Bulos del nacionalismo
–Nacionalismo: exaltación del territorio y de la raza, por encima de los derechos y libertades.–Enemigo común: (España). Invención de un culpable o chivo expiatorio —una etnia, un país— de los males de la población, al cual se deshumaniza y presenta como más incapaz, irracional, malvado. Fomento del odio para cohesionar al grupo.–Victimismo: explotación política de agravios —reales o imaginarios— para justificar las reivindicaciones secesionistas, los liberticidios y los estallidos de violencia.–Manipulación informativa: adulteración del pasado y del presente. Construcción de una realidad ficticia para engañar y dirigir a las masas, para afianzar los tres pilares anteriores. Sustitución de la historia por mitología, y del raciocinio por consignas y eslóganes. Recurso, habitual o esporádico, a métodos coercitivos para la homogeneización ideológica de la población. Eliminación —física, o social, profesional y política— de toda disidencia del “pensamiento único”, institucionalizado como verdad irrefutable.
2. El mito del héroe y mártir Rafael Casanova.
3. La falacia de la lucha de siglos por la independencia.
4. La artimaña de la protección a la lengua en peligro de extinción.
5. El infundio de la prohibición del catalán durante el franquismo.
6. Cronología de agravios económicos a Cataluña.
7. La monserga del expolio fiscal.
8. Balanzas fiscales tergiversadas.
9. El estigma de ‘anticatalán’.
10. Cuentos y milongas buscando deslegitimar la legalidad española.
10.1. «La voluntad popular está por encima de la Ley».
10.2. «La Constitución fue aprobada como rechazo al franquismo».
10.3. «Sólo un 35% de votantes de la Constitución vive aún».
11. La farsa de la ‘internacionalización del conflicto’.
12. El engaño del nuevo Estado dentro de la Unión Europea.
13. La quimera de El Dorado.
14. Sociología del nacionalismo catalán.
así: «Han venido dos caballeros de España, de la tierra de Cataluña».
Del Llibre del rei en Pere d’Aragó e dels seus antecessors passats
(‘Libro del rey Pedro de Aragón y de sus antecesores’), crónica histórica
escrita por Bernat Desclot hacia la segunda mitad del siglo XIII.
Mapa de 1691 titulado Parte oriental de España, del cartógrafo y cosmógrafo veneciano Vincenzo Maria Coronelli
Da igual el número de miles de veces que los separatistas repitan la misma mentira, y la cantidad de incautos que se la crean: Cataluña nunca, en ningún periodo, ha sido una nación independiente ni tenido Estado propio. Ni siquiera llegó a constituirse en reino jamás. Si existieron, en cambio, el Reino de Aragón (fundado en 1035), el Reino de Mallorca (1231) y el Reino de Valencia (desde 1238).
El bulo de la colonización, del fin de la nación catalana bajo una supuesta invasión de Castilla —que sirve de cimiento ideológico para toda la mitología nacionalista, y es tomado como un hecho cierto por cientos de miles de personas (ellas, sí) colonizadas a nivel mental por la ignorancia y la manipulación—, se desmorona cuando leemos con atención las palabras de los dos máximos protagonistas de aquel episodio histórico: la toma de Barcelona por las tropas borbónicas —compuestas por soldados procedentes de diversos países y regiones españolas, incluidos miles de catalanes—, el 11 de septiembre de 1714. Las primeras son de Antonio de Villarroel, jefe militar a cargo de la defensa de la ciudad, dirigidas a arengar a los combatientes antes de lanzarse al ataque para reconquistarle al enemigo el Convento de Santa Clara:
«Señores, hijos y hermanos, hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por toda la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer, y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo la fe de su religión y sus privilegios».
«Se hace también saber que siendo la esclavitud cierta y forzosa, en obligación de sus empleos explican, declaran y protestan a los presentes, y dan testimonio a los venideros, de que han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida patria, y del exterminio de todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los demás españoles engañados, y todos en esclavitud del dominio francés; pero se confía, con todo, que como verdaderos hijos de la patria y amantes de la libertad acudirán todos a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España».
por indigestiones de mala historia».
Página 689 de Los Fueros de Cataluña, de José Coroleu,
y José Pella y Forgas, publicado en 1878. Reproduce el
pregón original célebre que Rafael Casanova promulgó
para enardecer a los resistentes del sitio de Barcelona
antes del asalto final, el 11 de septiembre de 1714
La vehemente beligerancia de pequeños grupos de exaltados que corrían por las calles de la bombardeada ciudad contrastaba con el sentimiento general de desmoralización del resto de la hambrienta población. El clero y la nobleza carecían de interés en prolongar tan dramática situación, y eran frecuentes las peleas entre los líderes barceloneses. En este contexto, Antonio de Villarroel y Rafael Casanova eran partidarios de la rendición, de una salida negociada. En el pleno del gobierno provisional éste último propuso iniciar conversaciones con el enemigo, pero su exposición fue enérgicamente rebatida por el segundo consejero, Salvador Feliu de la Penya, por cuya opción se decantaron 26 votos contra 4.
su tiempo en un mundo de fantasía en el que los hechos ocurrieron como deberían haber sido […]
y transferirá fragmentos de ese mundo a los libros de historia siempre que pueda. […] Hechos
importantes son suprimidos, fechas alteradas, citas removidas de sus contextos y manipuladas
para cambiar su significado. Los acontecimientos que no convendría que hubieran sucedido
se silencian y en última instancia se niegan».
«Había unos cuantos catalanistas en Barcelona y algunos otros escampados por las comarcas. Se los podía contar. Muchas villas tenían un solo catalanista; otras, ninguno».
«En su conjunto, el catalanismo político era una cosa misérrima cuando, en la primavera de 1893, inicié en él mi actuación y consagré por completo mi vida. […] organizamos excursiones por los pueblos del Penedès y del Vallès donde había algún catalanista aislado a quien dirigirnos para pedirle que encontrasen un balcón o unas mesas en la plaza mayor desde donde hacer nuestros discursos. Recuerdo que, al llegar, generalmente la plaza estaba vacía y sólo por las esquinas se veían asomar algunas cabezas. A medida que íbamos empezando nuestros discursos se iba acercando la gente y, a veces, se reunían algunos centenares que incluso se decidían a aplaudirnos. Exceptuando a la juventud, no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio».
«Aquél era un tiempo —cuando inicié mi actuación política— en el que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre sí […]. La gran mayoría de los catalanistas estaban encantados de vivir en cenáculo, de ser una minoría que se consideraba depositaria de la verdad y del patriotismo».
«Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximadamente un catalanista: era generalmente un hombre distinguido que tenía fama de chalado».
«Había que acabar de una vez con esa monstruosa bifurcación de nuestra alma, había que saber que éramos catalanes y que no éramos más que catalanes, sentir lo que no éramos para saber claramente, hondamente, lo que éramos, lo que era Cataluña. Esta obra, esta segunda fase del proceso de nacionalización catalana, no la hizo el amor, como la primera, sino el odio».
Fragmento de la página 41 de la tercera edición del libroMemòries (1876-1936), de Francesc Cambó i Batlle.
Publicado por Editorial Alpha, S.A. en octubre de 1981
Cambó, en el arriba citado libro de sus memorias, confirmó el empleo de esas tácticas de tergiversación histórica e inoculación de resentimientos en la sociedad de la época:
«Como en todos los grandes movimientos colectivos, el rápido progreso del catalanismo fue debido a una propaganda a base de algunas exageraciones y de algunas injusticias».
