, Companys siguió con su actividad periodística, fundando y ejerciendo la dirección de La Humanitat, que más tarde se convertiría en el órgano oficial de Esquerra Republicana de Catalunya. Su primer número salió a la calle el 9 de noviembre de 1931. Su papel como director de La Humanitat le permitió conservar su influencia dentro de la dirección del partido.

En noviembre de 1931, Companys se vio salpicado por el escándalo Bloch, un polémico asunto relacionado con los contactos que el financiero francés M. Bloch (condenado por estafa) había tenido con varios parlamentarios de ERC durante una breve visita a Madrid. El asunto tuvo mucha repercusión en los medios políticos y periodísticos de toda España.

Votó a favor de la reforma agraria. Desde el 6 de mayo de 1932, fecha en la que comenzó la discusión sobre el Estatuto de Cataluña en las Cortes, aprobado en referéndum por los ciudadanos catalanes pero incompatible en algunos aspectos con la nueva Constitución, hasta su aprobación el 9 de septiembre, Companys intervino activamente en los debates. A pesar de que el trámite parlamentario supuso un severo recorte del texto enviado desde Cataluña, tanto Companys como sus compañeros de la minoría catalana votaron a favor de la aprobación del estatuto.

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Una vez aprobado el estatuto, el centro de la actividad política de los partidos catalanes se trasladó de las Cortes madrileñas al nuevo Parlamento que se había de constituir en Barcelona, puesto que por primera vez se había creado un espacio político autónomo en Cataluña.

Presidente del Parlamento de Cataluña y ministro

En noviembre de 1932, se produjeron las elecciones al Parlamento de Cataluña, en las que Companys fue candidato de ERC por Lérida. Companys obtuvo escaño y el día 13 de diciembre fue elegido presidente del Parlamento de Cataluña, por una amplia mayoría. De esta forma, Companys se convertía en la segunda autoridad de la autonomía catalana, sólo después del presidente de la Generalidad de Cataluña, Francesc Macià. Su actuación fue marcadamente partidista, como demostraron diversas declaraciones públicas y mítines políticos en los que intervino durante la primera mitad de 1933.

Companys permaneció al frente de la cámara catalana hasta mediados de 1933, cuando la abandonó para integrarse en el gobierno de la República. La negativa socialista a participar en un gobierno con los radicales, dejó a Azaña como único candidato a presidente del Consejo, con un gobierno en el que entraron los federales y, por vez primera, ERC. Los propósitos fundamentales de Esquerra para sostener el gobierno eran, por una parte, prolongar la legislatura temiendo un posible triunfo de las derechas en las elecciones. Por otro, presionar para conseguir el traspaso de las competencias contempladas en el nuevo estatuto (os suena?).

En este contexto se produjo la entrada de Companys en el gobierno, sustituyendo como ministro catalán a Carner, pero sin hacerse cargo de su cartera, sino de una de muy bajo perfil, la de Marina, para disgusto del propio Companys y de su partido

IV Govern republica d'Azaña, d'esquerra a dreta:  Franchy Roca, Marcelino Domingo, Largo Caballero, Lluís Companys, Barnés, Viñuales, Azaña, De los Ríos, Alvaro de Albornoz, Casares Quiroga i Indalecio Prieto
IV Govern republica d’Azaña, d’esquerra a dreta: Franchy Roca, Marcelino Domingo, Largo Caballero, Lluís Companys, Barnés, Viñuales, Azaña, De los Ríos, Alvaro de Albornoz, Casares Quiroga i Indalecio Prieto

Companys fue Ministro de la Marina entre junio y septiembre de 1933. Ocupó la cartera con «desgana y sin interés», desarrollando una labor poco reseñable, con escasos proyectos de ley remitidos al parlamento. Retornado a Barcelona, Companys se volcó de nuevo en la política catalana.

Los resultados en toda España en las elecciones generales de 1933 supusieron una rotunda derrota para los partidos republicanos de izquierda que prácticamente desaparecían del hemiciclo  y una reducida representación para el PSOE, quedando la CEDA como partido con más diputados, con los radicales en segundo lugar.

Presidente de la Generalidad de Cataluña

 «Renacido el espíritu inmortal de nuestra raza, toma posesión victoriosa de esta fortaleza, para celebrar de nuevo Cortes nuestras, que dictaran leyes nuestras, en lengua nuestra». Antológico.

texto que pronunció Lluís Companys en el año 1932 al ser elegido precisamente President del Parlament.

El 25 de diciembre de 1933, apenas constituido el primer gobierno del bienio radical-cedista, encabezado por Lerroux, se produjo la muerte de Macià. La identificación de Companys como la opción republicana, obrerista y rabassaire fue la que hizo que fuese el elegido.

Su vinculación con el anarcosindicalismo suscitaba recelos en tanto que desde los sectores más conservadores de Cataluña se ponía en duda su capacidad. Más aún, en contraste con la figura de Macià, al que se consideraba representante de toda Cataluña, Companys era visto solo como un hombre de partido, sectario.

Una de las primeras medidas impulsadas por el nuevo gobierno fue la Ley de Contratos de Cultivo, que pretendía sustituir los contratos de rabassa morta por otros más favorables para los arrendatarios de viñedos, de forma que los rabassaires pudiesen acceder a la propiedad de la tierra que cultivaban según unas condiciones menos restrictivas que las existentes entonces (los arrendatarios podrían comprar la tierra que trabajaban tras un periodo de cultivo ininterrumpido de quince años; también se estipulaba que los contratos de arrendamiento tuvieran una duración de seis años).

Se trataba de la primera ley importante de carácter socioeconómico promovida por la Generalidad de Cataluña y fue aprobada por el Parlamento de Cataluña, por unanimidad (la Lliga se había retirado del Parlamento tras las elecciones municipales catalanas celebradas en enero), el 21 de marzo de 1934. Entró en vigor el 11 de abril.

Sin embargo, la nueva legislación contó con la oposición frontal de los propietarios, agrupados en el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, y de la Lliga Catalana, la cual pidió y apoyó el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Gobierno de la República (os suena?), presidido por el radical Ricardo Samper ante el Tribunal de Garantías Constitucionales el 4 de mayo.

El 10 de junio de 1934, el tribunal declaró, por 13 votos a 10, que el Parlamento de Cataluña no tenía competencias sobre el tema y anuló por tanto la ley (os suena?)  lo que se tradujo inmediatamente en protestas callejeras en Barcelona y diversos puntos de Cataluña.

Ante este hecho, interpretado por Esquerra como una agresión al autogobierno catalán, sus diputados, juntos con los de la Unió Socialista de Catalunya, se retiraron de las Cortes españolas. Por su parte, dos días después de la sentencia, el gobierno catalán hizo aprobar en el Parlamento un texto idéntico al declarado anticonstitucional, especificando además su carácter retroactivo respecto a la fecha inicial de entrada en vigor.

Por su parte, las fuerzas de la izquierda republicana española, apoyaban las reivindicaciones catalanas. Así, durante el debate sobre la Ley de Contratos de Cultivo en las Cortes españolas, el 21 de junio, Azaña afirmaba que «el poder autónomo de Cataluña es el último poder republicano que queda en pie en España».

La ley de contratos de cultivo tenia otra finalidad, mucho mas politica. La posicion de ERC sobre el paro fue su énfasis en las nefastas consecuencias de la inmigración. Esquerra atribuía el desempleo a una oferta excesiva de mano de obra (obreros que habían ido a trabajar a Barcelona antes de la Exposición Universal de 1929), y abogaba por la repatriación de los inmigrantes no catalanes.

En otras palabras, ERC interpretaba el desempleo en términos nacionalistas. Resulta irónico que con la izquierda liberal por primera vez en el poder en 1930, el partido gobernante definiese la inmigración como«una ofensiva contra Cataluña» y explotase el tema políticamente, pese a que Barcelona llevase recibiendo a trabajadores no catalanes desde la década de 1880.

El discurso de ERC formaba parte de una estrategia deliberada para dividir a la clase obrera en términos étnicos y entre los que trabajaban y los que no.

Por más que pueda sonar a teoría de la conspiración, la política llevada a cabo por ERC en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona se basó en esta estrategia divisoria.

En un principio, Esquerra planeó recurrir el paro a través de la repatriación voluntaria de inmigrantes. Poco después de proclamarse la República, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona alquilaron un tren para llevar a los inmigrantes de vuelta al sur de España. Por toda la ciudad aparecieron carteles anunciando el viaje y prometiendo comida y bebida gratis para el trayecto completo de más de un día de duración.

El gran interés que despertó la operación complació enormemente a las autoridades y un tren repleto de pasajeros dejó Barcelona rumbo al sur. Sin embargo, en lo que pudo ser un acto de sabotaje, el tren fue obligado a parar en La Bordeta, el punto más cercano a La Torrassa de la línea ferroviaria. Cuando volvió a ponerse en marcha, casi todos los inmigrantes habían huido llevándose consigo la comida y bebida gratuita. Tras esta farsa, ERC optó por la repatriación forzosa, una iniciativa más cara que tampoco tuvo éxito. No es de extrañar que los obreros se opusiesen a la repatriación, en especial porque un inmigrante del sur rural podía fácilmente haberse pasado un año ahorrando para poder pagar el pasaje del barco o las 40 horas de viaje en autobús a Barcelona.

Era bastante habitual que los inmigrantes deportados regresasen casi inmediatamente después de ser deportados a su casa adoptiva, conscientes de que las fábricas de Barcelona ofrecían más posibilidades de encontrar trabajo que la agricultura del sur de España, en plena crisis. En ocasiones, obreros en paro repatriados dos veces en una misma semana como supuestos «mendigos», estaban de vuelta en Barcelona ese mismo fin de semanas.

Sin embargo, ERC no pareció inmutarse y a cambio instituyó nuevos controles especiales, ignorando el hecho de que éstos contravenían su compromiso anterior de respetar «la libertad de movimiento y selección de residencia», consagrado en los estatutos del partido.

Pese a no tener autoridad para regular el acceso de los ciudadanos españoles a Cataluña, Esquerra estaba decidida a cambiar el estatus de Barcelona como «ciudad abierta» y detener la «invasión» de inmigrantes: como diría L’Opinió, nadie toleraría que se le instalase un desconocido en casa «bajo pretexto que es mejor que su propia casa.»

ERC quería establecer por todos los medios un «cordón sanitario» de controles de inmigración, que sería impuesto por una nueva fuerza policial de inmigración ubicada en las estaciones de trenes y puertos barceloneses, y en las principales entradas de carretera a la ciudad. Esquerra también era partidaria de un sistema de «pasaportes» que obligase a los inmigrantes a demostrar que contaban con una oferta de trabajo o ahorros. La idea era que todas estas medidas, «duras pero justas», reducirían el paro al menos en un 50 por ciento y lograrían «evitar [la llegada de] aquellos que vendrían a crear conflictos»«.

Para justificar esta política, se puso en marcha una ofensiva propagandística contra los inmigrantes, que continuaría a lo largo de toda la República y que crecería en proporción directa a la crisis económica y el conflicto social; poco importaban los indicios del voto en tropel de los obreros inmigrantes a ERC en las elecciones de abril y junio de 1931, y su apoyo al logro de una autonomía catalana.

El ataque a los inmigrantes coincidió con el ascenso del ala nacionalista racista de ERC, coalición todavía muy inestable. Una ola antiinmigratoria repentina y violenta estigmatizó a los obreros de fuera de Cataluña, evocando imágenes de una «inundación» «sistemática» de «forasteros» en «nuestra casa» (casa nostra):

«La llegada de trenes llenos de gente que vienen [a Barcelona] a estar parados», formando «enjambres» y «plagas virulentas» de pobres «indignos» y un «ejército» de mendigos. La prensa de Esquerra solía describir a los parados en castellano («los sin empleo» o «los parados»), en vez de en catalán, («els sense feina» o «els parats»), un contraste que reflejaba la visión nacionalista de una sociedad catalana unida y armoniosa a cuya capital los inmigrantes «acudían» a«estar desempleados».

Los murcianos eran el principal blanco de estas críticas, pese a representar tan sólo un porcentaje pequeño de la población inmigrante de Barcelona. Se les vilipendiaba de forma muy parecida a los irlandeses durante la Inglaterra victoriana, acusándoles de ser fuente de crimen, enfermedad y conflicto.

Según el estereotipo del «murciano inculto», los inmigrantes eran una tribu inferior de degenerados, como los miembros «retrasados» y «salvajes» de las tribus africanas. Esta mentalidad de tipo colonial podía vislumbrarse en las viñetas de hombres y mujeres murcianos, donde aparecían como feos seres infrahumanos. Carles Sentís, un periodista republicano que publicó una serie de informes sobre La Torrassa («La pequeña Murcia») en L’Hospitalet, promocionó este tipo de actitud, resaltando las prácticas moralmente aborrecibles y la indisciplina general de los inmigrantes.

Para Sentís, los inmigrantes eran una raza primitiva con una cultura «previa», que vivían en estado de naturaleza. En concreto, atribuía el origen de todos los problemas sanitarios y sociales de La Torrassa, como el tracoma y la delincuencia juvenil, a la promiscuidad de la mujer murciana y un «régimen de amor libre». Desgraciadamente, para el resto de los parados, estos inmigrantes«vegetantes» eran una carga «asfixiante» sobre unos recursos de asistencia social ya de por sí al límite de sus posibilidades: «Cuando llegan a la ciudad lo primero que preguntan es dónde está la oficina de beneficencia», «robando el pan a nuestros niños catalanes» y convirtiendo Barcelona en un enorme «asilo para pobres». De hecho, Esquerra afirmó querer hacer más por los parados, pero que temía que sólo lograría con ello «atraer a Barcelona a los parados de toda España».

La política de desempleo de ERC se basaba en la premisa de un juicio Final secular, diseñado para ayudar a los «pobres meritorios» y reprimir al mismo tiempo a los parados «poco honrados» y «viciosos» en asilos para pobres. Como explicó un republicano local, el Departamento de Asistencia Social del Ayuntamiento de Barcelona era el que valoraba «quién necesitaba ayuda y quién debía ser reprimido». En muchos aspectos, esta política representaba la continuación de la distinción decimonónica entre los pobres «meritorios» y los «indignos»: se consideraba a los primeros capaces de superarse y, por tanto, meritorios de recibir asistencia oficial, mientras que los segundos eran unos«indeseables»«pobres profesionales», un peligro para la sociedad que había que reprimir. Según este argumento, para optar a las ayudas de la Comissió Pro-Obrers sense Treball, los «sin empleo» tenían que empezar por demostrar que eran «obreros verdaderos» y no «vagos», comprometiéndose a aceptar cualquier trabajo que les ofreciesen (no os suena?).

