¿Cuál era el lugar de las mujeres en Al Andalus? – Pedro Fernández Barbadillo – / Libertad Digital

El lector ingenuo de las novelas de Antonio Gala puede creer que la vida en Al Andalus era una delicia, incluso para las mujeres. Éstas componían música, escribían versos, tocaban instrumentos, cantaban, tenían unas hijas preciosas, vivían aventuras de amor con emires y disponían de esclavos (para el servicio en la casa y para el sexo escondido).

El profesor Rafael Sánchez Saus confiesa (Al-Andalus y la cruz) que tiene que desengañar a sus alumnas que quieren escribir un trabajo sobre el papel de la mujer en Al Andalus para contraponerlo «al estado de opresión en que necesariamente debía vivir sus contemporáneas cristianas».

Para comprender el papel de la mujer en la cultura islámica hay que tener en cuenta varios factores: el Corán establece su supeditación al hombre («los hombres tienen [sobre sus esposas] una preeminencia»); el carácter tribal, con predominio patrilineal; y la pronta importancia adquirida por la esclavitud, debido a la expansión guerrera (y que se mantiene de hecho en varios países musulmanes desde Mauritania al golfo Pérsico).

Así, los clanes árabes eran reacios a casar a sus mujeres fuera de ellos y, además, optaban por encerrarlas, sobre todo a medida que su civilización se urbaniza. Según Sánchez Saus,

la generalización del velo y del enclaustramiento fueron la respuesta a los peligros que representaban para el honor femenino y del clan las condiciones de mayor contacto y proximidad imperantes en las sociedades urbanas. De ello se derivaba también la total eliminación de la mujer de la vida pública.

En consecuencia, a las mujeres se les va colocando en una situación legal de inferioridad: las hijas heredan la mitad que los hijos, el testimonio de una mujer en un juicio vale la mitad que el de un hombre musulmán y lo mismo que el de un cristiano o un judío.

El placer de las concubinas

Limitadas las mujeres legales a la procreación, la honra del clan y la educación de los hijos, ¿cuáles son las mujeres que entre la oligarquía gobernante de Al Andalus dan el tono social y son admiradas por los hombres? Las que no tienen honor que proteger; es decir, las esclavas, pero no cualquier tipo de concubina, sino una refinada (yawari). Ese refinamiento lo adquirían en academias a donde se les llevaba después de haber sido capturadas en aceifas y piraterías, entregadas como tributo exigido o compradas en Europa (Verdún era un centro de las rutas de las caravanas de esclavos); algunas de estas escuelas se hallaban en Al Andalus y otras en el Magreb. Una vez aprobado el adiestramiento, se las enviaba a los harenes. A ellas les escriben versos los poetas, los generales, los visires y los califas.

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Las más hermosas y cultas podían convertirse en personalidades en Córdoba, Bagdad, Damasco o El Cairo y ser deseadas y elogiadas por los hombres más poderosos. Pero siempre eran esclavas y podían sercompradas y vendidas, como inversión, por aburrimiento o para satisfacer la lujuria de sus pretendientes. Si parían a un niño, recibían el título de umm walad (madre de un varón) y alcanzaban la libertad a la muerte de sus amos; otras eran emancipadas.

Aunque en algunas cortes europeas las amantes reales llegaran a tener un gran poder, éstas eran siempre mujeres libres, en muchas ocasiones con un título nobiliario y dueñas de un gran patrimonio.

La mujer ideal: rubia, blanca y esclava

El tipo de mujer que gustaba a los árabes (y a los musulmanes orientalizados) era blanca y rubia. Entre los Omeya abundaban los rubios, como el primer Abderramán, hijo de una esclava bereber cristiana llevada a Damasco, y, también el tercero, hijo de una vascona. Éste se teñía la barba rubia para aparentar ser más árabe.

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Mercado de esclavos.

Pero ni la mujer que reuniese las condiciones de ser rubicunda, melodiosa cantante y excelente amante tenía su vida segura. Claudio Sánchez Albornoz (De la Andalucía islámica a la de hoy) subraya que las mujeres de los harenescompetían entre sí por el favor del amo. Las concubinas de Abderramán III, a quien también le gustaban los mozalbetes, se compraban entre ellas el puesto para yacer con el califa, quien tenía tal mal humor que a las demasiado rebeldes o desobedientes las hacía desfigurar con fuego y hasta decapitar.

Y ésta era la descripción que hizo el filósofo andalusí Averroes de las mujeres musulmanas:

Nuestro estado social no deja de ver lo que de sí pueden dar las mujeres. Parecen destinadas exclusivamente a dar a luz y a amamantar a los hijos, y ese estado de servidumbre ha destruido en ellas la facultad de las grandes cosas. He aquí por qué no se ve entre nosotros mujer alguna dotada de virtudes morales: su vida transcurre como la de las plantas, al cuidado de sus propios maridos. De aquí proviene la miseria que devora nuestras ciudades, porque el número de mujeres es doble que el de hombres y no pueden procurarse lo necesario para vivir por medio del trabajo.