«Diversos hechos ayudaron a la rápida difusión del catalanismo y a la ascensión todavía más rápida de sus dirigentes. La pérdida de las Colonias, a continuación de una serie de desastres, provocó un inmenso desprestigio del Estado, de sus órganos representativos y de los partidos que gobernaban España. El rápido enriquecimiento de Cataluña, fomentado por el gran número de capitales que se repatriaron de las Colonias perdidas, dio a los catalanes el orgullo de las riquezas improvisadas, cosa que les hizo propicios a la acción de nuestras propagandas encaminadas a deprimir al Estado español y a exaltar las virtudes y los merecimientos de la Cataluña pasada, presente y futura».
«¿Somos españoles?», de Sabino Arana (1865-1903).
Publicado en el periódico Bizkaitarra.
Cartel en una biblioteca catalana con el siguiente
texto sobre un retrato del fundador del catalanismo,
Enric Prat de la Riba: ‘La lengua es la nación’
En manos de los separatistas, el idioma deja de ser herramienta de comunicación humana para convertirse en ariete político y elemento identitario.
Adhesivo de las Juventudes de ERC,
con el eslogan, en cinco idiomas:
«Una lengua, una cultura, una nación»
Jordi Pujol, artífice político del separatismo actual —se pasó los 23 años de su mandato como presidente de la Generalidad edificando los pilares de una futura secesión sin que apenas nadie se percatase en su momento—, no dejó lugar a la duda sobre la importancia política del catalán durante un acto de la rama juvenil de su partido (la Joventut Nacionalista de Catalunya), el 31 de julio de 2011:
«Nuestra lengua es lo que nos caracteriza como nación».
«La lengua, ha de quedar claro, es el nervio de nuestra nación».
«La lengua catalana era como nuestro ADN, el material genético que nos definía. Con él, éramos quienes éramos en cualquier parte. Sin él, no seríamos quienes éramos ni siquiera en Sant Pere de Roda».
«Madre de la nacionalidad, podríamos decir de la lengua. De todos los elementos que forman la nacionalidad, la lengua es el más potente, el más influyente, el más decisivo. […] La lengua constituye la más fuerte señal de la nacionalidad. El mapa lingüístico de Europa es, en sus grandes líneas, y aparte de unas pocas excepciones, el mapa de las nacionalidades».
«Y es que la unidad de lenguaje deviene una síntesis de las otras unidades: presupone en los pueblos una larga convivencia, una cultura común, una misma historia, una fraternidad secular. Viene a constituir así un lazo espiritual fortísimo».
«La comunidad de gentes que hablan una misma lengua, tienen una historia común, y viven hermanadas por un mismo espíritu que sella de forma original y característica todas las manifestaciones de su vida».
«La lengua es la manifestación más perfecta del espíritu nacional y el instrumento más poderoso de la nacionalización, y por lo tanto de la conservación y vida de la nacionalidad».
«El espectáculo más deprimente del mundo es ver a un catalán que habla castellano, […] Cataluña, a pesar del freno del Estado español, ha alcanzado un grado envidiable de cultura y civilización. Este progreso lo hemos conseguido hablando, pensando y trabajando en catalán. Pensando y hablando en catalán nos hemos colocado por delante de los pueblos peninsulares. Pensando y hablando en castellano derivaríamos a la larga en un muy vilísimo y atrasado apéndice provinciano».
«La lengua catalana es hoy un arma política básica».
Los ataques contra la libertad lingüística nos son así cínicamente presentados por los nacionalistas como intentos de subvertir una presunta situación de desigualdad histórica sufrida respecto del español para salvar al catalán de una ficticia extinción, cuando la verdad es que jamás ha estado incluida en la lista de lenguas amenazadas de la UNESCO. Las elevadísimas sanciones económicas a empresarios y comerciantes por no rotular sus negocios e imprimir en catalán sus comunicaciones, la obligación a todas las cadenas radiofónicas de emitir varias horas diarias en dicha lengua, las cuotas de doblaje a las productoras cinematográficas, la implantación ilegal de señales de tráfico sólo en catalán, que es utilizado también como lengua única de la Administración autonómica y la mayoría de los ayuntamientos, o la exclusión del español de los medios de comunicación públicos, son sólo algunos de los ataques a las libertades que se vienen perpetrando a diario en Cataluña con total impunidad desde hace años. Métodos discriminatorios que atentan gravemente contra los derechos fundamentales recogidos en la Constitución. Totalitarismo, en suma.
«La lengua escolar es en nuestros tiempos el más eficaz instrumento para la desnacionalización de un pueblo. […] la enseñanza ha adquirido, en éste y en otros terrenos, una importancia primordial».
es un enemigo. Y no merece otro trato que el de enemigo».
ideólogo del nacionalismo.
«La gente dice que el catalán estaba prohibido durante el franquismo. No es cierto. Lo que pasa es que no era oficial, se podía escribir en catalán y se podía publicar en catalán, pero no era oficial».
«Mi padre me mandó a Madrid porque yo apenas hablaba castellano. Él era muy liberal, y era muy sabio. Sabía que no podíamos prosperar sin saber bien castellano».
El bulo de la prohibición lingüística durante el franquismo resulta de impagable utilidad para quienes, desde Cataluña, intentan erradicar el español y precipitar la fractura con el resto de España (es momento de recordar que los nacionalistasidentifican lengua con nación). Además de para ahondar en el victimismo inherente a este quejoso movimiento, les sirve sobre todo para justificar ante la opinión pública la persecución a los castellanohablantes y la imposición del catalán mediante medidas coercitivas. De pretexto para presentar sus violaciones sistemáticas de los derechos y libertades —la inmersión lingüística, o las sanciones a comerciantes y empresarios por los rótulos de sus negocios, por citar sólo dos— como medidas legítimas para corregir la desventaja de la lengua catalana en los usos sociales tras 40 años de supuesta clandestinidad.
Placa conmemorativa de 1964 en Mollerusa, Lérida.
En catalán y con el nombre de Franco, catalanizado
Sin salir de la hemeroteca de ese periódico, en la página 7 de suedición del 19 de junio de 1952, puede observarse el anuncio de una editorial, Biblioteca Selecta, que oferta una colección de libros en catalán (El vent de garbí, de Josep Pla, Coses vistes, Bodegó amb peixos, L’illa dels castanyers, Pa i raIm, Un senyor de Barcelona, y El carrer estret, éste último Premio Joanot Martorell del año anterior).
Premio de Honor de las Letras Catalanas:◦ 1969 Jordi Rubió i Balaguer (historiógrafo y bibliólogo).
◦ 1970 Joan Oliver (Pere Quart, escritor).
◦ 1971 Francesc de Borja Moll i Casasnovas (filólogo y editor).
◦ 1972 Salvador Espriu i Castelló (escritor).
◦ 1973 Josep Vicenç Foix (escritor).
◦ 1974 Manuel Sanchis i Guarner (filólogo e historiador).
◦ 1975 Joan Fuster i Ortells (escritor).
Premio Joaquim Ruyra de narrativa juvenil:◦ 1963 Josep Vallverdú, por L’abisme de Pyramos.
◦ 1964 Carles Macià, por Un paracaigudista sobre la Vall Ferrera.
◦ 1965 Desierto.
◦ 1966 Robert Saladrigas, por Entre juliol i setembre.
◦ 1967 Emili Teixidor, por Les rates malaltes.
Premio Josep Pla:◦ 1968 Terenci Moix, por Onades sobre una roca deserta.
◦ 1969 Baltasar Porcel, por Difunts sota els ametllers en flor.
◦ 1970 Teresa Pàmies, por El testament de Praga.