También debían satisfacer una serie de condiciones rigurosas, como acreditar su residencia en Barcelona al menos durante cinco años, una cláusula que excluía al número sustancial de inmigrantes llegados a la ciudad para trabajar en los programas de obras públicas de Primo de Rivera después de 1926, así como a los miles de obreros que volvieron a Barcelona tras el colapso de la economía europea en 1929, o que habían pasado la dictadura en el exilio.

Asimismo, la Comissió exigía que los parados demostrasen su «buena conducta» en el pasado, una condición que en realidad servía para excluir a todos aquellos que hubiesen jugado un papel activo en la CNT. No es de sorprender que se acusase a la bolsa de trabajo de la Generalitat, dedicada a los parados «meritorios», de ignorar la suerte de los obreros que habían caído víctimas de sus patronos debido a su participación en actividades sindicales.

Como resultado de la política de ERC, el acoso diario de los parados en las calles aumentó considerablemente. La persecución de obreros «indocumentados» es un buen ejemplo. De la noche a la mañana, desapareció la tolerancia de la que había hecho gala la policía en su trato con los obreros en paro que no podían permitirse mantener sus papeles al día. Además, el Ayuntamiento de Barcelona expidió una nueva Tarjeta d’Obrer Parat que básicamente era un sistema de documentos de identidad en el que constaba el historial laboral del individuo: el que no lo llevase consigo se exponía a ser enviado a un asilo para pobres o a ser repatriado. También se organizó en los municipios una «fuerza policial especial»como parte de la Guàrdia Urbana para lidiar con los parados, equipos especializados en la «laboriosa tarea» de «purificar» a los «sin empleo».

En palabras de L’Opinió, el objetivo del Ayuntamiento no era dar asistencia a los pobres sino «repatriar forasteros y aislar a los vagos […] separar el problema del paro de la «vagancia». Dada la naturaleza represiva y exclusiva de las organizaciones oficiales a cargo del desempleo, los obreros inmigrantes lógicamente preferían mantenerse alejados de éstas, de tal forma que, a mediados de 1931, el número de parados registrados en la bolsa de trabajo de la Generalitat no llegaba a los 10.000. Más revelador aún era el hecho de que en el sector de la construcción, tan sólo 3.593 obreros estuviesen registrados en la bolsa de trabajo, cuando el número de desempleados en esta industria, principal fuente de empleo para los inmigrantes en Barcelona, estaba cerca de los 15.000.

A medida que se abría el abismo entre las instituciones republicanas y los parados, crecía la paranoia de las autoridades respecto al tema del orden público, susceptibilidad aplicable a toda muestra de jaleo popular, ya fuesen discusiones de borrachos o invasiones del campo de juego en los partidos de fútbol. Incluso se describía el crimen contra la propiedad y el crimen callejero como conspiraciones antigubernamentales de los «llamados sin trabajo», al tiempo que se expresaba inquietud ante las pandillas de «enemigos de la República» cuya misión consistía «en cometer atracos para desacreditar el nuevo régimen». Siendo gobernador civil, Companys advirtió que los «maleantes» y los «elementos indeseables» estaban «haciéndose pasar por parados» y «provocando» a los «sin empleo» a cometer «actos criminales» y «atrocidades» en nombre de «subversivos anónimos» y otros «enemigos armados del pueblo», que querían convertirse en los «dueños de las calles.»

En círculos republicanos, el sentimiento generalizado era que los parados estaban abusando de las libertades democráticas de forma «intolerable», pues se «sentían valientes» para protestar con «arrebato», mientras que «no habían dicho una palabra durante siete espaciados años de dictadura» cuando «era más peligroso». Como la lógica de la«república del orden» negaba a los parados el derecho legítimo a quejarse sobre su situación, cualquiera que lo hiciese se convertía en un «enemigo de la democracia». Así, Esquerra insistía en que el principal problema del paro era la protesta que traía consigo.»

El 28 de junio, Josep Dencàs se hacía cargo de la cartera de Gobernación. Militante de ERC, Dencàs era el fundador y líder de las Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català (JEREC), las cuales formaban el ala independentista de Esquerra. Las JEREC se oponían frontalmente al anarcosindicalismo, porque consideraban que los conflictos sindicales desviaban la atención de los obreros de la lucha verdaderamente importante, la «nacional». Para ello, contaban con una fuerza de choque, los escamots.

Tras su nombramiento, Dencàs nombró a Miquel Badia, amigo y colaborador en las JEREC, como responsable de Orden Público. El tándem Dencàs-Badia adoptó métodos expeditivos contra las organizaciones sindicales, lo que sería muy criticado.

Un aspecto no esclarecido sobre los sucesos de octubre de 1936 en Barcelona fue la razón por la cual el presidente Companys encargó la cartera de Gobernación a alguien tan alejado ideológicamente, al cual incluso desde dentro del gobierno catalán se había calificado de fascista, y en unos momentos de máxima tensión social.

El historiador Jordi Rabassa apunta dos posibles razones. Una sería que Companys necesitaba aplicar una política más contundente en el ámbito del orden público y no quería aparecer como el responsable de ello, para lo que necesitaría a Dencàs como chivo expiatorio. Otra sería que, en caso de fracasar, Companys podría deshacerse los independentistas de Estat Català, el grupo más fuerte opuesto a su política dentro de su partido.

El propio Dencàs afirmaría que Companys le había nombrado consejero de Gobernación para preparar una revuelta independentista. Durante los meses siguientes, Dencàs amenazaría varias veces con dimitir, al no haber recibido el visto bueno del gobierno catalán para desencadenar la intentona independentista, el cual tampoco había autorizado la compra de armas en Europa para preparar la rebelión.

El conflicto entre los gobiernos central y autónomo siguió durante el verano. El 26 de junio, el gobierno de Samper anunciaba que declaraba la nueva ley catalana nula y sin efecto, al tratarse de la misma ley que había sido declarada anticonstitucional y que estaba considerando legislar por decreto en relación con los conflictos de competencias entre los gobiernos estatal y autónomo.

Tres días después se anunció la creación de un nuevo gobierno, bajo la presidencia de Alejandro Lerroux y la presencia de tres ministros de la CEDA. Los partidos republicanos (salvo el radical) expresaron inmediatamente su rechazo a dicha fórmula.

Golpe de estado. La proclamación del Estado catalán:

CATALANES: Las fuerzas monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar a la República han logrado su objetivo y han asaltado el poder (sic). Los partidos y los hombres que han hecho públicas manifestaciones contra las menguadas libertades de nuestra tierra, los núcleos políticos que predican constantemente el odio y la guerra a Cataluña, constituyen hoy el soporte de las actuales instituciones.[..]

Todas las fuerzas auténticamente republicanas de España, y los sectores sociales más avanzados (sic), sin distinción ni excepción, se han alzado en armas contra la audaz tentativa fascista. [..]

En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del Poder en Cataluña, proclama el ESTADO CATALÁN de la República Federal Española, y al establecer y fortalecer la relación con los dirigentes de la protesta general contra el fascismo (sic), les invita a establecer en Cataluña el gobierno provisional de la República, que hallará en nuestro pueblo catalán el más generoso impulso de fraternidad en el común anhelo de edificar una República Federal libre y magnífica. [..]

CATALANES: La hora es grave y gloriosa. El espíritu del presidente Macià, restaurador de la Generalidad,nos acompaña. Cada uno en su lugar y Cataluña y la República en el corazón de todos. ¡Viva Cataluña! ¡Viva la República! ¡Viva la libertad!

— Bando de la Generalidad de Cataluña

Lluís Companys, Presidente de la Generalidad – Joan Casanovas, Presidente del Parlamento – Los Consejeros: Joan Lluhí i Vallescà, Josep Dencàs i Puigdollers, Martí Esteve i Guau, Ventura Gassol i Rovira, Joan Comorera i Soler, Martí Barrera i Maresma, Pere Mestres i Albert

Barcelona, 6 de octubre de 1934

Tras la entrada en el gobierno de la República de tres ministros de la CEDA y al desatarse la huelga revolucionaria convocada por los socialistas en octubre en diversos puntos del país, el 6 de octubre de 1934 Companys, tras acusar al nuevo gobierno español legitimo salido de las urnas de «monarquizante» y «fascista», proclamó el «Estado Catalán». Companys contaba con el apoyo de las fuerzas catalanistas de izquierda y con los partidos y organizaciones obreras, agrupados en la Alianza Obrera. Con la importante salvedad de la CNT que se había negado a secundar la huelga.

Companys pretendía iniciar una revolución izquierdista con la ayuda de los miembros más radicalizados del nacionalismo catalán (Dencàs y sus pelotones, Compte y los miembros del CADCI, etc), que junto con un levantamiento en toda España (la revolución sólo triunfa a Asturias) , terminara con el gobierno derechista de Lerroux . Grupos nacionalistas organizaron concentraciones paramilitares («Nosaltres sols», «Partido Nacionalista Catalán», «Jóvenes de Estado Catalán», etc) en la plaza Universitat de Barcelona, para conseguir el apoyo de la juventud a la insurrección.

Los hechos del 6 de Octubre terminaron el día siguiente, cuando Companys se rindió al General Batet .Cuatro disparos, un militar y un par de nacionalistas muertos en el local del CADCI (Jaume Compte y González Alba) es el resultado de aquella alocada aventura de Companys . Los desesperados intentos que “El Pajarito” había hecho por radio para que los catalanes acudieran a apoyarlo, fracasaron. Se quedó sólo. Ni sus compañeros anarquistas acudieron a salvarlo.

Tras la intervención militar dirigida por el comandante en jefe de la IV División Orgánica, el general Batet, Companys fue detenido junto con el gobierno catalán en pleno y encarcelado en el buque Uruguay, fondeado en el puerto de Barcelona, que fue requisado para ser utilizado como prisión. Companys y sus consejeros permanecieron recluidos en el Uruguay hasta el 7 de enero de 1935, cuando fueron trasladados a la cárcel Modelo de Madrid para ser juzgados por el Tribunal de Garantías Constitucionales.

Azaña consideraba a Companys por esta época (1934) “un iluminado, seguro de su fuerza, del porvenir, engreído”, con la cabeza llena de tópicos insustanciales, de un “exaltado nacionalismo” de ocasión. El testimonio de Azaña sobre Companys se vuelve aún más duro al referirse a la reanudación de la guerra en 1936, y la connivencia de la Esquerra con los anarquistas en el saqueo del Estado: “Su deber (de Companys) más estricto, moral y legal, de lealtad política e incluso personal, era haber conservado para el Estado, desde julio acá, los servicios, instalaciones y bienes que le pertenecían en Cataluña. Se ha hecho lo contrario. Desde usurparme (y al Gobierno de la República, con quien lo comparto) el derecho de indulto, para abajo, no se han privado de ninguna invasión de funciones. Asaltaron la frontera, las aduanas, el Banco de España, Montjuich, los cuarteles, el parque, la telefónica, la CAMPSA, el puerto, las minas de potasa… ¡Para qué enumerar! Crearon la Consejería de Defensa, se pusieron a dirigir la guerra, que fue un modo de impedirla, quisieron conquistar Aragón, decretaron la insensata expedición a Baleares para construir la Gran Cataluña…”… 

Recuerdo del 6 de Octubre de 1934

La noche del 6 de octubre de 1934 las familias cristianas pasaron horas de angustia y de temor. En Cataluña los partidos anarcomarxistas se sumaron a la revuelta de Lluís Companys en Barcelona y de los mineros en Asturias. En Navàs (Bages) esa noche asesinaron al párroco mosén Morta e incendiaron la iglesia parroquial. Mosén Morta, detenido, fue asesinado en una calle céntrica de Navàs y antes de expirar sufrió crueles torturas e insultos. De madrugada, Ramón Serra, un leñador, pistola en mano, junto a otros valerosos navasenses, al conocer que Lluís Companys se había rendido, se dirigieron al ayuntamiento y expulsaron al Comité Revolucionario que se había apoderado de la alcaldía y era responsable de la muerte del sacerdote y del incendio de la iglesia parroquial.

También esa noche del 6 de octubre, incendiaron el templo de Vilafranca del Penedès, de Morell, de Vilanova i la Geltrú, de Castellví de la Marca y de Sant Jaume de Domenys. En Mataró obligaron, pistola en mano, al cura párroco Dr. Samsó, a entrar en el templo e incendiar los altares y la imaginería. El Dr. Samsó se negó con firmeza y a punto de asesinarlo, los incendiarios al conocer la rendición de Lluís Companys huyeron al mismo tiempo que entraban en el templo buenas personas de Mataró a apagar el fuego iniciado por los milicianos.

En el pueblo de Subirats, esa noche, los “rojos” condujeron detenido al párroco, mosén Miguel Cirés, a las afueras y le ataron a un árbol. Cuando los revolucionarios de Subirats conocieron la rendición de Lluís Companys huyeron y dejaron abandonado al sacerdote, atado, a punto de ser asesinado. Días después, un amigo de mosén Cirés le regaló una pistola para protegerse si alguien le atacaba cuando se encontrase en descampado para asistir a enfermos. Informado el obispo, Dr. Irurita, ordenó al sacerdote que se deshiciese de la pistola, y le dijo que prefería un sacerdote mártir que a un combatiente.

El 19 de julio de 1936 mosén Cirés fue asesinado como tantos cientos de sacerdotes y el mismo obispo Dr. Irurita. En Asturias, la revolución de 6 de octubre de 1934 duró más tiempo y fueron asesinados 34 eclesiásticos, totalmente indefensos, muchos de ellos docentes religiosos de los hijos de los mismos mineros que les persiguieron. El obispo de Oviedo, por suerte, se encontraba enfermo y hospitalizado en Pola de Gordón, pero al conocerse la tragedia perdió el habla y murió de angustia en Madrid, al cabo de un mes de haber estallado la revuelta.

Lluís Companys en octubre de 1934 fue detenido y condenado a muerte. El obispo de Barcelona, Dr. Manuel Irurita, fue el primero, entre centenares de firmas, que pidió clemencia y solicitó su indulto. A Lluís Companys le fue conmutada la pena capital. Pasaron dos años y el 20 de julio de 1936, al estallar la revolución anarcomarxista, Companys investido nuevamente presidente de la Generalitat, sabía que una patrulla de milicias dirigidas por García Oliver asaltaría el palacio del obispo de Barcelona y no movió ni un dedo para evitar que fuese detenido. El obispo se había refugiado en el domicilio de la familia Tort. En diciembre de 1936 fue descubierto y trasladado a una checa. Después fue conducido al cementerio de Montcada, donde, sin juicio ni piedad, fue asesinado por uno de los comités legalizados por Companys.