◦ 1971 Gabriel Janer, por Els alicorns.
◦ 1972 Alexandre Cirici, por El temps barrat.
◦ 1973 Llorenç Villalonga, por Andrea Victrix.
◦ 1974 Marià Manent, por El vel de Maia.
◦ 1975 Enric Jardí, por Historia del cercle artistic de Sant Lluc.
Premio Prudenci Bertrana:◦ 1968 Manuel de Pedrolo, por Estat d’excepció.
◦ 1969 Avel∙lí Artís-Gener, por Prohibida l’evasió.
◦ 1970 Vicenç Riera Llorca, por Amb permís de l’enterramorts.
◦ 1971 Terenci Moix, por Siro o la increada consciència de la raça.
◦ 1972 Oriol Pi de Cabanyes, por Oferiu flors als rebels que fracassaren.
◦ 1973 Biel Mesquida, por L’adolescent de sal.
◦ 1974 Desierto.
◦ 1975 Baltasar Porcel, por Cavalls cap a la fosca.
Premio Lletra d’Or:◦ 1956 Salvador Espriu, por Final del laberint.
◦ 1957 Josep Pla, por Barcelona.
◦ 1958 Josep Carner, por Absència.
◦ 1959 Ramon d’Abadal, por Els primers comtes catalans.
◦ 1960 Clementina Arderiu, por És a dir.
◦ 1961 Josep Vicenç Foix, por Onze Nadals i un Cap d’Any.
◦ 1962 Joan Oliver (Pere Quart), por Vacances pagades.
◦ 1963 Joan Fuster, por Nosaltres els valencians.
◦ 1964 Josep Benet, por Maragall i la Setmana Tràgica.
◦ 1965 Jordi Rubió, por La cultura catalana, del Renaixement a la Decadència.
◦ 1966 Manuel de Pedrolo, por Cendra per Martina.
◦ 1967 Gabriel Ferrater, por Teoria dels cossos.
◦ 1968 Marià Manent, por Com un núvol lleuger.
◦ 1969 Xavier Rubert de Ventós, por Teoria de la sensibilitat.
◦ 1970 Joan Teixidor, por Quan tot es trenca.
◦ 1971 Alexandre Cirici, por L’art català contemporani.
◦ 1972 Joan Coromines, por Lleures i converses d’un filòleg.
◦ 1973 Maurici Serrahima, por Del passat quan era present.
◦ 1974 Joan Vinyoli, por I encara les paraules.
◦ 1975 Vicent Andrés Estellés, por Les pedres de l’àmfora.
Premio Mercè Rodoreda de cuentos y narraciones:◦ 1953 Jordi Sarsanedas, por Mites.
◦ 1954 Pere Calders, por Cròniques de la veritat oculta.
◦ 1955 Lluís Ferran de Pol, por La ciutat i el tròpic.
◦ 1956 Manuel de Pedrolo, por Crèdits humans.
◦ 1957 Mercè Rodoreda, por Vint-i-dos contes.
◦ 1958 Josep Maria Espinàs, por Varietés.
◦ 1959 Josep A. Boixaderas, por Perquè no.
◦ 1960 Ramon Folch i Camarasa, por Sala d’espera.
◦ 1961 Estanislau Torres, por La Xera.
◦ 1962 Jordi Maluquer, por Pol∙len.
◦ 1963 Carles Macià, por La nostra terra de cada dia.
◦ 1964 Joaquim Carbó, por Solucions provisionals.
◦ 1965 Víctor Mora, por El cafè dels homes tristos.
◦ 1966 Guillem Viladot, por La gent i el vent.
◦ 1967 Terenci Moix, por La torre dels vicis capitals.
◦ 1968 Jaume Vidal Alcover, por Les quatre llunes.
◦ 1969 Robert Saladrigas, por Boires.
◦ 1970 Montserrat Roig, por Molta roba i poc sabó.
◦ 1971 Gabriel Janer Manila, por El cementiri de les roses.
◦ 1972 Josep Albanell, por Les parets de l’insomni.
◦ 1973 Jaume Cabré, por Atrafegada calor.
◦ 1974 Beatriu Civera, por Vides alienes.
◦ 1975 Xavier Romeu, por La mort en punt.
«La literatura catalana vivió su mejor momento durante el franquismo, la nueva hornada debería tomar ejemplo […] Y la eufemística llamada normalización del catalán no ha producido ninguna obra literaria notable».
1942. Aparece el libro Rosa mística, de Mossén Camil Geis, editado en Sabadell e impreso por Joan Sallent en catalán.1944. Desde ese año, se hace obligatorio por ley que las universidades con Filología románica incluyan la asignatura de Filología catalana. Un decreto sobre la ordenación de la facultad de Filosofía y Letras, firmado por Franco con fecha del 7 de julio, introduce tres horas semanales de Filología Catalana en la Universidad de Granada. Josep Vergés, fundador de Destino en 1939 junto con Ignacio Agustí y el poeta Joan Teixidor, establecen el 6 de enero de 1944 el premio Eugenio Nadal que daba a conocer a la joven Carmen Laforet y a su novela Nada. El galardón descubrió a narradores tan importantes como Miguel Delibes, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio o Carmen Martín Gaite.1945. Con apoyo y subvención del Gobierno, se celebra el centenario de Mossén Cinto Verdaguer.1947. Se otorga el premio Joan Martorell para novela en catalán. Son premiados Celia Suñol, por su novela Primera Part, y El cel no és transparent, de María Aurelia de Campmany. Se crea el premio Ciudad de Barcelona.1949. Para narraciones cortas se crea en la Casa del Libro el premio Víctor Català, así como los premios Aedos para biografías, Josep Ysart para ensayos y el Ossa Menor que ideó el gallego-catalán José Pedreira, que se cambió luego el nombre por el de Carles Riba a la muerte de éste, en su honor.1951. Se otorga un premio a la poesía en catalán con la misma cuantía económica que a la española. Posteriormente el premio se amplia a otras actividades culturales, como teatro y bellas artes. José Mª Cruzet funda Ediciones Selecta para obras escritas en catalán. En colaboración con Aymà concede el Joanot Martorell al insigne veterano de la pluma Josep Pla por su creación El carrer estret.1952. En la visita de Franco a Cataluña, en el mes de junio, se inaugura la cátedra Milà i Fontanals para el estudio científico de la lengua catalana.1955. El poeta y escritor José Mª de Sagarra recibe la orden de Alfonso X el Sabio con ocasión de la publicación de su obra en catalán titulada Memòries.1956. Nace el premio Lletra d’Or, sin recompensa económica y tiene como galardón una F de oro, con la que se distingue al mejor libro del año anterior escrito en catalán. El primero en recibirla fue Salvador Espriu, por Final de Laberint.1959. Los premios barceloneses Crítica se incorporan a la producción en catalán.1960. El Centro de Lecturas de Valls, inicia un curso de lengua y literatura catalana de carácter público. En Barcelona se crea el premio Sant Jordi para novela, dotado con 150.000 pesetas, cantidad análoga, intencionadamente, a la del Nadal. Con subvención del Gobierno se celebra el centenario del poeta Joan Maragall.1965. El gran poeta y canónigo de la catedral tarraconense, don Miguel Melendres, edita su obraL’esposa de l’anyell, un poema en catalán de doce mil versos. Encuadernado en rica piel blanca, lo lleva el Arzobispo de Tarragona, doctor Arriba y Castro, al Papa Pablo VI, que recibe complacido esta singular muestra de la lengua catalana que le llega de España. El Ateneo Barcelonés monta un curso de Filología Catalana. A los Premios Nacionales de Literatura, se le añade el Verdaguer para producción en catalán.1966. Barcelona rinde homenaje a su ilustre hijo Maragall, en el que intervienen Gregorio Marañón, Pere Roig, José María Pemán y Ruiz Jiménez. En los jardines que llevan el nombre del poeta, en Montjuic, se le eleva un busto. Radio Tarragona organiza a través de sus antenas unos cursos de catalán con profesores especializados.1967. La Diputación de Lérida dota una cátedra de Lengua catalana. La Diputación de Barcelona acuerda dar cursos de catalán en todos los centros culturales dependientes de la corporación y fundar la cátedra de Lengua Catalana en la Facultad de Teología de San Cugat (Barcelona).1968. Editorial Destino completa el Nadal con el nuevo premio Josep Plà, concedido a Onades sobre una roca deserta, de Terenci Moix. En la lista de quienes lograron este galardón figura lo más florido de la narrativa catalana: Baltasar Porcel, Teresa Pàmies, Cirici Pellicer, Marià Manén, Enric Jardí, Llorenç Villalonga, Jaume Miravilles o Jordi Sarsaneda. En Gerona se otorga por primera vez el premio Prudenci Bertrana. Edicions 62 comienza la publicación de la Gran Enciclopèdia Catalana por fascículos (adquiribles mediante suscripción).1969. Nace el Premi d’Honor a les Lletres Catalanes, destinado a la consagración de escritores noveles.
O que los ejemplares del 15 de febrero de 1952 de dicho periódico daban cuenta del estreno, a las diez y media, de L’alcoba vermella (de José María de Sagarra) en el Romea. Mismo teatro que programaba en su sesión infantil de la tarde otra obra, también en catalán, El rei que no reia.
Precisamente para los niños, en 1956, la empresa barcelonesa Hispano Americana de Ediciones, S.A. lanza la colección de tebeos en catalán Història i Llegenda (‘Historia y Leyenda’). Adaptaban historias populares de carácter fantástico-histórico y ambientación medieval recogidas por el escritor Joan Amades en su libro Les cent millors llegendes populars (‘Las cien mejores leyendas populares’). Cada ejemplar estaba ilustrado en blanco y negro a lo largo de sus diez páginas. El tirà de Burriac (‘El tirano de Burriac’),La porta daurada (‘La puerta dorada’) y L’espasa de virtut (‘La espada de virtud’) fueron —por orden de aparición— los tres primeros de un total de veintiocho, que empezaron vendiéndose en los kioscos al precio de una peseta.
Hacia finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, surge el fenómeno de laNova Cançó (‘Nueva Canción’). Movimiento claramente inspirado en las composiciones musicales de los exitosos trovadores francófonos del momento (Georges Brassens, Jacques Brel, Serge Gainsbourg, Georges Moustaki, Gilbert Becaud, Yves Montand), con ciertas influencias del folk norteamericano, y unas letras reivindicativas, comprometidas políticamente. Numerosos cantautores irrumpen en el panorama artísco, organizan recitales y graban una extensa discografía en catalán con temas propios o de escritores catalanes, como Salvador Espriu o Josep Maria Espinàs. Entre los más destacados: Lluís Llach, Raimon, Guillermina Motta, Joan Manuel Serrat, Núria Feliu, Quico Pi de la Serra, Jaume Sisa, Joan Isaac, Pere Tàpias, Marina Rossell, Ramon Muntaner, Maria del Mar Bonet, Ovidi Montllor, Pau Riba, Rafael Subirachs, Maria Amèlia Pedrerol, Miquel Porter, Remei Margarit, Joan Ramon Bonet, Delfí Abella, Martí Llauradó y el trío humorístico-musical La Trinca, por citar a los más destacados. Muy meritoria fue la labor de recuperación y revalorización de la música popular infantil en lengua catalana desempeñada por el cantante Xesco Boix.
En septiembre de 1963, una todavía desconocida cantante que comenzaba, Salomé, ganó el 5º Festival de la Canción Mediterránea (como recoge la noticia del periódico La Vanguardia, del 24 de septiembre de 1963), celebrado en Barcelona, con la melodía en catalán Se’n va anar (‘Se fue’), que compusieron dos autores provenientes de la Nova Cançó: Lleó Borrell y Josep Maria Andreu.
«Los catalanes me recuerdan en todo a los dueños de las fraguas de Francia. Estos señores quieren leyes justas, a excepción de la legislación aduanera, que debe ser hecha a su antojo. Los catalanes pretenden que cada español que usa ropa de algodón pague cuatro francos anuales así porque sí.»Que el español de Granada, Málaga o La Coruña no compre las telas inglesas, que son excelentes y que cuestan un franco la vara [antigua unidad de medida], por ejemplo, y adquiera los tejidos de algodón confeccionados en Cataluña, muy inferiores, y por las que le cobran tres francos la vara».
Fragmento de las páginas 356 y 357 de
la edición de 1854 de Mémoires d’un
touriste, de Stendhal, publicada por
Michel Lévy Frères en París
Práxedes Mateo-Sagasta (1825-1803) fue líder del Partido Liberal y Jefe del Gobierno (Presidente del Consejo de Ministros de España) en siete periodos de nuestra historia: 1871-1872, 1874 (del 3 de septiembre al 31 de diciembre), 1881-1883, 1885-1890, 1892-1895, 1897-1899 y 1901-1902. Nunca sabremos si fueron los remordimientos los que, el 19 de julio de 1901, le llevaron a confesar en el Congreso de los Diputados su dilatada carrera de ataques contra la economía catalana. aquel discurso suyo ha quedado registrado en laspáginas 751-752 del Diario de Sesiones número 33:
«¿Quién duda que Cataluña se ha hecho rica por España y con España? ¿Quién duda que para hacerse rica, ha habido necesidad de concederla en las leyes ciertos privilegios, que le han dado ventajas sobre sus hermanas, las demás provincias de España?».
Además del hundimiento de la industria lanera castellana, este proteccionismo acarreó perjuicios a las demás regiones de España. La edición del 13 de junio de 1907 del diario El Pueblo, llevaba un airado artículo de denuncia de Vicente Blasco Ibáñez bajo el expresivo título «La lepra catalanista»:
«Valencia, que ha sido la Cenicienta del Mediterráneo, en cuyo puerto impera la más honda miseria, por culpa de Barcelona, que lo absorbe todo, que es el verdugo de Levante, que quiere convertir toda España en huevo para tragarse hasta la cáscara, que envía a nuestra ciudad sus productos libremente, sin que sufran ningún impuesto a su entrada, y en cambio la pasa, la naranja y las legumbres valencianas pagan un enorme tributo municipal al entrar en Barcelona; Valencia, cuya agricultura muere por imposición del industrialismo catalán, porque catalanes y vizcaínos han conseguido la confección de unos infames aranceles que nos tapian los mercados internacionales para la exportación de nuestra fruta, sometiéndonos a una pérdida anual de más de cien millones de pesetas, que se traduce en hambre y congojas en el campo y languidez en la vida comercial de la ciudad».
De su obra: De dignitate et augmentis scientiarum.