Lluís Companys en octubre de 1934 fue detenido y condenado a muerte. El obispo de Barcelona (en la foto, votando en las elecciones de febrero de 1936), Dr. Manuel Irurita, fue el primero, entre centenares de firmas, que pidió clemencia y solicitó su indulto. A Lluís Companys le fue conmutada la pena capital. Pasaron dos años y el 20 de julio de 1936, al estallar la revolución anarcomarxista, Companys investido nuevamente presidente de la Generalitat, sabía que una patrulla de milicias dirigidas por García Oliver asaltaría el palacio del obispo de Barcelona y no movió ni un dedo para evitar que fuese detenido. El obispo se había refugiado en el domicilio de la familia Tort. En diciembre de 1936 fue descubierto y trasladado a una checa. Después fue conducido al cementerio de Montcada, donde, sin juicio ni piedad, fue asesinado por uno de los comités legalizados por Companys.
Lluís Companys en octubre de 1934 fue detenido y condenado a muerte. El obispo de Barcelona (en la foto, votando en las elecciones de febrero de 1936), Dr. Manuel Irurita, fue el primero, entre centenares de firmas, que pidió clemencia y solicitó su indulto. A Lluís Companys le fue conmutada la pena capital. Pasaron dos años y el 20 de julio de 1936, al estallar la revolución anarcomarxista, Companys investido nuevamente presidente de la Generalitat, sabía que una patrulla de milicias dirigidas por García Oliver asaltaría el palacio del obispo de Barcelona y no movió ni un dedo para evitar que fuese detenido. El obispo se había refugiado en el domicilio de la familia Tort. En diciembre de 1936 fue descubierto y trasladado a una checa. Después fue conducido al cementerio de Montcada, donde, sin juicio ni piedad, fue asesinado por uno de los comités legalizados por Companys.

Las consecuencias para la autonomía catalana fueron desastrosas. El 7 de octubre, con el país aún bajo el estado de guerra, el general Batet designó al coronel de Intendencia Francisco Jiménez Arenas presidente accidental de la Generalidad. El 2 de enero, las Cortes aprobaban una ley por la que se suspendía el estatuto de autonomía, nombrándose a un gobernador general de Cataluña que asumía las funciones del presidente de la Generalidad y de su consejo ejecutivo.

Companys y sus consejeros fueron juzgados por rebelión por el Tribunal de Garantías Constitucionales. El 6 de junio de 1935 por diez votos a favor y ocho en contra, Companys y los miembros de su gobierno fueron condenados a treinta años de reclusión mayor e inhabilitación absoluta. Posteriormente Companys y los consejeros Comorera y Lluhí fueron trasladado al penal de El Puerto de Santa María (Cádiz), en tanto que el resto de consejeros eran internados en la cárcel de Cartagena.

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A pesar de ello, fue candidato del Front d’Esquerres en las elecciones de febrero de 1936 por la circunscripción de Barcelona-ciudad, resultando elegido diputado.

La restauración de la Generalidad de Cataluña

«Venimos para servir a nuestros ideales. Traemos el alma pletórica de sentimiento; nada de venganzas, pero sí de un nuevo espíritu de justicia y reparación. Recogemos las lecciones de la experiencia, volveremos a sufrir, volveremos a luchar y volveremos a ganar. 

Difícil es la labor que nos aguarda; pero os digo que estamos seguros de nuestras fuerzas, que nos llevará hacia adelante por Cataluña y por la República.[..]»

Discurso de Lluís Companys desde el balcón del palacio de la Generalidad en la plaza de la República (actual plaza de Sant Jaume) el 1 de mazo de 1936

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones celebradas el 16 de febrero, no tardó en llegar la amnistía.

Tras la dimisión de Portela, Azaña formó gobierno el 19 de febrero. Ante los continuos tumultos y manifestaciones exigiendo que los presos de octubre fuesen liberados, el presidente del Consejo propuso a la Diputación Permanente de las Cortes un decreto de amnistía. El 21 resultaba aprobado el decreto-ley y se dieron las instrucciones para que se produjese urgentemente la liberación de presos. 

Los hechos se precipitaron en Cataluña, caen los primeros hombres de derechas asesinados (los hermanos Miquel y Josep Bahía el 28 de abril de 1936), se empiezan a quemar iglesias y las amenazas se vuelven realidad por todas partes.

Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, con el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, Josep Tarradellas, Aurelio Fernández... de mayoría anarquista. La represión en Cataluña será brutal. Las milicias actuarán con una arbitrariedad inconcebible, como atestigua el caso de unos novios que fueron detenidos mientras contraían matrimonio; en el mismo acto fueron asesinados los novios y el sacerdote... El número de sacerdotes y religiosos asesinados en Cataluña, en las primeras semanas de guerra, suman 651; después habrá más.
Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, con el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, Josep Tarradellas, Aurelio Fernández… de mayoría anarquista. La represión en Cataluña será brutal. Las milicias actuarán con una arbitrariedad inconcebible, como atestigua el caso de unos novios que fueron detenidos mientras contraían matrimonio; en el mismo acto fueron asesinados los novios y el sacerdote… El número de sacerdotes y religiosos asesinados en Cataluña, en las primeras semanas de guerra, suman 651; después habrá más.

Guerra Civil

«Hoy sois los dueños de la ciudad y de Cataluña porque sólo vosotros habéis vencido a los militares fascistas, y espero que no os sabrá mal que en este momento os recuerde que no os ha faltado la ayuda de los pocos o muchos hombres leales de mi partido y de los guardias y mozos de escuadra [..]

Habéis vencido y todo está en vuestro poder; si no me necesitáis o no me queréis como presidente de Cataluña, decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario, creéis que en este puesto, que sólo muerto hubiese dejado ante el fascismo triunfante, puedo, con los hombres de mi partido, mi nombre y mi prestigio, ser útil en esta lucha, que si bien termina hoy en la ciudad, no sabemos cuándo y cómo terminará en el resto de España, podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político…»

Lluís Companys a la delegación anarquista llegada al Palacio de la Generalidad el 20 de julio de 1936, citado por Juan García Oliver en De julio a julio

Liberado en 1936 tras la victoria del Frente Popular, en previsión de un posible golpe militar nombró al capitán Frederic Escofet como Comisario General de Orden Público de Cataluña.

El levantamiento militar del 18 de julio hace despertar en Cataluña una revolución anarquista que ocasiona miles de muertos. El fracaso en Barcelona de la insurrección lleva a los miembros de las izquierdas a organizarse a través del “Comité de Defensa Confederal”, dirigido por Durruti y García Oliver. Los amigos de Companys exigieron al Presidente el reparto de armas y éste no sólo no se opuso sino que lo alentó (treinta mil fusiles, ametralladoras y cartuchos fueron repartidos entre las masas). El resultado fue la locura, la muerte y la destrucción. La aparición de comités de todo tipo, formados por miembros del Frente Popular (militantes de ERC, de la CNT y otros) los abocó a tomar el poder por la fuerza. El comisario de orden público, general Escofet, dimite de su cargo por que no se quiere hacer responsable del desorden y de las muertes. Companys reúne a sus consejeros y se alegra de la Revolución. Les ofrece el poder. El crimen y la anarquía son recompensados por el Presidente de la Generalitat, quien creó personamente el “Comité Central de Milicias Antifascistas”, auténtico poder durante aquellos años. El 11 de septiembre de 1936, La Vanguardia recogía unas declaraciones suyas con los titulares «el Presidente condena los actos de terrorismo» y «hay que terminar con los actos que se cometen al margen de la Justicia». No solo se trató de declaraciones públicas, enmarcadas en la pugna del gobierno de la Generalidad con el Comité Central de Milicias Antifascistas: Companys fue una pieza fundamental, dado el cargo que ocupaba, en una tarea que involucró a muchas más personas, y cuyos rostros más visibles fueron los consejeros Ventura Gassol y Josep Maria Espanya, el presidente del Parlamento de Cataluña, Joan Casanovas, y el rector de la Universidad de Barcelona, Pedro Bosch Gimpera. En conjunto, salieron de los puertos catalanes 9206 personas (incluyendo entre ellos al cardenal y arzobispo de Tarragona Vidal y Barraquer, capturado por milicianos de la FAI y salvado in extremis de ser asesinado) hacia Marsella y Génova, la mitad de ellos durante 1936, utilizando pasaportes, visados y salvoconductos, muchas veces falsos, expedidos por la Generalidad de Cataluña. En su calidad de presidente, Companys firmó con el delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja un convenio que preveía que cualquier persona pudiese abandonar la zona de España en la que se encontrase, el cual no fructificó al negarse las autoridades franquistas a firmarlo también.

Lluís Companys acompanyat per al cònsol soviètic Vladimir Antonov-Ovseenko
Lluís Companys acompanyat per al cònsol soviètic Vladimir Antonov-Ovseenko

Durante toda la guerra encabezó el Gobierno de Cataluña en medio de las tensiones entre comunistas y socialistas agrupados en el Partido Socialista Unificado de Cataluña con los anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo, apoyados estos últimos por el POUM. A partir de octubre de 1937 se sucedieron sus enfrentamientos con el Gobierno republicano de Juan Negrín, instalado en Barcelona, y en abril de 1938, tras la ocupación de Lérida, escribió una amarga carta al presidente del Gobierno español, quejándose de las arbitrariedades que estaba cometiendo y de la marginación que sufría el Gobierno catalán.

Los treinta y cuatro meses últimos del gobierno de Lluís Companys (del julio de 1936 al febrero de 1939) fueron una deshonra para Cataluña. Los años más siniestros de su historia. Bajo su gobierno fueron derribados los más valiosos tesoros arquitectónicos religiosos herencia y patrimonio cultural, fueron prohibidos el arte, la literatura y la música religiosa tan propia de Cataluña durante siglos, y fueron perseguidos y asesinados cualquier personalidad asociada con la iglesia o las derechas. En julio de 1936 Companys hace fusilar 199 militares de los que se sublevaron en Barcelona, en el alzamiento del 18 de Julio. Asimismo, Companys firmó un gran número de penas de muerte, entre otras, las de Sara Jordà, madre de Rosa Maria Tutau, de Figueres. Las victimas por los desmanes anarquistas revolucionarios se contaran por miles

Inicio del alzamiento en Barcelona: 19 de julio de 1936

Desde Gobernación, José María España anuncia por teléfono a Companys el inicio del alzamiento, replicando el presidente de la Generalidad con estas palabras: “La tragedia ha empezado. La seguiremos hasta el final.”

Ordena apagar las luces del palacio y alumbrarlo con velas. Solamente cuenta, por toda custodia, con los mozos de escuadra. Guarner desconfía de tal protección y le manda dos hombres de su escolta personal y a su hermano José, para recoger a Companys y acompañarle hasta la Comisaría de Orden Público. Dirigiéndose a Guarner y a Escofet, les dice: “Aquí estoy, dispuesto a vencer o a morir con vosotros.”

Le contesta Escofet:  “Presidente, yo he dado mi palabra de que venceríamos la rebelión si se producía, y sabré cumplir mi promesa.”  Acto seguido Companys arenga a la Guardia de Asalto.

En el asalto al cuartel de Atarazanas, muere Francisco Ascaso. Las masas, exasperadas por la pérdida de Ascaso, asesinan al teniente Colubí de Chánez, cuando sale desarmado y con los brazos en alto del cuartel de Atarazanas.

En la tarde del 19 de julio tiene lugar la invasión del Parque de Artillería de San Andrés por la multitud. En dicho parque hay 30.000 fusiles, cuyo destino, en manos de las turbas, inquieta a Escofet, pues la batalla de Barcelona se podía dar por decidida. Envía al capitán Francisco Gómez Garell al mando de una compañía de la Guardia Civil, para impedir que las armas acaben en poder de las masas, pero regresa a la Comisaría General sin haber podido cumplir su misión, ya que al llegar al Parque de Artillería, estaba invadido por una verdadera multitud, a la que no se atrevió a enfrentarse. Entonces Guarner pide autorización a Companys y a Escofet para defender el parque, pero se la niegan, ya que temen una nueva batalla civil, esta vez con los obreros confederados. Perdido el Parque de Artillería, la Generalidad ha abdicado toda autoridad en Cataluña. Para mayor desdicha de Companys, los anarquistas también se han apoderado del cuartel del Regimiento de Badajoz.

El día 20, Escofet informa a Companys que la rebelión ha concluido, pero el presidente le ataja, diciéndole: “Sí, Escofet, muy bien. Pero la situación es caótica. La chusma armada y sin freno invade las calles y se libra a toda suerte de excesos. ¿Qué podemos hacer frente a ella?”. A lo que Escofet le replica que él ha cumplido su promesa, que era la de sofocar el alzamiento militar. Las fuerzas de Orden Público, al inhibirse, perdieron el armamento, y ahora, con mayor motivo, se negarían a volverse contra el pueblo para recobrar aquellas armas.

Una vez se marchó Escofet del Palacio de la Generalidad, el Presidente quiso entrevistarse con los dirigentes de todos los partidos y organizaciones sindicales, concediendo audiencia a los dirigentes anarquistas. Acuden a la Generalidad Durruti, García Oliver, Ricardo Sanz y Joaquín Ascaso, primo hermano de Francisco, muerto pocas horas antes en el asalto a las Atarazanas. Armados hasta los dientes, en mangas de camisa, sucios de polvo y de humo, los cenetistas entran en el despacho de Companys, quien les recibe con las siguientes palabras:

“Habéis vencido y todo está en vuestro poder. Si no me necesitáis o no me queréis como presidente de Cataluña, decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario, creéis que en este puesto, que sólo muerto hubiese dejado ante el fascismo triunfante, puedo, con los hombres de mi partido, mi nombre y mi prestigio, ser útil en esta lucha, que si bien hoy termina en Barcelona, no sabemos cuándo ni cómo terminará en el resto de España, podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político, que está convencido de que hoy muere todo un pasado de bochorno, y que desea sinceramente que Cataluña marche a la cabeza de los países más adelantados en materia social.”

Aquella tarde del día 20 de julio, y en otro salón de la Generalidad están reunidos los representantes de los partidos del Frente Popular en Cataluña, estando presentes Vidiella, Comorera, Sesé y Valdés, en nombre de los partidos marxistas; Tarradellas y Aiguader por la Ezquerra; Tassis y Marca, de Acció Catalana y Andrés Nin, por el POUM, partido comunista antiestalinista, aunque separado de la IV Internacional y desautorizado por el propio Trotski.

Cuando están comentando la creación de un Consell formado por todos los partidos del Frente Popular, irrumpen inesperadamente en la sala Companys, Durruti, García Oliver, Ricardo Sanz y Ascaso; los últimos todavía armados con fusiles y pistolas. García Oliver se adueña inmediatamente de la situación y exige, sin ninguna resistencia por parte de nadie, un Comité Central de Milicias de Cataluña, para dirigir la revolución, investigar la retaguardia y abastecer de hombres y armamento al frente de Aragón. Dicho Comité estaría compuesto por miembros de la sindical socialista, UGT, de la Esquerra y de los minúsculos partidos marxistas, así como de la CNT y de la FAI. Así pues, los anarquistas iban a dominar cumplidamente aquella improvisada organización política.