«Esta murga del expolio fiscal comienza a ser trasversal. El soberanismo independentista le llama así, “expolio fiscal”, y cuando se ponen literarios, o se exceden en el análisis intelectual, añaden eso de “España nos roba”. […] Partamos de una constatación: los territorios no pagan impuestos, los pagan los ciudadanos. No es verdad que un ciudadano catalán pague más que un madrileño o un extremeño. Quien gana 35.000 euros en Barcelona paga los mismos impuestos que quien los gana en Badajoz. Es evidente que allí donde hay más personas con mayor renta, el conjunto de sus cotizaciones es mayor que allí donde hay menos. En el ejemplo anterior, es evidente que en Barcelona la cotización al Fisco es mayor que en Badajoz. Una evidencia puramente estadística de la que no se puede extraer jerarquía o tratamiento ventajoso per se.»La progresividad fiscal y la redistribución de la recaudación del Tesoro público son las formas civilizadas que tienen las Estados sociales y democráticos de derecho de construir sociedades justas sin necesidad de hacer revoluciones sangrientas.»Sería profundamente injusto e inviable para la igualdad de oportunidades y la cohesión social en un Estado moderno, que los impuestos que se generan en un territorio determinado se invirtieran íntegramente en él. Así sería imposible tener una red de carreteras, sanidad y educación universal para todos, por ejemplo.»Si el criterio de que quien paga más debe recibir más, o la totalidad de la cantidad recaudada, como sostienen los soberanistas, Barcelona querría controlar sus aportaciones al Fisco frente a Lérida. En Barcelona habría buenos servicios, pero no en cientos de pueblos de la Cataluña interior. Claro que si fuese así, el barrio de Pedralbes (con renta per cápita muy elevada) exigiría gestionar sus impuestos, todos sus impuestos. Es posible que ese atajo de soberanía fiscal logrado por Pedralbes le permitiese tener aceras de mármol de Carrara pero en Nou Barris no tendrían ni alcantarillado público. Pero puestos así, el más rico de Pedralbes se acogería al expolio fiscal y a su estatus de colonia y exigiría gestionar sus impuestos; es decir, no pagaría un euro.»Este argumento llevado al límite, desenmascara la impostura del soberanismo fiscal. Y es que lo que no pueden disfrutar todos los ciudadanos no es un derecho, sino un privilegio».
«Las balanzas fiscales entre las autonomías españolas son imposibles de realizar. No existe información suficiente sobre los ingresos fiscales y los gastos presupuestarios, a nivel autonómico, y cualquier intento de atribución que se haga no tiene suficientes bases en que apoyarse. Pero incluso si pudiera hacerse, sería erróneo obtener conclusiones en un sentido u otro, porque sólo tendría sentido comparar las balanzas fiscales acumuladas a lo largo de periodos muy extensos, en los que se hayan puesto de manifiesto diferentes políticas de gasto público, que en unos casos pueden haber servido para construir infraestructuras en una región determinada, para impulsar y subvencionar determinadas actividades económicas en otras, para hacer un esfuerzo educativo de investigación en una tercera, a través, por ejemplo, de la creación de institutos científicos y universidades o para incentivar la exportación, como ocurrió durante más de veinte años, hasta principios de los ochenta, a través de incentivos fiscales que se dejaron sentir en unas regiones más que en otras.»Las infraestructuras que han permitido el desarrollo de la España moderna, se han hecho desde finales de los cincuenta, por el estado, a través directamente de los presupuestos públicos o por empresas públicas hoy privatizadas. Esos enormes esfuerzos presupuestarios se centraron en Madrid, Cataluña y el País Vasco, y los pagaron los impuestos de todos los españoles. Eso y otros muchos gastos centrados en estas tres autonomías durante decenios también tienen que tenerse en cuenta por las autonomías ricas cuando hacen cuentas de lo caro que les resulta el resto de los españoles. Con la sola excepción de las Islas Baleares, una de las autonomías que más aporta y que históricamente menos ha recibido».(«Agravios fiscales imaginarios. Libertad Digital, 08-01-2004).
«En España, los impuestos se pagan en proporción a la renta personal, con la excepción de lo que representan los pagos adicionales por progresividad en sucesiones, donaciones, patrimonio e IRPF, que quizá pudieran valorarse, en conjunto, en torno a 6.500 millones de euros. La proporcionalidad se mantiene para los pagos por IVA, ligados al gasto. En el caso del impuesto sobre sociedades es imposible saber dónde —dentro del territorio nacional— se ha generado el beneficio. Lo que no permite saber a qué autonomía habría que adscribir esos ingresos fiscales. El gasto público, en cambio, tiene como criterio básico el del número de habitantes, con algunas correcciones a las que hemos hecho referencia.»El conjunto, manejado tal y como lo hacen los nacionalistas catalanes y el PSC, y, por extensión, el PSOE, reflejaría —en el caso de que pudieran hacerse balances fiscales— una transferencia de recursos fiscales de las autonomías ricas a las más pobres, que sería, sin embargo, mucho más importante en el caso de Madrid que en el de Cataluña. Ello es así porque Madrid tiene una renta media mucho más alta, al menos un 10% superior a la catalana. Pero estamos hablando de cuantías muy reducidas, que habría que matizar. La primera sería valorar el coste histórico, reflejado en parte en la deuda pública estatal, de las otras políticas económicas nacionales para los habitantes de cada autonomía, que han pagado los menos favorecidos y que ha supuesto una transferencia de todo tipo de recursos, no sólo fiscales, de los que históricamente vivieron en las autonomías pobres a los de las más ricas. Aunque en la actualidad son pocas las políticas nacionales que pueden favorecer a unos sectores sobre otros, alguna sigue habiendo. Quizá la más importante sea la de promoción de I+D+i, que beneficia, por su propia naturaleza, a autonomías como las de Madrid y Cataluña, o las masivas compras de medicamentos por la sanidad pública, que favorecen claramente a las empresas farmacéuticas establecidas en Cataluña. Pero hay otras, como el Plan Hidrológico Nacional, que beneficia a los habitantes de Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía.»En lo que respecta a grandes inversiones, que pueden aparecer contablemente como gasto presupuestario, nos hemos referido a las inversiones en los distintos AVE y la ampliación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona. En cuanto a políticas de gasto, hemos hecho una consideración sobre el mantenimiento del ente RTVE. Aún más importante, cuantitativa y cualitativamente, es el déficit de la seguridad social agraria y a quién atribuirlo, y qué efecto tendría una adecuada contabilización de los gastos por desempleo. Asimismo, son muy dificiles de contabilizar las obligaciones futuras por pensiones públicas, las cuales, si se capitalizaran, podrían suponer el 200% del PIB. Pero, frente a operaciones imposibles, una que habría que hacer, si fuéramos a llevar a cabo con rigor balanzas fiscales autonómicas en las que se recogiera todo lo relevante, sería cómo repartir los 312.000 millones de euros de deuda de la administración central.»La dificultad, mejor, si somos rigurosos, la imposibilidad de llevar a cabo estas operaciones es la mejor demostración de que toda la discusión sobre balanzas y transferencias fiscales entre autonomías es un disparate. Y lo es porque España es una nación desde hace mucho siglos y las decisiones políticas, con repercusiones económicas y fiscales, se han tomado por los sucesivos gobiernos nacionales con criterios nacionales, aun a sabiendas de que en algunas ocasiones se estaba beneficiando a algunas regiones sobre otras pero, siempre —esperemos que haya sido así— sobre la base de los intereses generales, a largo plazo.»En la actualidad, cuando la política fiscal es casi la única sobre la que tiene competencias el Gobierno de la nación, es lógico que se preste atención al conjunto de impuestos que se pagan y a cómo se gastan los ingresos conseguidos. Aunque, desde un punto de vista económico, lo que se consideraba relevante —en la discusión pública— era si la política fiscal perseguía el equilibrio, el superávit o el déficit. Pero no en esta España de las autonomías o, mejor, de los políticos de las autonomías, empeñados en incrementar su poder a cualquier precio.»En cualquier caso, las dudas sobre la efectividad de la política fiscal y sobre la justicia y efectividad de los impuestos progresivos se están resolviendo, en el conjunto de los países más avanzados, con reformas fiscales que reducen tipos y progresividad, por simplicidad y capacidad recaudatoria, de tal manera que el conjunto de los impuestos se paga en relación —y proporcionalmente— a las rentas medias percibidas y gastadas. Por su parte, el gasto público se adecua a la población en cada autonomía, en el caso de España, lo que, parcialmente, corrige la injusticia que significan los tipos únicos de los impuestos para la población menos favorecida, al reducirse, para los que se encuentran en peor situación, su renta disponible, el factor clave que determina el nivel de vida y las perspectivas futuras. Intentar salirse de estos parámetros, dando más importancia a dónde se recauda a la hora de programar el gasto público que a la población que de hecho vive en cada territorio, parece más injusto. Pero, incluso, si se hiciera, esa modificación en la política de asignación del gasto no tendría efectos fiscales significativos. Por el contrario, al tener en cuenta otros factores, como las obligaciones por pensiones y la asignación de la deuda estatal, se modificarían, sustancialmente, esas hipotéticas balanzas fiscales. Ir adelante por este camino significa destruir la convivencia, no ya nacional, sino la personal, familiar, local y autonómica.»Nadie tiene argumentos suficientes y probados para decir que el actual sistema fiscal perjudica a unas autonomías y beneficia a otras, o que una autonomía transfiere fondos a las otras. Nuestro sistema fiscal y económico no está pensado en estos términos, sino en clave nacional. Y lo que importa, por otra parte, son las personas, no los territorios, del carácter que sean. Si alguna vez se llegaran a hacer balanzas fiscales serían engendros políticos que reflejarían el poder de unos partidos sobre otros, de unas personas sobre otras, no un instrumento para asegurar la igualdad de oportunidades a nivel nacional, que debería ser el objetivo de cualquier político honrado».(«El engendro de las balanzas fiscales autonómicas». Libertad Digital, 21-01-2004).
denunciar a sus compatriotas como traidores».
Político, diplomático y escritor.
«¿Qué piensas cuando ves a catalanes como Borrell, Piqué, Vidal-Quadras, Maragall, Boadella… que sienten un odio tan grande hacia la propia identidad?».
«Pienso que son cuadros clínicos de auto-odio dignos de estudio. Son personas con graves problemas psicológicos. Dado que en vida no lo harán, cuando se mueran deberían donar su cerebro a la ciencia».
«El Gobierno central ha realizado una jugada indigna y ahora debe saber que con Cataluña no se juega. Somos capaces de demostrar nuestra fuerza y sabremos continuar movilizándonos así, a la catalana».
Y añadió, ante la desbordada excitación de las muchedumbres vitoreantes que le arropaban:
«Con esta masiva, compacta manifestación, lo que se quiere es dar apoyo a Cataluña. Sí, somos una nación, somos un pueblo y con un pueblo no se juega».
Casi nadie se pregunta: ¿qué vamos a hacer?».
Filósofo, ensayista y profesor universitario.
del referéndum sobre el Proyecto de Constitución celebrado días antes
◦ Francia, aprobada en 1958.◦ Costa Rica, aprobada en 1949 por la Asamblea Nacional Constituyente.◦ Japón, promulgada en 1945.◦ Irlanda, refrendada en 1937.◦ México, promulgada en 1917.◦ Australia: 1900.◦ Argentina: 1853.◦ Suiza: 1848.◦ Bélgica: 1831.◦ Noruega: 1814.◦Y la considerada oficialmente como la más antigua todavía en vigor: la Constitución de los Estados Unidos de América, redactada en Filadelfia y refrendada por la ciudadanía en 1787 mediante convención de cada Estado miembro.
Por otra parte, y mal acostumbrados a la permisividad y las contemplaciones de los sucesivos gobiernos de España, los nacionalistas de Cataluña han demostrado su proverbial estupidez atacando a los intereses políticos y económicos de varias naciones, granjeándose sus antipatías. El 22 de abril de 2010, el embajador de Estados Unidos criticó duramente al gobierno de la Generalidad por la ley que obliga a Hollywood a doblar al catalán el 50% de sus películas. Y avanzó que las productoras están sopesando la posibilidad de reducir su oferta cinematográfica en la región catalana por falta de rentabilidad.
Peor fue el caso alemán. En 2008, el ex diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Puig, calificó de nazi a Air Berlin desde su blog personal. Y hasta colgó en su blog un logotipo de la compañía con una esvástica. Era el colofón a un boicot desatado desde internet por centenares de radicales contra la aerolínea por no fomentar el uso del catalán en sus vuelos. La directiva anunció su gran malestar y la intención de emprender acciones judiciales contra el controvertido político separatista, conocido también por sus ataques y excesos verbales contra Extremadura, el asalto a la piscina del chalé del periodista Pedro J. Ramírez, y el encadenamiento de protesta ante la sede de la COPE que orquestó en Madrid a finales de noviembre del año 2005.
Enmascarados prenden fuego a una bandera española y
a otra francesa durante la celebración de la Diada,
el 11 de septiembre de 2008, en Barcelona
Tampoco el separatismo catalán parece contar con el aprecio de otro peso pesado de la Unión Europea: Francia. Aparte de tener que asistir a la anexión, a la apropiación virtual que en mapas, libros de texto y propagandas varias, los catalanistas han hecho de parte de su territorio del sudoeste (la célebreCatalunya Nord, y que no es otra cosa que el departamento número 66 de Francia: los Pirineos Orientales —Pyrénées-Orientales, en lengua gala—, integrado por la región del Rosellón y la comarca de la Fenolleda), encaja también agravios en otros ámbitos. Su Ministerio de Justicia ha elevado en 2010 una queja al Consejo General del Poder Judicial de España por el envío de sentencias en catalán a tribunales galos. La carta recuerda que se trata de una prolongada vulneración del reglamento de usos lingüísticos de este país vecino, el cual sólo acepta comunicaciones judiciales —además de en su lengua nacional— en inglés, italiano, alemán y español. El catalanismo considera tan opresor al Estado francés como al español, a ambos culpa del despedazamiento histórico de la presunta “nación catalana” (esa entelequia delirante de els Països Catalans). Y resulta infrecuente la concentración separatista donde, junto con la rojigualda, no se termine quemando también una bandera de Francia, mientras los manifestantes corean agresivas consignas contra el vecino país.
acabamos creyéndola».
Papeletas favorables a la secesión en la consulta extraoficial
celebrada en Arenys de munt, el 13 de septiembre de 2009
Cataluña, una vez independiente, debería ponerse en la larguísima cola de los países que aspiran formalmente a ingresar en la Unión Europea; y entre los que se cuentan, ahora en 2010, año de redacción de estas líneas: Croacia (en negociaciones desde 2003), Albania (desde 2003), República de Macedonia (2003), Serbia (2005), Turquía (2005), Montenegro (2006), Islandia (2009), y candidatos potenciales que están manteniendo contactos con la Unión para tal fin, como Bosnia-Herzegovina, Georgia y Kosovo.
1º Sólo es aplicable a tratados entre Estados, no entre Estados y organizaciones internacionales que no estén listadas en el texto.2º No está vigente porque sólo lo han firmado 28 de los 35 Estados que, según su artículo 85, deben ratificarlo.
es la mentira».
Comienzo de su obra: La Connaissance inutile.
1º Sería expulsada del euro.2º Toda exportación catalana a los países de la Unión Europea, incluida España, debería pagar caros aranceles.3º Dichas exportaciones estarían limitadas en su cantidad o tonelaje por cuotas fijadas anualmente desde Bruselas.