Por decreto del 23 de julio de 1936, se crea el “Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña”, dominado por la CNT y la FAI, y al día siguiente publican, en siete apartados, sus fines y principios. En el último apartado, el Comité “espera que dada la necesidad de constituir un orden revolucionario para hacer frente a los núcleos fascistas, no tendrá necesidad, para hacerse obedecer, de recurrir a medidas disciplinarias”.

El teniente coronel Enrique Pérez Farrás, asume la jefatura militar de las “Milicias Armadas de Cataluña”. Pero inmediatamente tiene que renunciar al puesto por presiones anarquistas, y unirse a la columna Durruti como asesor militar, y la “Sección de Operaciones del Comité de Milicias” pasa a cargo de García Oliver, en tanto que otros compañeros de ideología ocupan importantes departamentos, como Abad de Santillán, dirigiendo el “Alistamiento y Reclutamiento de milicianos”. Eugenio Vallejo se puso al frente de las industrias de guerra.

Escofet y Guarner tuvieron que dimitir de sus respectivos cargos de comisario y jefe de Servicios de Orden Público. Sobre Escofet pesa la ira de los anarquistas, por creer que les había engañado la noche del 18 al 19 de julio -al decirles que se podían  ir tranquilos, porque la revuelta no sería el día 19-, por lo que Companys se ve obligado a mandarle a Francia para comprar armas, y que no vuelva hasta que amaine la tormenta.

Guarner recibe en su despacho a Gregorio Jover y a Miguel García Vivancos, del Comité Regional de la CNT, con el inútil intento de encauzar el caos. Les comunica que se acabaron los “paseos” y los registros no autorizados. Jover le replica: “Correrá la sangre. Confía usted mucho en su gente”. Lleva a Guarner al balcón, para que vea que algunos de sus guardias de asalto llevan pañuelos rojos y negros al cuello. Guarner se ve obligado a arrestarlos, acusándoles de uso indebido del uniforme.

Fundación del PSUC.  El 23 de julio de 1936 se funda el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), como resultado de la fusión de cuatro partidos que venían actuando en Cataluña: Unió Socialista de Catalunya, Partit Comunista de Catalunya, Federación Catalana del PSOE y Partit Català Proletari, constituyendo la primera experiencia reunificadora de socialistas y comunistas tras la escisión de 1918. El primer secretario del PSUC será Juan Comorera, que declara su adhesión a la Internacional Comunista.

Primera crisis del Consell

Companys, el 31 de julio, sin consultar previamente con el Gobierno de la República, eleva su título de presidente del Consell de la Generalidad a presidente de la Generalidad. El cambio despierta recelos en Madrid. El 1 de agosto, la Generalidad forma nuevo Consell. La CNT-FAI se niega a participar en el Consell, compareciendo ante Companys y Casanovas, García Oliver y Aurelio Fernández, anunciándoles que no tolerarán la existencia de un Consell que no sea lisa y llanamente ficticio. Amenazan que el Comité de Milicias y la CNT suprimirán la Generalidad, si el nuevo Consejo no desaparece de inmediato.

El nuevo Gobierno que se hace público el 5 de agosto, está compuesto por: Sandino, Quero, Martí Esteve, Gassol, España, Mestres, Prunés, Rouret y Puig Ferrater, que conservan sus puestos. Tarradellas recibe ahora dos consejerías: Economía y Servicios Públicos. Calvet estará al frente de otras dos: Agricultura y Abastecimientos. Dimiten forzosamente Comorera, Vidiella y Ruiz Ponseti. Un decreto, firmado por Manuel Azaña el 3 de agosto, ordena la militarización de las milicias voluntarias. Miles de milicianos anarquistas, llenan el Teatro Olimpia para manifestar su negativa de volver a los cuarteles. La CNT en un manifiesto proclama: “No podemos comprender la existencia ni comprender la necesidad de un Ejército regular, uniformado y obligatorio”. La misma postura defiende la FAI. Pero el Comité de Milicias publica un acuerdo con la Consejería de Defensa de la Generalidad para que los mozos correspondientes a los reemplazos de 1933, 1934 y 1935 regresen inmediatamente al Cuartel General de Milicias de Barcelona. Es el principio del fin de la revolución en Cataluña.

La Generalidad arrollada

La Generalidad ha perdido todo el dominio sobre la Justicia y el Orden Público. Éste es ejercido ahora por las patrullas de control con un elevado porcentaje de miembros de la CNT. El Comité de Patrullas está supeditado a la Sección de Investigación, dirigida por el anarquista Aurelio Fernández, el cual se dedica tanto a la represión de las actividades enemigas, como a la vigilancia de fronteras, gobernando el tránsito de bienes y personas.

Aparte de la Sección de Investigación, los elementos más reprobables y exaltados de cada partido, forman sus propias policías paralelas, las cuales llevan sus funciones al robo y al asesinato, naciendo así las checas, con sus torturas, sus crímenes, sus centros de detención y sus agentes especiales.

El 25 de agosto de 1936, la Generalidad, mediante un decreto, establece los Tribunales Populares en Cataluña para los casos de rebelión y sedición militares, derivados del 19 de julio. En Lérida, el tribunal revolucionario estaba compuesto por obreros del POUM, de la CNT-FAI y de la UGT-PSUC, siendo el presidente y el fiscal, ferroviarios del POUM. Ante los paseos y otros crímenes, estos tribunales no ofrecen ninguna garantía.

Como ejemplos escalofriantes de aquella ‘justicia’ impartida por esos tribunales populares, cabe citar la orden dada por Aurelio Fernández, el 1 de septiembre, a las autoridades del buque-prisión Uruguay para liberar a cuatro oficiales detenidos, los cuales son secretamente asesinados, aunque luego el propio Tribunal Popular los ‘juzgue y condene’ a muerte en rebeldía. Lo mismo ocurrió, treinta días después, con los generales Legorburu y Fernández Ampón, así como con el coronel Moxó y el teniente coronel Alcubilla. Otros presos, de menor renombre militar y político, fueron arrebatados de las cárceles, con el pretexto de llevarlos al frente, y asesinados luego en cualquier descampado.

La siniestra organización del SIM. Las checas

De todos los organismos oficiales creados por los rojos para mantener un régimen continuo de terror en las zonas dominadas por ellos, el más cruel, por los procedimientos empleados, fue, sin duda alguna, el SIM (Servicio de Investigación Militar). Después de los sucesos de mayo de 1937, fueron implantados en Barcelona los mismos procedimientos terroríficos que se venían poniendo en práctica en Valencia. El terror bárbaro ejercido por los anarquistas y demás criminales que dominaban Cataluña, fue sustituido por el terror cruel y científico importado en España por los hombres de la GPU (Gosudarstvennoe Politicheskoe Upravlenie), policía política de la Unión Soviética, denominada Dirección Política del Estado.

Los que organizaron y dirigieron el terror del SIM en Cataluña fueron principalmente rusos, con algunos otros extranjeros comunistas que ya habían hecho su aprendizaje en la URSS.

Todas las personas detenidas por los agentes del SIM -cuando no se trataba de casos especiales- eran trasladadas al Departamento de Interrogatorios. Cuando al final del interrogatorio, los agentes creían que los detenidos habían confesado absolutamente todo lo que ellos conocían, eran puestos en libertad o bien mandados a campos de concentración, a construir fortificaciones, o se les asesinaba, cuando no era posible enviarlos a los Tribunales Populares.

Pero cuando los verdugos de Negrín creían que los apresados no habían confesado todo cuanto sabían, eran trasladados al Departamento de Torturas, donde quedaban sometidos a varios procedimientos hasta que llegaban a declarar lo que pretendían los agentes del SIM. Entre los varios procedimientos empleados en la tortura de los desgraciados que caían en sus manos, figuraban:

La nevera, nombre aplicado a una pequeña celda donde los ladrillos del piso estaban colocados de una manera tal, que el hombre encerrado en ella sólo podía permanecer en pie. Además, la persona desnuda, era sometida a duchas de agua helada.

En la celda llamada del huevo, de 1,20 metros de altura y ovalada, quedaban encerrados los detenidos en forma que no podían ni estar acostados ni de pie hasta que confesaban.

En la silla eléctrica eran sentados aquellos a los que querían torturar de una manera más violenta. Paulatinamente eran sometidos a quemaduras lentas, hasta que confesaban.

También existían otras celdas de suplicio, consistentes en una salita que tenía todos los objetos: mesa, sillas, paredes, piso, etc., inclinados. Una vez dentro, el detenido era sometido a un juego de luces. Pocas de las personas sometidas a este atroz suplicio salían con todas sus facultades mentales intactas. Muchos de ellos eran encerrados inmediatamente en manicomios.

Como todas estas penalidades inventadas por los técnicos rusos eran pocas, se añadió el del hambre y el de la falta de vestuario. Todo esto, junto con la suciedad más lamentable, terminaba con la resistencia de los detenidos. Por toda alimentación se les daba una taza de caldo de legumbre, una vez al día, con 150 gramos de pan. Si éste faltaba, no era sustituido por nada.

Cuando estos infelices salían de las cárceles del SIM, era para mandarlos a nuevos infiernos, ya que los entregaban a los campos de concentración, que con la misma falta de alimentación y de vestuario, se les obligaba a construir fortificaciones.  Si alguno de ellos lograba escapar, entonces mataban a los cinco anteriores y a los cinco posteriores del nombre del fugitivo, en la lista general del campo de concentración. A veces también se hacía una selección entre los que se creían que eran más amigos del fugitivo, quienes después de haber sido sometidos a un bárbaro interrogatorio, también eran fusilados.

Entre los documentos rojos que se recogieron con la liberación de Barcelona, se encontró un informe de la Dirección General de Prisiones, en el que confiesa que es tal el estado de los detenidos por falta de alimentación y vestuario, que si no se ponía remedio inmediato a ello, todos estaban condenados a morir. En un campo de concentración se registró un promedio de dos muertos diarios por falta de alimentación y por frío.

Para coronar esta barbarie de terror refinado con que Negrín dominaba Barcelona, 48 horas antes de la entrada de las tropas del Generalísimo, el SIM dio orden de que se evacuase a todos los detenidos. No siendo posible llevar a cabo esta orden por falta de tiempo, se hizo una selección de los presos más “peligrosos”, procediéndose a la evacuación de 800 de los 2.000 detenidos que se encontraban en la Cárcel Modelo y 175 de los 500 que se encontraban en la cárcel de San Elías.

La siniestra prisión flotante del “Uruguay”

El buque “Uruguay” fue construido en 1913, por William Denny Bros. Desplazaba a toda carga 10.348 toneladas, con 145 metros de eslora, 18,4 de manga y 10,8 de puntal. Era propiedad de la Compañía Transatlántica. Bautizado inicialmente como Infanta Isabel de Borbón, cambió de nombre con la llegada de la República. Estaba provisto de tres hélices movidas por dos máquinas de vapor de triple expansión, que le dieron 18,64 nudos en pruebas.

En 1934, fue apartado de su destino en las líneas de América, requisado por el gobierno republicano, y amarrado en Barcelona para servir como cárcel. En 1939 fue hundido y reflotado en 1942, siendo desguazado en Valencia.

El buque-prisión “Uruguay” tuvo desgraciadamente desde el primer momento de la contienda, un punto culminante de atención y su nombre llenó las primeras planas de los diarios.

El Gobierno de aquellos días, presidido por el masón de turno, Manuel Azaña Díaz, junto al de la Generalidad, presidido por el “honorable” Companys, habilitaron como prisión el buque “Uruguay”, anclado en el puerto. A él fueron trasladados los militares detenidos, entre ellos los generales Goded y Fernández Burriel y muchos más presos  civiles, de los que se salvaron de la matanza instantánea de los primeros días. Con las prisiones abarrotadas, no era extraño que a los pocos días el buque-prisión estuviese completamente repleto.

Hacinados en los camarotes, sobre cubierta, bajo las toldillas, en los departamentos inferiores, en la bodega, sólo quedaban los lujosos camarotes para los guardianes, que frente a los ojos de los detenidos, celebraban cada noche grandes orgías y bacanales en que se derrochaba lo robado en las casas principales y en los establecimientos.

La incomunicación de los detenidos era total con respecto al mundo exterior. No podían recibir visita alguna ni siquiera de familiares. La suciedad era la nota dominante, conviviendo los presos con las ratas. Para cada 400 detenidos, había una letrina. En el “Uruguay” abundaban presos republicanos caídos en desgracia y que sus correligionarios de ideologías habían encarcelado, en muchos casos por venganzas personales.

Este buque-prisión fue desde los inicios de la guerra, el complemento de las checas de tierra firme de Barcelona. El régimen carcelario era muy duro. Casi todos los presos estaban afectados de pérdida de memoria, disminución auditiva, visión defectuosa e hinchazón de las piernas. Los parásitos anidaban en los cuerpos y en las prendas de vestir. Las ropas sólo las podían lavar con agua, pues no había jabón.

El director del buque-prisión era un sujeto llamado Monroy, un aventurero que había ingresado en Madrid, poco después del 18 de julio de 1936, en el Cuerpo de Asalto, donde alcanzó el empleo de teniente. Era un personaje siniestro al que temían tanto los encarcelados como el personal de servicio. En los primeros días, abofeteó a varios ordenanzas, porque a su paso no se le cuadraron militarmente. A los detenidos les hacía levantarse a las cinco de la mañana, prohibiéndoles que, durante el día, descansaran en la litera. Hizo disminuir la ración de comida y el trozo de pan y cuando se le antojaba daba orden de que se suprimiese el reparto de agua. Así pues, la vida de los encarcelados transcurrió en un torbellino de sufrimientos y enfermedades. Gracias a los doctores, también presos, Letang, Bordas, Gómez Ulla, Barjau, Isamat y Piulachs, recibieron los detenidos atención y remedios profesionales.

Otro buque-prisión: el “Argentina”

Buque gemelo del anterior, fue construido también en 1913 por Swan, Hunter & Wigham Richardson en Wallsend-on-Tyne (Gran Bretaña). La empresa propietaria, la Compañía Trasatlántica, lo puso en servicio en la línea Mediterráneo-Río de la Plata. En 1932, la Compañía fue obligada por el Gobierno Azaña a reducir los servicios y para ello la Administración republicana anuló el contrato con las comunidades marítimas que dicha empresa tenía firmado con el Estado. A consecuencia de esa decisión arbitraria, el buque permaneció amarrado en el puerto de Barcelona. Su nombre original fue Reina Victoria Eugenia, y con la República se lo cambiaron por el de “Argentina”.

Las penalidades y sufrimientos que padecieron los detenidos en éste buque, fueron de la misma índole que los apresados en el “Uruguay”.

El buque desplazaba a toda carga 15.400 toneladas; su eslora era de 152,50 metros. Tuvo el mismo fin que el “Uruguay”. Una vez reflotado, la chatarra se vendió en Bilbao en el año 1945.