«Acaba de celebrarse un referéndum informal —por no calificarlo de ilegal— en 166 municipios acerca de la independencia de Cataluña, con una muy mediocre participación y un resultado evidentemente adulterado por la admisión al voto de los menores de edad y los inmigrantes extranjeros. Ello hace que ni siquiera la cuarta parte de la población censada en esos municipios —seleccionados por los organizadores de la consulta por ser los más nacionalistas de la región— se haya manifestado favorablemente a esa independencia. La valoración política que ello merece es que el nacionalismo ha fracasado en su intento de generar un problema institucional, pues no ha logrado el resultado abrumador que esperaba. No obstante, de ello no se infiere que las fuerzas independentistas no vayan a persistir en sus acciones propagandísticas destinadas a desestabilizar la democracia en España y, por esa vía, abrir la oportunidad de ejercer la secesión.»En estas circunstancias, tal vez merezca la pena adentrarse en la economía de la secesión catalana para efectuar una estimación de los efectos que una eventual independencia de Cataluña con respecto a España podría producir para dicha región. La economía de la secesión ya la he estudiado para el caso del País Vasco, por lo que me ceñiré ahora a las pautas metodológicas que se establecieron en ese trabajo. Y, de entre todos los temas posibles, he escogido para este texto el de los efectos de la independencia sobre el comercio exterior catalán.»Uno de los aspectos en los que los nacionalistas insisten cuando plantean sus proyectos secesionistas es el de la estabilidad institucional de las relaciones económicas, como si la cuestión de la independencia fuera sólo un asunto político carente de conexión con la economía. Ello se traduce en la idea de permanencia dentro de la Unión Europea, de manera que, en lo que atañe a las relaciones comerciales, no habría ningún cambio institucional con la secesión. Más en concreto, en el referéndum recién celebrado la pregunta planteada contiene esa premisa sin ningún eufemismo, tal como se desprende de su texto: “¿Quiere que la nación catalana se convierta en un Estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea?”.»Sin embargo, esa estabilidad institucional no es obvia debido a que:◦ En primer lugar, la Unión Europea la forman Estados de manera que las regiones que forman parte de éstos se integran en el espacio europeo a través de ellos.◦ Los tratados constitutivos de la Unión Europea no han previsto en ningún caso la posibilidad de la secesión de algún territorio, por lo que, de producirse ésta, la región que formara un nuevo Estado quedaría fuera de la Unión. El precedente establecido por Argelia —que formaba parte de Francia como un Departamento más cuando, en 1962, accedió a la independencia— lo señala con total nitidez; y así lo han declarado expresamente en el Parlamento Europeo tanto la Comisión como su Presidente.◦ En consecuencia, la secesión de un territorio y la formación de un nuevo Estado implicaría para éste, si quisiera formar parte de la Unión Europea, la necesidad de proceder a la negociación de su adhesión. Tal negociación, en el caso más favorable —es decir, en el caso de que no hubiera ningún veto por parte de los Estados miembros de la Unión— requeriría un plazo no inferior a cinco años. Si además se planteara la entrada en la Unión Monetaria Europea —cuyos requisitos en cuanto a la estabilidad monetaria, el equilibrio de las cuentas públicas, la ausencia de devaluaciones y el mantenimiento de bajas tasas de inflación, establecidos en el Tratado de Maastricht, son muy estrictos— ese plazo podría fácilmente duplicarse.»En resumen, al menos durante una década el Estado independiente de Cataluña se quedaría fuera de la Unión Europea. Y, en tal circunstancia, quedaría establecida una frontera económica, además de política, entre esa región y España, así como con respecto a los demás países de la Unión Europea. Y las fronteras económicas implican costes para las transacciones comerciales. Unos costes que afectan a la competitividad de las exportaciones y, por tanto, al nivel de éstas, lo que, a su vez se refleja en el Producto Interior Bruto (PIB).»Veamos esos costes no sin antes aclarar algunas de las cifras fundamentales de la economía catalana y sus relaciones comerciales exteriores:◦ El PIB de Cataluña en 2008, según el Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT), fue de 216.923 millones de €.◦ Cataluña exportó al resto de España 84.682 millones de € e importó 62.908 millones de € —cifras éstas que no proporciona el IDESCAT y que he estimado a partir de la Tabla input output de Cataluña correspondiente a 2001, proyectando las cifras hasta 2008 con la restricción de que el saldo correspondiente fuera el mismo que figura en la Contabilidad Regional publicada por dicho organismo—. El saldo es, por tanto, positivo e igual a 21.774 millones de €.◦ Las exportaciones catalanas al resto del mundo fueron de 65.368 millones de € —de los que 35.911 correspondieron a los países de la Unión Europea— y las importaciones de 80.438 millones de € —correspondiendo 45.168 a la UE—, con lo que el saldo de estas operaciones fue negativo por un valor de -15.070 millones de €.◦ Por consiguiente, el saldo comercial externo de la economía catalana —es decir, la suma de los saldos con el resto de España y con el resto del mundo— fue positivo por un valor de 6.704 millones de €.»Pues bien, a partir de estas cifras se puede hacer un ejercicio de simulación acerca de lo que ocurriría en Cataluña si, como fruto de la independencia, aparece una frontera económica con España y la Unión Europea. Los supuestos de los que parte ese ejercicio son los siguientes:◦ La frontera económica se traduce en la aplicación a las exportaciones catalanas a España y los demás países de la Unión de un arancel equivalente a la actual protección media de la economía española con respecto a las importaciones procedentes del territorio exterior a la UE. Esa protección fue, en 2008, del 1,07 %.◦ Asimismo, la frontera implica la aparición de unos costes de transacción derivados de los trámites aduaneros, inspección de mercancías, tramitación de licencias, riesgo del tipo de cambio —dado que Cataluña estaría fuera del área del euro y su moneda dejaría de ser la divisa europea— y otros elementos habituales en las operaciones exteriores, equivalentes al 13 % ad valorem, cifra ésta que ha sido estimada por la OCDE para los países desarrollados.◦ La elasticidad-precio —es decir, la relación entre la variación de las cantidades comerciadas y la variación en los precios de las mercancías y servicios— de las exportaciones e importaciones catalanas es la misma que el Banco de España ha estimado para las españolas. O sea, -1,3 en el caso de la exportación y -0,6 en el de la importación.◦ El efecto frontera —concepto éste que alude a la intensidad de las relaciones comerciales de una región con todas las demás de España por comparación con cualquier otro país del mundo en condiciones de equivalencia de tamaño de las respectivas economías y distancia en kilómetros— se reduciría a la mitad, tal y como ocurrió en los casos de las viejas repúblicas soviéticas cuando se disolvió la URSS o en las repúblicas balcánicas cuando se deshizo Yugoslavia tras la muerte del mariscal Tito. Es decir, si actualmente Cataluña comercia con las demás regiones de España con una intensidad que es 22 veces mayor que con cualquier otro país del mundo a igualdad de tamaño y distancia, esa intensidad pasaría a ser de sólo 11 veces. Ello es equivalente a una reducción de la protección de esas relaciones internas a España con respecto a las exteriores desde el 53 % ad valorem hasta el 27 %. O lo que es lo mismo, la reducción del efecto frontera sería equivalente a la imposición de un arancel entre la Cataluña independiente y España del 26 % ad valorem.