Dos cárceles flotantes en Tarragona

En el puerto de la ciudad de Tarragona funcionaron dos cárceles flotantes: una en el buque “Cabo Cullera” y otra en el “Río Segre”, que fueron complementos de las prisiones de tierra firme. De los dos buques amarrados en el puerto de Tarragona, el que desempeñó mayor protagonismo fue el “Río Segre”. En él se habilitaron las bodegas de proa y popa. Cuando se incrementó el número de detenidos, se recurrió a las bodegas inferiores. Los detenidos eran presos preventivos en espera de juicio, de cuya vista transcurrían muchos meses. Con frecuencia se les enviaba a la Cárcel Modelo de Barcelona y al Castillo de Montjuich, aunque lo habitual era las sacas que realizaban las ‘patrullas de control’ con detenidos elegidos, sin juicio alguno, que eran asesinados.

El “Río Segre” dejó de utilizarse como buque-prisión cuando el puerto de Tarragona fue declarado “zona de guerra”, y, puesto de nuevo en navegación, fue utilizado para transportar víveres desde la URSS a los puertos españoles. Los prisioneros fueron internados en otras prisiones de la provincia, y algunos en las de Barcelona.

Sobre el funesto y perverso SIM

El Servicio de Investigación Militar (SIM) fue creado por el socialista Indalecio Prieto Tuero el 9 de agosto de 1937. Era como un cuerpo de policía política cuya misión era llevar a cabo acciones de información, espionaje y contraespionaje y la represión política e ideológica. En toda España hubo unos 6.000 agentes.

Desde el primer momento actuaron como un órgano de represión política, más utilizado en tareas de seguridad que en las de espionaje, y se dedicaron con una verdadera obsesión a la persecución de disidentes ideológicos, enemigos potenciales o reales de Stalin, y en general a todas aquellas personas que no se doblaran a la voluntad de Moscú. Y ni que decir tiene, a los ‘fascistas’, a los de ideología conservadora, a los directores de empresas, a los religiosos y practicantes, estudiantes, comerciales, a las gentes de orden, etc. etc.

El SIM se le escapó de las manos a su creador, Indalecio Prieto, como él mismo declaró posteriormente:

«En el decreto de creación del SIM -decreto que redacté yo mismo, porque no quise seguir de manera esclava el proyecto que me fue entregado-hay un artículo – el segundo- por virtud del cual los nombramientos de todos los agentes del SIM corresponden exclusivamente al ministro de Defensa Nacional. Ésta era una garantía que previsoramente quise establecer. Nadie podía ser agente del SIM si no estaba en posesión del carné que llevara por duplicado la firma del Ministerio.

Nombrado Durán, jefe de la Demarcación del Ejército del Centro, designa él por sí y ante sí, sin facultades para ello, a los agentes que habían de estar a sus órdenes, que, en número de algunos centenares eran comunistas y sólo cuatro o cinco socialistas, excluyéndose, además a los socialistas que, interinamente, y a propuesta del Ministerio de la Gobernación, desempeñaban entonces la misma misión. Me encontré ante un caso intolerable, por lo cual, alegando, y con fundamento, que me faltaban mandos en el Ejército, dispuse que todos los jefes militares que estuviesen en cargos peculiares del Ejército volvieran a sus antiguos puestos, y así hice retornar a la función militar al comandante Durán.

A raíz del cese de Durán en el SIM recibí la visita de cierto técnico ruso, de estos Servicios, que me dijo:

– Vengo a hablarle de la destitución de Durán. ¿Qué ha ocurrido?

– Nada de particular, que me hacen falta mandos en el Ejército, y he dispuesto que Durán vuelva a él.

– No; usted lo ha destituido por haber nombrado a comunistas para agentes en Madrid.

– También eso es causa bastante, porque Durán carece en absoluto de atribuciones para hacer nombramientos.

– ¿Por qué no ha de poder nombrar agentes?

– Porque, a virtud del decreto de creación del SIM, esa facultad le queda reservada expresamente al ministro.

Leí el decreto, y ante la evidencia de mi afirmación mi visitante alegó:

– Durán podía hacer nombramientos provisionales.

– Ni efectivos ni provisionales. Aquí en España, además, lo provisional se convierte en definitivo.

– Sea lo que sea, vengo a pedirle la reposición inmediata del comandante Durán en la jefatura del SIM, de Madrid.

– Lo lamento mucho, pero no puedo acceder.

– Si no accede a la reposición de Durán quedan rotas mis relaciones con usted.

– Lo lamento, pero el comandante Durán seguirá al frente de su división y no volverá al SIM. La actitud de usted es injustificada y no puedo doblegarme ante ella.

No accedo, efectivamente, y mis relaciones con el técnico ruso, por voluntad de éste, quedan cortadas en absoluto, no le he vuelto a ver desde esa escena ocurrida en Valencia.

Preocupado por el nombramiento del nuevo director del SIM, caí en la desgracia de designar al teniente coronel Urribarri, socialista de mucho tiempo. Al poco de posesionarse del cargo, Urribarri me dijo:

– Soy hombre leal y quiero proceder lealmente con usted. Vengo a decirle que Fulano de Tal (el segundo entre los directivos rusos de estas actividades técnicas, no el que había roto conmigo, sino su lugarteniente) me ha citado a una entrevista que se verificó anoche en una calleja oscura, en el fondo de su automóvil, y dicho señor me invitó a que me entendiera directa y constantemente con él, a espaldas de usted, a lo cual me negué.

–  Así se debe proceder –le dije, y le di las gracias.

Urribarri, hombre cuyo desequilibrio se había acentuado a causa de trabajos enormes al frente del SIM, donde permanecía cuatro o cinco días sin dormir, cambia de conducta, no sé por indicación de quién. Advierto que el SIM ya no obedece a mis órdenes. Urribarri se entendía con quienes le habían requerido antes a entenderse con ellos a espaldas mías. Éste es uno de los incidentes que yo he tenido con los rusos, sin arrepentirme, por procurar que el SIM no fuese instrumento suyo, como lo había sido la Dirección General de Seguridad, para ciertos sucesos que nos han creado.»

Los jefes del SIM

El primer jefe del SIM fue el militante socialista Ángel Díaz Baza, nombrado por Indalecio Prieto, a la sazón ministro de Defensa Nacional. A finales de 1937, Díaz  Baza hizo algunas gestiones encaminadas a llegar a un compromiso con los nacionalistas que pusiese fin a la contienda, gestiones que resultaron totalmente infructuosas. Lo sustituyó Prudencio Sayagües, un antiguo dirigente de la FUE (Federación Universitaria Española) [*] y miembro de Izquierda Republicana, al que sucedió en el cargo un oficial de la Guardia Civil, Manuel Urribarri Barrutell, que en 1938 huyó a Francia con una respetable fortuna en oro y alhajas, producto de sus requisas policiales.

También fueron miembros del SIM, Santiago Garcés Arroyo, el cual participó en el asesinato de José Calvo Sotelo en la noche del 12 al 13 de julio de 1936; Maxim Schneller, jefe de la Sección Extranjera; Ángel Pedrero García; Gustavo Durán Martínez, pianista y compositor de música que al estallar la guerra civil ingresó en el Partido Comunista, encuadrándose a continuación en el 5º Regimiento, del que salió promocionado para importantes cargos militares: jefe de Estado Mayor de la 11ª Brigada Internacional, jefe de la 69ª Brigada y, por último, jefe de división. Tal como hemos mencionado, estuvo al mando del SIM de Madrid, de donde fue destituido por Indalecio Prieto, volviendo de nuevo al frente y haciéndose cargo -con el empleo de teniente coronel de milicias- del mando del XX Cuerpo de Ejército, con el que participó en la defensa del frente norte de Valencia. Al final de la contienda se exilió a Londres y, posteriormente, a Estados Unidos, donde al parecer falleció.

 

El anarquista Abad de Santillán escribe sobre las checas

El destacado anarcosindicalista Diego Abad de Santillán, seudónimo de Sinesio García Delgado, en su libro Por qué perdimos la guerra, escribe:

“Las torturas, los asesinatos, las cárceles clandestinas, la ferocidad con las víctimas culpables o inocentes estaban a la orden del día. Lo ocurrido en las checas comunistas cuesta trabajo creerlo. En el Hotel Colón de Barcelona, en el casal Carlos Marx, se perpetraban crímenes que no tienen precedentes. El Ayuntamiento de Castelldefels tuvo que protestar por la serie de cadáveres que dejaba en la carretera todas las noches la checa del castillo. Hubo días en que se encontraron 16 hombres asesinados, todos ellos antifascistas.”

Conclusión

Las checas de Barcelona dependían de modo principal del SIM, y estaban montadas por elementos rusos, para ejercitar en ellas la tortura de todos cuantos pasasen por las mismas. Tan rápida fue la huida de esos criminales ‘chequistas’ barceloneses, que no tuvieron tiempo para desmontar los aparatos de tortura que emplearon en las checas y éstos quedaron allí, pudiendo ser observados por los periodistas extranjeros, que seguían a las vanguardias de los ejércitos de Franco.

A finales de 1938, cuando el ejército rojo estaba desmoronado y completamente desmoralizado, Juan Negrín ordenó que el SIM se hiciera cargo de las cárceles de Barcelona, la Modelo y San Elías (Preventorio 2). Entonces centenares de presos, fueron custodiados por aquellos bárbaros agentes, que acompañados por las maltrechas tropas rojas -que se retiraban desordenadamente hacia la frontera francesa-, fueron sacados de sus cárceles, pero no todos: el SIM dejó encerrados en la prisión a algunos detenidos del POUM con el propósito de que cayeran en manos de las tropas nacionales.

En el santuario del Collell (Gerona), estaban custodiados más de mil presos en espera de ser trasladados a Francia. El 26 de enero de 1939 fue liberada Barcelona por las tropas de Franco, y el 30 de enero, fueron fusilados 48 de aquellos presos en medio de una situación de verdadero caos. La mayor parte de ellos eran quintacolumnistas de Franco.

El SIM utilizó técnica y terror para llevar a cabo su política siniestra y represiva. Los de la ‘Memoria histórica’, con su obsesión enfermiza sobre las persecuciones que sufrieron los republicanos durante el régimen de Franco, parece ser, ignoran la que sufrieron los nacionales en manos de los republicanos. Y así, intentan tapar, incluso, la tremenda persecución que existió contra la población civil, política y religiosa.

Exilio

Después del triunfo franquista en la batalla del Ebro, la ofensiva sobre Cataluña comenzó el 23 de diciembre de 1938. El 3 de enero, las tropas franquistas pasaron el Ebro en un movimiento crucial para la suerte de la ofensiva. Desde entonces, las tropas republicanas se batieron en retirada, sin lograr establecer ninguna línea de resistencia efectiva. El 15 de enero cayó Tarragona y a partir de entonces, la aviación franquista bombardeaba día y noche Barcelona. El 18 de enero se celebró un consejo de ministros en Barcelona al que también asistieron el presidente de las Cortes, Martínez Barrio y Companys, en el que se decretó, más de dos años después del inicio de la guerra, el estado de guerra. Ante la petición del presidente del Consejo, Negrín, y a pesar de saber ya que la guerra estaba perdida, el 20 de enero Companys dirigió un mensaje radiofónico al pueblo catalán pidiendo una postrera resistencia ante las tropas franquistas que avanzaban sobre Barcelona. El día siguiente, Negrín convocó a Companys a una reunión urgente. En ella, le comunicaba que Barcelona era indefendible y que en pocas jornadas sería ocupada irremisiblemente por el ejército franquista. Por ello, le comunicaba que la Generalidad debía evacuar Barcelona.

El día 22, Negrín ordenaba que los organismos estatales abandonaran Barcelona y se dirigieran a Gerona y Figueras. Al día siguiente, Companys se preparó para partir. Aunque había considerado permanecer en Barcelona y esperar en su despacho a las nuevas autoridades, Companys salió de Barcelona a las tres de la madrugada del día 24. La noche anterior cenó con su amigo Josep Andreu i Avelló, presidente del Tribunal de Casación de Cataluña. Ambos recorrieron en coche las calles desiertas de Barcelona. Andreu narró ese último paseo nocturno de Companys en la capital de Cataluña:

Fue una noche como nunca olvidaré. El silencio era total, un silencio terrible, como sólo se advierte en el punto culminante de una tragedia. Fuimos a la plaza de Sant Jaume y nos despedimos de la Generalidad y de la ciudad. Eran las dos de la madrugada. La vanguardia del ejército nacionalista estaba ya en el Tibidabo y cerca de Montjuïc. No creíamos que volviésemos jamás.

El día 26, la vanguardia franquista tomó Barcelona, produciendose escenas de jubilo general. Mientras, decenas de miles de refugiados se dirigían, junto las tropas republicanas en retirada, a la frontera.  Tras pasar por Perpiñán se trasladó a París, donde ya se encontraba su esposa, Carme Ballester, instalándose en el Boulevard de la Seine cerca de la modesta representación que la Generalidad había establecido en la Rue Pepinière. Su situación allí distaba de ser cómoda.

Companys se había convertido en el blanco de las críticas por parte de todos los sectores del catalanismo (tanto de los que se exiliaron tras el estallido de la guerra como de aquellos que llegaron a Francia tras la caída de Cataluña). Le acusaban de ser el culpable de todos los males que había sufrido Cataluña. A Companys le responsabilizaban de no hacer frente a los revolucionarios que tomaron virtualmente el poder en Cataluña tras el fracaso de la sublevación, de haberles dejado hacer y, por tanto de ser corresponsable de las víctimas de la violencia revolucionaria, los miles de asesinados y torturados, de las chekas, las quemas de iglesias y la destruccion del patrimonio cultural, asi como de la mala imagen que tales desmanes habían proyectado en el exterior. También se le achacaba no haber podido mantener su papel como presidente y el de su partido como fuerza dominante en Cataluña y haberse convertido en un títere primero de los anarquistas y luego de los comunistas, con lo que habría paralizado el proceso de recuperación política y cultural catalanes iniciado con la Renaixenca.

Companys confesó a Rafael Tasis que le preocupaba la actitud de muchos exiliados catalanes hacia él atribuyéndole la culpa de muchas cosas, considerándolo poco catalanista y más asociado al republicanismo español, así como culpándolo de haberse dejado engañar por falsas promesas.

«Todas las iglesias han sido destruidas» Gonzalo Redondo en su “Historia de la Iglesia de España, 1931-1939: La Guerra Civil, 1936-1939” (Madrid 1993) cita la edición inglesa escrita en 1938 por George Orwell, “Homenaje a Cataluña. Un testimonio sobre la revolución española” (Barcelona, 1970). En la nota 11 de la página 21 Redondo reseña:

“George Orwell (Homenaje… p.41) pudo escribir en diciembre de 1936, a su llegada a Barcelona:

…casi todas las iglesias habían sido saqueadas y las imágenes quemadas, y algunas de ellas estaban siendo sistemáticamente demolidas por cuadrillas de obreros”.

En Barcelona se han quemado, se han destruido, 177 iglesias” (Antonio Pérez de Olaguer, El terror rojo en Cataluña, Burgos, 1937, p.14).Más de 220 iglesias y grandes capillas públicas fueron incendiadas y saqueadas solo en Barcelona (Luis Carrera, Grandeza cristiana de España. Notas sobre la persecución religiosa, Toulouse 1938, p.45).

Este mismo autor, colaborador estrecho del cardenal de Tarragona durante los años de la II República, recoge las palabras del presidente de la Generalitat en una entrevista que se le hizo en agosto de 1936: “Abordado en ella (en la entrevista) el problema religioso, no sin cierto temor por lo delicado -dice la periodista – Companys (…) al preguntarle sobre la posibilidad de la reapertura del culto católico, contestó vivamente: “¡Oh! Este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas” (p. 46).

Efectivamente. Cuando en 1938 Manuel de Irujo consiguió la autorización del gobierno de Negrín para abrir alguna iglesia se encontró con el problema de que, salvo las dos capillas privadas por la delegación vasca en Barcelona, no había ninguna iglesia en la Ciudad Condal en condiciones para que en ella se tuviera culto público”. (La foto que acompaña estas líneas es la Iglesia del Carmen de Manresa).

Companys, ¿un genocida pasivo?

La República negó siempre la existencia de checas. Pero el consejo de guerra a Laurencic tras la guerra (el ejército franquista le fusiló en el Camp de la Bota) acopió testimonios. Y recientemente han ido apareciendo otros.

César Alcalá se ocupó de recogerlos y publicarlos en “Checas de Barcelona” (Belacqua, 2005), que nos pinta el siniestro cuadro del terror infligido a tantos barceloneses durante la Guerra Civil… Sabemos que las checas fueron una “franquicia” soviética que el estalinismo local aplicó y sofisticó.

Su primer responsable, el húngaro Erno Gero, huyó de España, se convirtió en mano derecha de Tito y participó en la invasión de Hungría, donde murió en 1980 plácidamente: la historia es benévola con ciertos asesinos…

César Alcalá, al que «La Vanguardia» entrevistó, el 19 de julio de 2005, responde al periodista Víctor Amela.

-¿Cuántas checas hubo en Barcelona? 

-Una veintena. En pisos de las calles Muntaner, Sant Elies, Vallmajor, Portal de l´Ángel, Pau Claris, un par en la plaza Catalunya… La de más terrible fama fue la de Sant Elies; se sabía que quien iba allí… jamás volvía.

-¿Por qué?

– Era el apeadero del matadero; desde allí se les llevaba a la Arrabassada o a los cementerios de Les Corts o Montcada i Reixac para tirotearles. También hubo en esa checa un horno crematorio de cadáveres. Anticipándose a los nazis, algunos milicianos arrancaron dientes de oro a los asesinados…

-¿Cuánta gente pasó por las checas?

-¡Miles de catalanes! Algunos pasaban semanas encerrados, a otros los torturaban… y enloquecían. A la mayoría los tenían en espera de ir sacándolos para matarlos de un tiro.

-¿Quién gestionaba esas checas? 

-De julio de 1936 a mayo de 1937, los anarquistas de la CNT-FAI y las patrullas de control (comandadas por Erao Gero, un enviado de Stalin), que recorrían Barcelona quemando iglesias y deteniendo a religiosos, católicos, carlistas, patronos, comerciantes…

-¿Acusándolos de qué? 

-De ser gente de misa, gente de orden…

-¿Qué hacia el gobierno de la Generalitat? 

-Lo presidía Lluís Companys, que no supo frenar aquellos crímenes, por lo que alguna responsabilidad de éstos podemos atribuirle. La pregunta es: ¿en qué grado?

-¿Qué respondería usted a esa pregunta?

-Que Companys era el presidente de todos los catalanes…, y 8.352 de ellos fueron asesinados en Catalunya de 1936a 1939, muchos previo paso por checas. ¡Fue el 0,28% de la población catalana! ¿No debería haber hecho algo Companys para protegerlos?

-¿Qué debería haber hecho?

-No sé, obligar a las patrullas a llevar a los detenidos a la cárcel Modelo, y tutelarlos allí todo el tiempo necesario, evitándoles torturas y preservando de ese modo sus vidas.

La Vanguardia, 29 de diciembre de 1936

La siguiente pista nos la ofrece Josep Maria Martí i Bonet en su obra “El martiri dels temples a la diòcesi de Barcelona (1936−1939)” (Barcelona, 2008). En la página 65 cita un “sorprendente” discurso del presidente Companys delante de un numeroso público reunido en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona. Se publicó el día 29 de diciembre de 1936, con el siguiente título: “Concentración de fuerzas republicanas de izquierda” con motivo de la celebración del tercer aniversario de la muerte del Presidente Macià.. El discurso del Presidente Companys pretende tratar la situación política y social dentro de “la actualidad (guerra civil) que estamos viviendo…”. Dice:

El 19 de julio, la que se subleva es esta España caduca, carcomida por el tiempo, cancerosa por sus pecados, que encuentra el apoyo y sirve de instrumento al fascismo internacional, obedeciendo a una táctica de estas fuerzas retardatarias que vienen a significar una continuación de la barbarie primitiva…”.

“No se han sublevado tampoco los hombres de sentimiento religioso; los que se han sublevado son los traficantes de la religión de Cristo. Nosotros no vamos contra el sentimiento religioso, que mientras exista el dolor y la muerte, la mente humana buscará siempre el reducto o el refugio de una doctrina o de una filosofía o de un sentimiento, en el misterio impenetrable del más allá. No vamos contra ningún sentimiento, que mientras exista el dolor y la muerte, la mente humana buscará siempre el reducto o el refugio de una doctrina o de una filosofía o de un sentimiento, en el misterio impenetrable del más allá. No vamos contra ningún sentimiento religioso. Pero es que aquí los que se han sublevado son los dignatarios y los eficientes de un sindicato de intereses que comerciaba con la religión de Cristo y que el pueblo no conocía más que por las misas, por los funerales y por las dispensas. Estos son los que se han sublevado. El predominio clerical en nuestro país era como el predominio militarista: un predominio de castas y de privilegios, con una intervención continua en los negocios terrenales en la política, propagadores y sembradores de la pasión, de la violencia y de la discordia civil. En las elecciones del 16 de febrero, el Nuncio propagaba y exaltaba las candidaturas de derechas: con Acción Popular, iba Acción Católica, y el obispo de Barcelona fue el promotor de la coalición reaccionaria con carlistas y lerrouxistas, levantando aquí una ola desbordante de guerra civil… Y en los últimos tiempos, en vísperas del 19 de julio, algunas iglesias y conventos fueron convertidos en fortalezas. Por el obispado fueron repartidas armas y fueron los últimos reductos tomados por las fuerzas populares, los conventos e iglesias en los que se defendían hasta última hora las fuerzas del fascismo y de los militares rebeldes. Son beligerantes y han sido tratados como beligerantes… ¡Ah! ¡Cuántos dolores acarrea el estallido de la multitud! Pero en el fondo alienta siempre una justicia instintiva.

“Estas últimas frases -afirma Martí Bonet- nunca deberían haber sido pronunciadas, en este contexto tan apasionado, por el presidente Companys… Si hubiese sido verdad que había habido resistencia en un par de iglesias de Barcelona, en la ciudad había por lo menos quinientos templos (parroquias, conventos, oratorio…) y, en la mayoría de ellos, los sacerdotes fueron sistemáticamente perseguidos, y no ofrecieron ninguna resistencia. Esta es la objetiva realidad… Tampoco se puede probar que el Obispo de Barcelona, Dr. Irurita fuera “el promotor de la coalición reaccionaria… levantando aquí una ola desbordante de guerra civil… y que desde el obispado fueron repartidas armas”. Son acusaciones que el presidente Companys, pienso, debía haberse ahorrado, o al menos, en caso de ser ciertas, eran tan graves que debían haber sido presentadas a su tiempo en los tribunales para ser verificadas”.

“Pero para muchos de nosotros -termina Martí Bonet-, eclesiásticos o seglares católicos, todavía es más inadmisible la frase “en el fondo alienta siempre una justicia instintiva”. ¿De qué justicia habla el Presidente? ¿Se refiere a la justificación de la persecución, inmolación y a la enorme tragedia de tantas víctimas y al destrozo de los templos? De todas maneras es inadmisible en un Presidente unas declaraciones tan graves, sea cual sea el sentido de las mismas”.

Una de sus primeras decisiones en el exilio fue formar la Fundación Ramón Llull para proteger la lengua y la cultura catalana en marzo de 1939. Fue dirigida por prestigiosos exiliados catalanes como Pompeu Fabra, con Pablo Picasso como presidente de honor de la sección de artes plásticas.103

Al declarase la Segunda Guerra Mundial, el único órgano político representativo de Cataluña y su único símbolo era la Presidencia de la Generalidad pues el gobierno catalán se había disuelto y el parlamento no se podía reunir al estar dispersos sus diputados. Con el catalinismo dividido y las autoridades francesas imponiendo restricciones a las actividades políticas, Companys decidió constituir el Consejo Nacional de Cataluña. Debía ser un organismo nacional representativo en el exilio. Consultados las personalidades más relevantes, estos propusieron que no participase ningún político que hubiese tenido un cargo oficial en Cataluña y que Companys renunciara a la Presidencia de la Generalidad. Companys optó por una vía intermedia constituyendo un Consell con cinco personalidades culturales. Pero este organismo no tuvo transcendencia pues tres meses después Companys fue detenido y fusilado otros dos meses más tarde.104

Detención, extradición a España y fusilamiento

La presencia de Companys en París había suscitado reticencias por parte de las autoridades francesas, que lo querían fuera de la capital. Debido a ello Companys abandonó París en junio de 1939. Gracias a las gestiones de Joan Casanelles, antiguo diputado y amigo de Companys, el presidente y su esposa se establecieron en la localidad bretona de La Baule-les-Pins (Loire-Atlantique). Desde allí se desplazaba frecuentemente a París, tanto para estar al corriente de los asuntos gestionados en la oficina parisina de la Generalidad, como para visitar a su hijo Lluís, que estaba internado en un sanatorio debido a su grave enfermedad mental. En mayo su hija Maria, junto con su marido, Hèctor Gally, parten hacia México. A pesar de los ruegos de su hija, Companys decide quedarse en Francia para no perder el contacto con su hijo. Con la derrota francesa ante la Alemania nazi y la firma de la capitulación, el matrimonio Companys quedó en la zona ocupada. Nada más ocupado París por los alemanes (14 de junio), el embajador español en Francia, José Félix de Lequerica, solicitó a las nuevas autoridades que todas las organizaciones de exiliados españoles e instituciones políticas fueran disueltas.

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Con la colaboración de las autoridades alemanas, el personal de la embajada pudo incautarse de todo el patrimonio de dichas organizaciones. Tras la firma del armisticio, Ramón Serrano Súñer, ministro de la Gobernación, envió a Francia al secretario general de la Dirección General de Seguridad, con el objetivo de localizar a los dirigentes republicanos que aún estaban en Francia, conseguir su captura y entrega a España. Gracias a la documentación incautada, el 8 de agosto las autoridades de la zona de ocupación alemana recibieron una lista con 800 nombres para su detención y entrega a las autoridades franquistas. El 13 de agosto agentes alemanes detuvieron a Companys en Bretaña y lo entregaron a las autoridades franquistas el 29 de agosto de 1940.

La entrega al gobierno del general Franco la realizó el policía español Pedro Urraca Rendueles a través de la frontera de Irún. Trasladado a la Dirección General de Seguridad en Madrid, permaneció allí hasta el 3 de octubre de 1940, siendo torturado. Desde ahí fue enviado al castillo de Montjuic, que servía de prisión. Allí fue juzgado en consejo de guerra el 14 de octubre. Como había sido juzgado en rebeldía en aplicación retroactiva de la Ley de Responsabilidades Políticas por un tribunal especial de Barcelona, sólo fue juzgado y sentenciado por «Adhesión a la rebelión militar», en una única jornada por un tribunal militar sumarísimo sin garantías. Tras un juicio que duró unas pocas horas, fue sentenciado a morir fusilado. El dictador Franco dio el «enterado», por lo que el fusilamiento tuvo lugar al alba del día siguiente, 15 de octubre de 1940, en el foso de santa Eulalia del castillo de Montjuic. No quiso que se le pusiera una vendaran los ojos y murió diciendo: «Per Catalunya!»

LA LUCHA POR BARCELONA

Base documental d’Història Contemporània de Catalunya.
2 ª República (1931-1936) – Bienni Negre (1933-1936)

Octaveta dirigida a la població on es comunica la declaració de l´Estat de Guerra
pels fets d´Octubre de 1934 pel general Domingo Batet.

Font:
BATET, Domingo:Octaveta dirigida a la població on es comunica la declaració de l´Estat de Guerra pels fets d´Octubre de 1934 pel general Domingo Batet. Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, Fulls volanders, 1934. 1p.

Comentari:
La proclamació de l´Estat Català dins la República Federal Espanyola el dia 6 d´Octubre de 1934 per Lluís Companys va ser el moment culminant de les tensions que vivien el govern central de Madrid i la Generalitat de Catalunya.
El capità general de Catalunya, el general Domingo Batet, es va mantenir fidel al govern de l´Estat i reprimí amb facilitat el moviment.
El govern de la Generalitat fou empresonat juntament amb el consistori barceloní al vaixell Uruguay. L´Estatut d´Autonomia fou suspès i el govern de la Generalitat fou condemnat a trenta anys de presidi.

Text:
Al declararse en la noche de ayer el estado de guerra, por orden del Gobierno de la República, las fuerzas encargadas de proclamarlo fueron violentamente hostilizadas, viéndose obligadas a repeler con toda energía la agresión. En el cumplimiento de su deber que no es otro que el de mantener el principio de autoridad y el imperio de la Ley, actuarán en todo momento con el máximo vigor, y por ello advierto a todos, la necesidad absoluta de acatar órdenes y de prestarles todo el apoyo ciudadano que las circunstancias exigen.
Yo espero de la población de Barcelona, que consciente del imperioso deber que la situación actual me impone acogerá mis indicaciones con el mayor interés, acatando con ello a la única autoridad legítima, que es la que en estos momentos ostento.

Barcelona, 7 de octubre de 1934.

El General de la Cuarta División.
DOMINGO BATET

Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, con el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, Josep Tarradellas, Aurelio Fernández… de mayoría anarquista. La represión en Cataluña será brutal. Las milicias actuarán con una arbitrariedad inconcebible, como atestigua el caso de unos novios que fueron detenidos mientras contraían matrimonio; en el mismo acto fueron asesinados los novios y el sacerdote… El número de sacerdotes y religiosos asesinados en Cataluña, en las primeras semanas de guerra, suman 651; después habrá más.