◦ Finalmente, como es habitual se parte del supuesto de reciprocidad, de manera que el Gobierno de Cataluña respondería a la aparición de la frontera económica imponiendo a las importaciones procedentes de España y los países de la UE un arancel igual al vigente en estas naciones.»Pues bien, con estos supuestos y haciendo las operaciones pertinentes cuyo detalle le ahorro al lector, se llega a los siguientes resultados en la simulación:◦ Las exportaciones de Cataluña hacia España, como derivación de la reducción del efecto frontera, la protección arancelaria y los costes de transacción, experimentarán un aumento de precios del 40,07 %. Y, como consecuencia de tal aumento de precios su volumen acabará reduciéndose en 44.112 millones de €, trasladándose esta caída a la producción, de manera que el PIB se minorará en un 20,3 %.◦ Las exportaciones catalanas hacia los demás países de la Unión Europea, en virtud del arancel y los costes de transacción, se encarecerán en un 14,07 %, con lo que también acabarán reduciéndose hasta una cifra de 6.568 millones de €. La traslación de este efecto negativo al PIB será equivalente al 3,1 % de su nivel actual.◦ Por tanto, el PIB de Cataluña experimentará con la independencia una caída de 50.580 millones de € o, lo que es lo mismo, del 23,4 %. En términos por habitante, la Cataluña independiente registrará una reducción desde los 29.457 € per capita actuales a sólo 22.575 €. O sea, de ser una región más rica que la media española —que es de 24.020 € por habitante— pasará a ser una nación más pobre que esa media. O también se puede decir que los catalanes, salvo que una buena parte de ellos abandonen su nación, se empobrecerán hasta llegar a un nivel equivalente al que actualmente gozan los ciudadanos de Ceuta.◦ Si aplicamos los supuestos antes señalados a las importaciones de Cataluña se llega al resultado de una reducción de las procedentes de España de 15.124 millones de €; y de las originarias de los otros países de la UE, de 3.183 millones de €. O sea, esas importaciones se verán disminuidas en una cifra equivalente al 8,8 % del PIB actual de la región.◦ Y trasladadas todas esta cifras al cálculo de los saldos exteriores, se llega a este resultado: por una parte, el saldo con España pasará a ser deficitario por un valor de -7.124 millones de € —recuérdese que actualmente hay un superávit tres veces superior a esa cifra—; y, por otra, el saldo negativo con el resto del mundo aumentará su tamaño hasta alcanzar una cifra de -18.455 millones de €. En conjunto, el déficit exterior de la Cataluña independiente alcanzará los -25.669 millones de €, una cifra ésta que será equivalente al 15,4 % del PIB de la nación catalana.»En otras palabras, la Cataluña independiente será la nación más deficitaria del mundo. Claro que, para llegar a ese déficit tendrá que encontrar a algún país que se lo financie, lo que, dado lo abultado de la cifra, seguramente será imposible. Y entonces, una crisis aún más profunda que la que las cifras anteriores describen se cernirá sobre la economía catalana empobreciendo aún más a sus habitantes. Serán éstos los que, en esa situación, descubrirán que el negocio que les propusieron los nacionalistas con su referéndum no era el de la felicidad sin límite, sino el de una espiral de pobreza, y que, por tanto, no merecía la pena.»Este es el mensaje que, desde la economía de la secesión, puede transmitirse a los ciudadanos de Cataluña. Sin embargo, soy consciente de que un mensaje así nadie quiere recibirlo y que, como señaló Gabriel García Márquez en un pasaje de sus memorias alusivo al declive de Aracataca, «o nadie lo creía o nadie se atrevió a pensar en sus estragos». Fue el mismo García Márquez el que describió esos estragos señalando que la decadencia se llevó todo: «El dinero, las brisas de diciembre, el cuchillo del pan, el tiempo de las tres de la tarde, el aroma de los jazmines, el amor. Sólo quedaron los almendros polvorientos, las calles reverberantes, las casas de madera y techos de cinc oxidado con sus gentes taciturnas, devastadas por los recuerdos».(«La independencia de Cataluña». Blog de Mikel Buesa, 16-12-2009).
tras su fallido golpe de Estado, en 1932.
El cártel: todos, absolutamente todos tienen como denominador común que bienviven de cargos públicos o abultadas subvenciones. Son quienes mueven los hilos. Salvo en el caso de algún iluminado con notorios síntomas mistico-histéricos, suelen ser personas muy inteligentes y capacitadas. Se necesita serlo para montar un tinglado de semejante envergadura, que haría palidecer de envidia al timador profesional más imaginativo. Conforman una rancia estirpe cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, cuando la oligarquía catalana, al calor del Romanticismo que recorrió Occidente (y que tuvo su más notable expresión cultural en Alemania, con el estallido del Sturm und Drang), inventó esto del catalanismo como fórmula para obtener del Gobierno de España ventajismo comercial y proteccionismo arancelario. Y ha perdurado hasta nuestros días dada su probada rentabilidad en casi toda época y régimen. Independientemente de que una crisis económica azote o no al país, los miembros del cártel siempre prosperan: hoy viven mejor que hace diez años, y hace diez años vivían mejor que hace quince. En este grupo no sólo estarían incluidos los caciques y mandamases de la región, sino una muy variada pléyade de personajes también: escritorcillos de medio pelo, pregoneros disfrazados de periodista, economistas tresporcientistas, historiadores fabuladores, intelectuales de alquiler, locutores de la onda única, actores del método, del método del trinque, editorialistas del mensaje oficial, articulistas de éxito sin lectores, taxistas retirados con imperio mediático, bufones televisivos, cantantes olvidados… y toda suerte de bien pagados trompeteros que, junto con la casta política, cada día se reparten el suculento pastel del camelo nacionalista.
Los lilas: una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia Española para la palabra lila es la de ‘fatuo’, ‘tonto’. Y es lo que realmente son: tontos útiles, en el sentido marxista de la expresión. Utilizados a conveniencia por los conglomerados de poder referidos arriba, en ellos han hecho diana la intoxicación propagandística y las falsificaciones históricas. Son víctimas de la ignorancia y de la desinformación. Con irreductible convencimiento, han adoptado como dogmas todos los embustes del nacionalismo aquí desmantelados, así como otros muchos que resultaría tedioso enumerar. El lila muy rara vez ve monetariamente recompensados sus desvelos: lo suyo es entusiasta voluntariedad en pos de la causa. Ostenta un acentuado complejo de superioridad y vive instalado en el victimismo permanente que le han inculcado, compartiendo una visión maniquea y simplista del mundo consistente en una división entre buenos (ellos) y fascistas (los demás) que le hace fácilmente manejable a través de los mecanismos psicológicos adecuados.
Los arrimados: han pervivido en toda era y lugar. No tienen otra bandera que el oportunismo, ni más credo que el medrar. Arribismo puro. Son aquellos individuos que apuestan siempre a caballo ganador, que actúan por conveniencia, nunca por convicción o ideales. En cada época, en todo país, ha existido una determinada tendencia política dominante. Y ellos saben identificarla y aprovecharla como nadie. Si Franco hubiese devenido un portento de longevidad y todavía nos acompañase, en este momento estarían con el brazo alzado y cantando el Cara al Sol. Pues ésa es precisamente su especialidad: ponerse al sol que más calienta. Por ello precisamente han corrido a apuntarse los primeros al nacionalismo, porque es la fuerza pujante ahora en Cataluña. Son quienes antes se percataron de las muchas puertas que abre el llamarse Joan y Ferran, en lugar de Juan o Fernando. Y militando fervientemente en las filas catalanistas podemos encontrarles hoy. Al menos hasta que el signo político de los tiempos cambie, y vuelvan a travestirse ideológicamente.