El pueblo, hoy en día, tiene derecho a conocer la auténtica historia. No permitamos que se oculte ni que se tergiversen los hechos. Los hijos y los nietos de esa época siniestra queremos paz y concordia para todo el pueblo catalán, somos contrarios a la pena de muerte, ayer y hoy, y exigimos el derecho a divulgar nuestra memoria histórica, con libertad y con serenidad.

LOS HECHOS DE OCTUBRE DE 1934 A St.Feliu DE GUIXOLS

Fuente: » La Costa Brava «Semanario de información local y comarcal. Año V-S. Feliu de Guíxols, 13 de octubre de 1934. n º .231. 4 páginas

Texto:
DÍAS dolorosos
Lo han sido realmente para Cataluña en los últimos días de la primera semana de octubre que acabamos de pasar, no queremos entrar a discutir las aspiraciones que pretendían las víctimas que han caído. Más bien nos cabe cuerno católicos pedir por ellas un rayo de la divina misericordia y hacer presente a los encargados de ejercer la justicia que el rigorismo exagerado debilita siempre la ejemplaridad que puede dar al cumplimiento de la ley. Que la paz, la concordia y el amor renazca otra vez en nuestra terral Todos somos hermanos Que la sangre derramada haga frutar la dulce rama de olivo y que esa verdean siempre en todos los pueblos de Cataluña, Filemón nuestra mirada a los canchales aserrados donde tiene su trono la Moreneta, la Virgen de los Catalanes y pidámosle que alcanza los pueblos a ella encomendados una paz cristiana y perpetua

NOTICIARIO
Las excepcionales circunstancias por las que ha pasado Cataluña con su huelga general y también nuestra población, y el deseo de no aplazar la salida del semanario más allá del día de costumbre, nos obliga, muy a regañadientes, a reducir este número a cuatro planas. Esperamos que nuestros lectores se harán càrrex de esa reducción

Reseñar los días dolorosos que nos han precedido es tarea muy difícil. Supongamos nuestros lectores ya enterados de lo que se ha convertido en toda Cataluña y del resto de España por la prensa diaria y por eso nos limitaremos únicamente a explicar, tan minuciosamente como podamos, los que se desarrollarán pacíficamente en nuestra ciudad.

EI viernes, día 5, a las 9 de la mañana, la radio anunció que la  huelga general, como protesta de la constitución del Gobierno de Madrid, se iba generalizando en Barcelona, ​​y que muy pronto, en la ciudad condal, sería completo y que la iban secundando muchísimas poblaciones de Cataluña. Así todo los autos y los trenes fueron circulando y nada anormal sucedió en nuestra ciudad, salvo el interés en ir a escuchar las nuevas que se iban transmitir los potentes aparatos instalados en el Paso Paseo de Mar A las dos de la tarde el Sr. Compañeros dio cuenta de la huelga y de su curso que se iba extendiendo y dijo que cada dos horas comunicaría con el pueblo de Cataluña al que recomendaba la máxima serenidad y firmeza en estos momentos tan graves. Por la tarde el Paseo estaba animadísimo de grupos de hombres que comentaban el se nuevas que iba dando la radio y entre algunos se hablaba de ir a la larga, si bien la propuesta no encontró paso ambiente.

EI sábado a la hora de comenzar los talleres y fábricas todos entró al trabajo pero con cierta nerviosidad ya que se decía que en Girona, Cassà de la Selva, Palamós y Palafrugell en la tarde del día anterior ya había comenzado la huelga. En efecto a media mañana el servicio de trenes debió  suspender sus salidas y parece que el tren de las 7 fue parado en Llagostera. A medio día del sábado los trenes dejaron de dar ya el acos mate servicio y se supo que en Girona, incluso había obligado al tren expreso de lujo de Francia ya hacer bajar los viajeros extranjeros que iban en el mismo. Posteriormente se confirmó todo esto. Nadie sabía si por la tarde comenzaría en Sant Feliu la huelga ya la hora correspondiente todos acudió al trabajo. Pronto se indicó a los obreros del arroyo que pararan el trabajo y que más tarde acudieran a cobrar la semanada en el lugar de costumbre: la indicación fue atendida y pararon el trabajo. Desde ese momento una comisión obrera pasó por los talleres y fábricas ya las 4 de la tarde el paro era casi completo. Entretanto se iban recibiendo nuevas del resto de Cataluña y en especial de Barcelona que demostraban que la huelga iba ya por otros senderos. Se dijo que la radio había anunciado que a las 8 de la tarde el Sr.Compañeros daría noticias trascendentales y el Paseo iba llenando de grupos, A un cuarto de 9 el Sr. Compañeros declaraba el Estado Catalán dentro de la República Federal  Española. Los comentarios y los iban y próximos, sobre todo los afiliados al partido del Centro Republicano Federal Catalán, fueron continuados, Una compacta multitud de todas las clases sociales se trasladó al Paseo carente de noticias en unos momentos tan graves y enseguida se anunció que se celebraría sesión extraordinaria en el Ayuntamiento. La plaza de la República fue seguida llena de ciudadanos y asimismo el salón de sesiones. En medio de la natural efervescencia y con asistencia de la mayoría, minorías de Liga Catalana y Acció Catalana tuvo Iugar en diez y media la siguiente sesión del Ayuntamiento.

Sesión extraordinaria del día 6 de Octubre de 1 934 bajo la Presidencia del Sr. Valles, y con asistencia de los siguientes consejeros: Valls, Campà, Llorens, Bargeli, Rocosa, Busquets, Vilossa, Martí, Callejón, Casas, Garreta, Palahí y Saura.

Se abre la sesión y el Alcalde Sr. Valles manifiesta que supone ya conocidas de todos las palabras del Sr. Compañeros que acaba de proclamar el Estado Catalán, dentro de la República Federal Española, por lo tanto hemos creído necesario convocar esta sesión extraordinaria para demostrar nuestra adhesión dirigiendo el siguiente telegrama al Sr. Compañeros: «Lo norable Presidente del Estado Catalán. Reunido Ayuntamiento sesión extraor dinaria vibrante de emoción y entusiasmo ante proclamación Estado Catalán de la República Federal Española, envía firme y decidida adhesión  Go bierno de su digna Presidencia ofreciendo todo tipo de sacrificio en defensa sano nuestras libertades. El Alcalde-Presidente, Ponç Valls. »

EI Sr. Casas en nombre de Liga Catalana dice que ante el telegrama de adhesión a la Generalidad de Cataluña para la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española debe hacer constar que como hombres disciplinados se deben al partido y desconociendo en estos momentos tos trascedentals la posición del mismo, no pueden adherirse a la proposición de la mayoría.

Por otro lado Lliga Catalana hace constar que cuando entiendan que las libertades deCataluña han sido atacadas las defenderán.

El Sr. Callejón por la minoría de Acció Catalana adhiere a la otra mesa del telegrama mencionado, ya que el contenido del mismo comprende los postulados de su partido.

Y se levantó la sesión.

Terminada la misma el Sr. Ponç Valls, alcalde de la ciudad, salió al balcón de las casas consistoriales y dijo: «Ciudadanos: Este Ayuntamiento acaba de celebrar sesión extraordinaria y ha acordado la remisión del siguiente telegrama de adhesión al Presidente del Estado Catalán dentro de la República Federal española, A continuación leyó el telegrama que ya insertamos en la sesión y después fue ennarbolada la bandera catalana en medio de aplausos. Seguidamente salió el diputado en el Parlamento Catalán Sr. José Irla y dijo «Ciudadanos: Ya habéis oído lo que acaba de decir su Alcalde. Ahora os dirigiré la palabra desde el Centro Federal Republicano Catalán. »En el local social de la susodicha entidad habló dicho diputado y fueron enarboladas en el balcón de la misma la bandera catalana y la bandera de Estado Catalán.

Ni que decir el gentío que había en el Paseo y la nerviosidad que se notaba en todo el mundo. Erapero una noche de bonanza otoñal y nadie se retiraba para saber nuevas noticias de Barcelona, ​​Pronto el Sr. Como cerraduras anunció con el aparato al pueblo de Cataluña que las fuerzas del Ejército habían comenzado a tirar pero que el Estado Catalán haría decidida resistencia para la victoria. Se sentían las balas y más tarde las tuberías.

Durante toda la noche se fue siguiendo las incidencias y gritos y el combate, de la noche trágica hasta última hora en que terminó de hablar la radio para nombrossísims grupos del Paseo. En medio de esas horas vinieron unos autos con componentes de Estado Catalán para reclutar gente y armas. De esas según dicen se llevaron un regular número y marcharon únicamente tres o cuatro jóvenes que no entraron en Barcelona y estaban de regreso a la madrugada.

A primeras horas de la mañana del domingo se supo la capitulación de los dirigentes de la Generalitat y que se había declarado el estado de guerra. En el Paseo ya a primeras horas había numerosos grupos comentando las incidencias de la noche histórica del 6 al 7 de octubre de 1934.Desde ese momento las nuevas pesimistas y las más fantasiosas noticias corrían de boca en boca, se aumentaban y llegaban en las proporciones hasta lo más inversamblable. Contribuía a ello la falta de nolicies por radio ya que poquísima cosa se ​​dijo en todo el día después de la noticia de la capitulación. Durante la mañana los componentes del Ayuntamiento se reunieron para cambiar impresiones ya que no podían abandonar sus puestos y cargos y en cambio la autoridad militar debía encargarse del comienzo. En esa reunión en la que parecía que la mayoría se retractaba del hecho de la noche antes, un consecuente y destacado miembro de la misma ordenado durísimos ataques a sus compañeros por su actitud de inconsecuencia. Entre doce y una, un oficial de carabineros proclamó el estado de guerra, acompañado de una comisión de carabineros y guardia civiles. El bando dice así;

BANDO

D. José Sánchez Gonzalo, capitán de carabineros y comandante mí militar de esta plaza.   Hago saber: Que declaración el estado de guerra en esta región de oro den superior, a partir de la publicación del presente, me hago Cargo del mando militar de esta plaza de S.Feliu de Guixols, con la extensión que Comprende Cuanto previene la vigente Ley de Orden Público.

Confío en que Todos y cada uno se atenderán  exactamente a lo Mandado, Dando asi una prueba de civismo, ahorrándome toda intervenciones correctivas, que sería el primero se en lamentar.

José Sánchez

S. Feliu de Guixols 7 octubre.1934

  Por la tarde no funcionaron los espectáculos y la gente no se movió del paseo en espera denoticias y haciendo comentarios.

El lunes el paro fue completo pero empezaron a ir los trenes en Girona. Por la tarde la bonanza del día fue aprovechada por la gente trabajadora para salir al campo. Las tiendas pero quedaron abiertas. Por la tarde se tuvo noticia de unos hechos sucedidos en la vecina villa de Palamós y excitar los ánimos y se correr mejores que no tuvieron realidad. Hasta bien entrada la noche los grupos del Paseo esperaban noticias de la radio. La guardia civil que en un principio circulaba por el Paseo se retiró muy acertadamente al ver la actitud pacífica de los ciudadanos y quedó preparada junto con mucha fuerza los carabineros en sus cuarteles del Convento en actitud expectativa. Tampoco cerraron durante estos días de huelga las tiendas y el comercio en general.

El martes se presentaron poquísimas personas en el trabajo a pesar de las órdenes que las sociedades obreras y el general Batet habían dado por radio y las fábricas no marcha en alguna que avia comenzado fue indicado la conveniencia de parar   y lo hicieron. Ante esto fuerzas de carabineros al mediodía ploclamaren el siguiente bando:

BANDO

Don José Sánchez Gonzalo, Capitán de Carabineros y Comandante Militar de esta plaza.

HAGO SABER: Que a partir de esta Fecha, con las Fuerzas que DISPONGO queda Garantizado El Trabajo en esta localidad, por lo que invito a pueblo obrero que sen Excepción y voluntariamente, acuda sin cuidado a suspen respectivos talleres y demas ocupaciones de cada uno.

Asi Mismo, en evitación de que pretenda que intervenir la Fuerza Pública, recomiendo en curnplimiento en toda suspensión partes, de Cuanto Dispone de la vigente Ley de Orden Publico yde un modo muy especial la prohibición de grupos y la reunión en Sociedades.

San Feliu de Guíxols 9 de octubre de 1934,

José Sánchez .

Por la tarde del martes, toda la tarde el paro fue completo. llegaron periódicos de Barcelona y esto contribuyó notablemente a restablecer la normalitat.S ‘fue a dormir temprano y los grupos escasea y la mañana del miércoles todos acudió nuevamente al trabajo. Desde el dice domingo  la fuerza militar recogida una cantidad extraordinaria de armas y aunque estaban muy preparados,afortunadamente, podemos acabar nuestra narración de estos días dolorosos para el resto de Cataluña con una nota de optimismo y de cordura en cuanto a la nuestr a población. Que Dios nos lIiuri de hechos de violencia como los que bien a regañadientes toda la prensa catalana ha tenido de reseñar.

Sentencia a Lluís Companys

En la plaza de Barcelona a catorce de Octubre de mil novecientos cuarenta, reunido el Consejo de Guerra de Oficiales Generales para ver y fallar la presente causa instruida en procedimiento sumarísimo ordinario contra Luis Companys Jover, paisano, oído el Fiscal y Defensor y

RESULTANDO: que el procesado Luis Companys Jover, de 58 años de edad, de estado casado, NATURAL de Tarrós (Lérida) y profesión Abogado, desde su juventud siempre tuvo significación política izquierdista, con cuyo carácter fue elegido diputado varias veces, fundando el Partido de Esquerra Catalana de la que fue Jefe de minoria en las Cortes, proclamando en 1931 y en unión de Macià la República Catalana, llegando después a la presiden cia de la Generalidad desde la que en Octubre de 1934 proclamó el «Estat Català», lo que origina su prisión y condena por el delito de rebelión, pena de la que fue amnistiado en el año 1936, volviendo con tal motivo a ocupar la Presidencia de la Generalidad.

RESULTANDO:Que al producirse el Glorioso Movimiento Nacional, el 17 de julio de 1936, el procesado continuó en dicho cargo de Presidente de la Generalidad, oponiéndose decididamente al triunfo del Alzamiento a cuyo fin celebró reuniones en las Consejerias de la Generalidad de las que salió acordado el reparto de las armas que con profusión se hizo a los elementos frente-populistas para oponerse al Ejército Nacional, dirigiendo numerosas alocuciones alentadoras de la resistencia a la Causa Nacional y encauzando desde la propia Generalidad la lucha animada por medio de órdenes que transmitió a las fuerzas dependientes de su gobierno.

RESULTANDO: Que el procesado no puso remedio para reprimir los desórdenes, crímenes, asesinatos, robos, saqueos y depredaciones de toda clase, a que los elementos izquierdistas de dedicaron y que no sólo los toteró sino que con actuación más bien fueron favorecidos y alentados

. RESULTANDO: Que el procesado presidiendo el Gobierno de la Generalidad legisló ampliamente en toda clase de materias, inspirándose siempre en el afán de conseguir el triunfo de las izquierdas, llegando en este órden a incluso asumir facultades que nunca le correspondieron, organizando milicias armadas, con nombramientos expresos de Jefes militares, organización de la Industria de guerra, declaración de Plaza bloqueada de la de Barcelona, creación de Tribunales Populares, con distribuciones y nombramientos de funcionarios judiciales en consonancia con sus ideas políticas, organizando las patrullas de control a las que dispensó tal protección, no obstante los crímenes que cometían, que incluso hizo pasar, a su disolución, muchos de sus componentes al Cuerpo de Mozos de Escuadra, mantuvo inteligencia con organizaciones extranjeras favorecedoras de la rebeldia y finalmente dispuso incautaciones e intervenciones de bienes y bancarias.

RESULTANDO: Que huido a Francia el procesado, ante el avance de nuestras fuerzas, en dicha nación vecina continuó usando el título de Presidente de la Generalidad, haciendo propaganda de todas calses y manteniendo relaciones políticas con otros huidos con el fin de entorpecer al Gobierno Nacional. ECHOS PROVADOS Vistos los autos siendo Vocal Ponente el Auditor de Brigada, don Adriano Coronel Velázquez.

CONSIDERANDO: Que asumido el poder legítimo del Estado por las Autoridades Militares que a partir del 17 de julio de 1936 se alzaron en cumplimiento de la misión atribuida al Ejército en su LEY constitutiva de deender la Patria contra enemigos tanto exteriores como interiores, que significaban los partidos y el llamado gobierno del Frente POPULAR, y que surgido así el Nuevo Estafo, la oposición armada contra el mismo origina la rebelión definida en el artículo 237 del Código de Justícia Militar.

CONSIDERANDO: Que del expresado delito es responsable en concepto de autor el procesado porque los hechos que la Sentencia declara, ponen de manifiesto que los realizó en notoria compenetración ideológica con los propósitos perseguidos en la rebelión y para la consecución de los fines de ella por lo que incurrió en la responsabilidad que determina el citado artículo 237 en relación con el nº 2 del 238 del expresado Código de Justícia Militar

. CONSIDERANDO: Que concurren en este caso, además de la destacada personalidad del procesado por el cargo que desempeñó, las circunstancias agravantes de trascendencia del delito y el daño causado con relación al servicio a los intereses del Estado y a los particulares a que se refiere el artículo 173 del Cófigo Castrense. CONSIRERANDO: Que toda persona criminalmente responsable de un delitp o falta lo es también civilmente, VISTOS los artículos citados y los demás de general aplicación, así como el número 2 del Grupo 1º del anexo a la orden de 25 de enero de 1940 (B.O. número 26) y LEY de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939.

FALLAMOS, que debemos condenar y condenamos al ex-Presidente del disuelto Gobierno de la Generalidad catalana, Luis Companys Jover, como responsable en concepto de autor por adhesión del expresado delito de rebelión militar, a la pena de Muerte con accesorion legales caso de indulto y expresa reserva de la acción civil o responsabilidad de igual clase en cuantía undetermonada. Lo que por esta nuestra sentencia juzgando, pronunciamos, mandamos y firmamos Manuel González, Federico García Rivera, Fernando Giménez Sáenz, Rafael Latorre, Gonzalo Calvo, José Irigoyen y Adriano Velázquez.

Base documental de Historia Contemporánea de Catalunya.
Guerra Civil (1936-1939) – Guerra/Revolución (1936-1939)

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España bajo l´sombra del dominio anarquista. El golpe de Franco como reivindicación de patriotismo.

Artículo de Francesc Cambó en el «The Daily Telegraph»

Font:
DE RIQUER, Borja: L´último Cambó (1936-1947).Vic: Eumo Editorial, 1996. 291-294 pp.

Comentario:
Segunda parte d´un artículo publicado los días 28 y 29 de Diciembre de 1936 en el » The Daily Telegraph».
Fr. Cambó (1876-1947) s´dirigía a l´opinión pública internacional y británica para justificar el golpe d´estado del general Franco. Era su presa de posición pública.
La situación dada deprés de las elecciones del mes de Febrero de 1936 era dramática (crímenes, poco respeto a la propiedad persecuciones). No más l´ejército podía parar la descomposición de l´Sido Español. Por lo tanto, el golpe era un deber patriótico.

Texto:
Hace falta notar que el fascismo en España fue casi insignificante fines tras las elecciones del 16 de febrero. En estas elecciones, y en Madrid, allá dónde el fascismo era más numeroso y tenía más envergadura, sus candidatos sólo consiguieron 3000 votos de un electorado de más de 400.000 votantes.
en España, el Frente Popular se organizó por luchar contra un fascismo inexistente. Pero todo persiguiendo un fantasma consiguió crear una realidad que se denominó fascismo sólo porque era el nombre que le daban sus enemigos. En realidad, no responde a otra cosa que a la natural reacción defensiva a qué se encuentra abocado cualquier ente político cuando su misma existencia se encuentra amenazada por las fuerzas violentas del desorden. Y mientras el gobierno, representado por el anarquia, no quiere o no es capaz de cumplir los sets deberes más elementales de mantenimiento del orden y hacer respetar la ley.

Ayuda por los rojos

Cuando el señor Azaña fue elegido presidente de la República encargó al señor Casaste Quiroga que formara el Gobierno del Frente Popular. Durante su presidencia, el proceso de descomposición interna de España ,se aceleraba día a día. El gobierno estaba bajo el control absoluto de los socialistas.
los comunistas y los anarquistas.
Los crímenes políticos y sociales eran el pan de cada día. Era imposible circular por las carreteras sin pagar tributo, bajo el pretexto d´ ayuda por los rojos , a los bandidos que robaban los viajeros ante mismo de las narices de la policía, la cual se veía obligada a contemplar impotente los crímenes de toda clase que se cometían en aras de la teoría revolucionaria. Una simple bandera roja o un puño levantado daban permiso total por robar, quemar o asesinar con impunidad.
El juicio que se merece la conducta del señor Casaste Quiroga puede ser considerado a partir de dos hechos. En primer lugar, porque cuando el Parlamento le pidió que pusiera fino a aquel estado de guerra civil en qué habían caído unas cuántas provincias españolas y que obligara a todo el mundo, tanto la derecha como la izquierda, fascistas como comunistas, que obedeciera la ley y respetara la autoridad, él replicó que el Gobierno contemplaba aquella lucha no paso como juez sino como parte beligerante. En segundo lugar, el asesinato del líder monárquico, señor Calvo Sotelo, que fue cometido por policía de uniforme, con un camión oficial, no suscitó ni una sola palabra de protesta por parte del señor Casaste Quiroga, ni dio la menor indicación porque fueran castigados los asesinos.

La acción del ejército

fue entonces que estalló la rebelión militar. La actitud general del ejército era basta conocida: respeto absoluto al Gobierno y a las autoridades legalmente constituidas mientras el desorden y la bolxevització de España no fueran inminentes. Si se llegaba a plantear la amenaza, harían lado al gobierno en el supuesto de que se decidiera a resistir; pero se pondrían en contra si se dejaba llevar por la descomposición interna de España.
He aquí el punto más delicado e importante del asunto. Había llegado la hora en qué el sentido más elemental del deber patriótico exigía que el ejército interviniera, sin el gobierno o en contra, por frenar el proceso de descomposición de España, ya lo suficiente adelantado? Sobre este punto deben haber muchos que tengan sus dudas. Muchos de nosotros, en realidad, también se los tuvieron, y nos inclinábamos más bien a decir «No>>, cuando estalló l´ levantamiento militar.
Pero todas nuestras dudas se desvanecieron cuando descubrimos que la Federación Anarquista Ibérica (FAI), la poderosa organización que gobierna en realidad a todas las provincias que todavía están bajo el régimen del Gobierno del Frente Popular, lo tenía todo preparado por intervenir revolucionariamente con el objetivo de obtener el poder en el momento en que el ejército, desorganitzat y corrompido por la propaganda anarquista, fuera incapaz de oponerse con éxito.

L´ejemplo de Catalunya

Todo el mundo sabía que estas organizaciones extremistas pedían que fueran alejados del ejército los oficiales de todos los rangos que se pudieran oponer a un golpe anarquista o comunista Todo el mundo sabía. también, por desgracia, que el Gobierno no era lo suficiente honesto o no tenía lo suficiente carácter por resistir sus presiones o sus amenazas.
Si alguien duda que la situación en España fuera tan grave y piensa que el tiempo habría podido apaciguarlo o resolverlo lo invito a tomar en consideración unos hechos que le harán ver como está, d´ equivocado. Me refiero a la situación actual de Catalunya.
en Catalunya la revuelta militar sólo duró 24 horas. De hecho se puede decir que se acabó en doce horas, cuando la cabeza del movimiento, el general Goded, prisionero en Barcelona, habló por radio a las otras guarnicions catalanas, aconsejándolos que se rindieran. Desde el día 20 de julio, el Frente Popular dominaba absolutamente la situación en Catalunya.
El territorio catalán queda fuerza lejos de la zona de batalla No ha recibido ningún ataque por parte de las fuerzas nacionalistas. La situación interior de Catalunya, con el suyo gobierno autónomo, se encuentra por lo tanto muy condicionada por la guerra civil. Es el resultado lógico a partir de las condiciones que dominaban por todas partes
de España antes de la revuelta militar.
Y qué pasa en Catalunya? Pues que el terror rojo reina de manera más cruel y salvaje que en ninguna parte de España.

Una amenaza a todo España

No solamente se persiguen y se asesinan los sacerdotes, las personas de clase mediana y los partidarios de la derecha. Los partidarios de la izquierda moderada, los líderes de la cual habían organizado el Frente Popular, reciben el mismo trato. Sus líderes más destacados se esconden ahora en Francia, en Bélgica, o bien han atravesado el Atlántico en alguna misión inventada como pretexto por huir. Aquellos que se han quedado es porque no han podido escapar a la vigilancia implacable de la FAI.
Por cada sacerdote o ciudadano de la clase mediana, los anarquistas han asesinado diez trabajadores. Los tribunales de justicia, tanto los civiles como los criminales, han sido abolidos y sustituidos portribunales populares compuestos por representantes de los comités revolucionarios encargados de administrar justicia, no paso según la ley, sino según los dictados de sus principios revolucionarios. Hace falta recordar, además, que la mayoría de las ejecuciones que tienen lugar diariamente no son ni sentenciadas por estos tribunales populares, sino por simples comités de las organizaciones comunistas y anarquistas.
Se han quemado iglesias, se han saqueado la mayoría de las casas particulares, y todas las propiedades, tanto las de los españoles como las de los extranjeros, han sido confiscadas. Han abierto las cajas de los bancos y los comités anarquistas disponen ahora libremente de los fondos de los bancos y de las cuentas privadas. Todos los diarios han sido requisados, no paso por el Gobierno sino por los miembros de las diferentes organizaciones revolucionarias; y los usan por apoyar a la política revolucionaria, a expenses del antiguo propietario, si posee bienes en España.
El sistema que funciona actualmente en Catalunya solamente se puede comparar con el que va haber en Hungría a l´ época de Béla Kun. Y el sistema de gobierno que existe en Catalunya, que es el mismo que existe en València, Alicante, Jaén, Málaga, Cartagena y a todas las provincias que están actualmente bajo el control del Frente Popular, existiría también al resto de España si no llega a ser por la revuelta militar.

Si fuera Inglaterra

Estos hechos deberán ser cuidadosamente considerados por todos aquellos quienes viven en democracias parlamentarias, en países dónde el respeto a la ley y la autoridad son principios admitidos por todos los partidos políticos, y los cuesta de entender la realidad del que se ha acontecido a España desde el 17 de febrero.
Yo pido a todos los hombres razonables que consideren qué sería su actitud en su país, por no decir en Inglaterra, si el Gobierno llegara a someter’ s a las órdenes de los comités anarquistas y comunistas, y si estos impusieran, con la aquiescencia del gobierno, todas las formas de abuso, violando la Constitución, infringiendo las leyes y subvertint la justicia; sancionando el crimen con la prohibición explícita que la policía se oponga a los robos, a los incendios y a los asesinatos, y destituyendo todos aquellos que no se presten a colaborar en esta empresa de destrucción nacional; organizando l´ asesinado de los políticos de la oposición por policías uniformados y hundiendo el ejército.
Pues es exactamente esto lo que ha sucedido en España, y no me lo podrá paso contradecir ningún diplomático ni representante consular.

Las alternativas

Si hace falta rendirse a la evidencia de estos hechos, hace falta admitir también que España había llegado a un punto en qué la revuelta contra el Gobierno constituía no ya una necesidad sino también un deber patriótico.
No sabría decir, ni lo sabe nadie, qué forma de gobierno se establecerá en España si el movimiento encabezado por el general Franco triunfa. El que es seguro, pero, es que tendrá un carácter marcadamente nacional. En consecuencia, la política exterior española se basará en consideraciones estrictamente patrióticas que excluirán cualquier posibilidad que los intereses españoles puedan subordinarse a los de cabeza otra país o sistema político. Sólo hace falta dar @uno @ojeada al mapa de España por darse cuenta que los intereses nacionales no son, ni lo pueden ser, opuestos a los de la Gran Bretaña.
Por otro lado, si el levantamiento nacionalista fracasa, no hay la menor duda que en España se establecerá una República Soviética gobernada desde Moscú, totalmente absorbida en la esfera política de l´URSS. Es que ningún inglés, o nadie que pertenezca a nuestra civilización cristiana occidental e individualista, podría llegar a dudar nunca ante la perspectiva de estas dos alternativas?.

Francesc Cambo
Francesc Cambo

Fuentes:

http://revolucionespanola.elmilitante.org/articulos/mh_5.htm

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/19317

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25418

http://es.wikipedia.org/wiki/Llu%C3%ADs_Companys

http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/como-se-fabrica-un-mito-companys-20824/

http://historiasinhistorietas.blogspot.com.es/2010/07/lluis-companys-martir.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Persecuci%C3%B3n_religiosa_durante_la_Guerra_Civil_Espa%C3%B1ola

http://www.generalisimofranco.com/GC/bcl/imprimir/007.htm

http://infocatolica.com/blog/germinans.php/heroica/

Haz clic para acceder a COMPANYSPERDONAR.pdf

http://www.flickr.com/photos/etecemedios/248945903/

http://corruptonian.blogspot.com.es/2008/10/companys-mrtir-o-asesino.html

http://books.google.es/books/about/Diarios_completos.html?id=ljzBKTULxbQC&redir_esc=y

http://www.ilustracionliberal.com/23/el-lado-oscuro-de-lluis-companys-jose-garcia-dominguez.html

2 comentarios en “La cuestion catalana y Companys ¿Se repite la historia?

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