Las cristianas estaban libres del velo

Las mujeres mozárabes podían, por ejemplo, ir solas o en grupo a misa, lo que excitaba los celos de los varones musulmanes, queacusaban a los clérigos de seducirlas y violarlas; alguno incluso propuso que se obligase a los sacerdotes a casarse. Dos de ellas que participaron el movimiento martirial voluntario de Córdoba del siglo IX, Natalia y Liliosa, mostraron su condición de conversas del islam al cristianismo cuando «decidieron ir a la iglesia con el rostro destapado, al uso cristiano, sin temor ya a ser descubiertas, como en efecto sucedió» (Sánchez Saus). Ellas y sus maridos fueron ejecutados por apóstatas el 27 de julio de 852.

En contraste con Al Andalus, en España y el resto de la Europa cristiana la unión de la herencia romana, las costumbres germanas y la cosmología cristiana, que convierte a una joven en Madre de Dios y mediadora ante Él, hacen que las mujeres vayan ganando derechos y poder: heredan en igualdad que los hombres (norma que ya aparece en el Liber Iudiciorum, promulgado por el rey godo Recesvinto hacia 654); pueden gobernar sus casas, sus campos, sus conventos y sus empresas; son tutoras de sus hijos menores, incluso cuando son herederos de reinos; etc. Mientras la base de estructura social en el islam es el clan, en el cristianismo lo es el matrimonio monógamo.

El Código de Huesca (mediados del siglo XIII) estableció que la mujer acusada de adulterio se justificará sólo ante su marido y no ante el concejo en pleno, lo que constituye un precedente del tratamiento de esta conducta no como delito público, sino como asunto privado; y de este código se trasladó a los fueros aragoneses. En un libro clásico,Para acabar con la Edad Media, la historiadora francesa Régine Pernoud describe los documentos en que el varón que quiere peregrinar a Tierra Santa o marchar a las cruzadas, para vender una propiedad o hacer una donación de manera válida tiene que conseguir la firma de su esposa.

La primera reina española que gobierna como propietaria y no como consorte es Urraca I de León (1109-1126); y le siguieron Petronila I de Aragón; Juana I y Blanca I de Navarra; y Berenguela I, Isabel I y Juana I de Castilla. Por cierto, Castilla fue el primer reino europeo en que se sucedieron dos reinas, Isabel I y Juana I.

Las europeas de la Edad Media, incluso las mozárabes españolas, sabían que eran más libres que las musulmanas. En cambio, hoy, en una Europa poscristiana y posracional, muchas europeas fantasean con vivir en un serrallo y sostienen, sin vacilar, que las mujeres que se envuelven en velos lo hacen por voluntad propia.

Origen: Pedro Fernández Barbadillo – ¿Cuál era el lugar de las mujeres en Al Andalus? – Libertad Digital – Cultura

3 comentarios en “¿Cuál era el lugar de las mujeres en Al Andalus? – Pedro Fernández Barbadillo – / Libertad Digital

  1. No es solo Antonio Gala.

    Hay alguien que en toda Europa sigue engañando con lo de que el Islam es la edad de oro de la humanidad y que el Islam es la religion de la paz.

    No tienes que ir a Marruecos o a cualquier país islámico para ver como viven las mujeres y el tipo de cultura que tiene la mayoría de la población.

    También lo puedes ver aquí con los emigrantes marroquíes. ¿Cómo tratan a sus mujeres? (no quieren que trabajen fuera de casa, por eso piden ayudas sociales).
    ¿Cuantos de estos emigrantes se dedican a hacer exquisita poesía clásica, tocar el laud con voz melodiosa, vestir con ricas telas y pasearse por vergeles floridos mientras saborea vino cristiano (el vino sigue estando prohibido en estos países ) con sus amigos tan refinados como él….?

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    O hablan bereber, o hablan árabe dialectal.
    El árabe clásico no lo entienden; y son tan ignorantes de su cultura como nosotros de la nuestra.

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  2. Hay en Occidente una especie de fascinación con los países islámicos que se remonta al siglo XIX; o mejor dicho, los homosexuales occidentales cuya situación acomodada les permitía viajar al norte de África y tener relaciones con chicos -como se supone que le gustaban a Abderramán III –
    El más famoso, claro es Gide, que intentó traerse a Francia a su morito, contra la oposición de su familia (el que al final cediese me da que Gide estaba siendo mantenido por su familia)

    Otros homosexuales famosos….
    Se poco del tema, pero me viene a la cabeza Goytisolo, Paul Bowles…que efectivamente se establecen en Marruecos, donde la pobreza es tal que hay libertad de acción para los occidentales.

    Por eso muchos acusan a la Iglesia Católica de intolerante, de que prohibe los placeres legítimos…

    Antonio Gala también ve el Islam a través de las gafas de sus apetencias y sus necesidades, coloreando la realidad a su gusto.

    No es extraño que acaben pensando que el Islam es una especie de Arcadia para los intelectuales, donde florecen las ciencias y las letras sin esfuerzo, donde siempre es primavera, y donde los moritos pobres hacen lo que pueden para llevar una monedas que ayuden la economía familiar.

    Bien, ya habrán visto como ejecutan a los homosexuales en los países islámicos (los despeñan desde un edificio, o los ahorcan a cámara lenta con una grúa que los va levantando del suelo)

    La homosexualidad está castigada con la muerte en la Sharia, por mucho que estos intelectuales se empeñen en interpretarla a la occidental.

    Por cierto, mal que le pese a Antonio Gala, los perros son animales impuros para el Islam. No cabe tenerlos de mascota en la casa.

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  3. «Las (esclavas) más hermosas y cultas podían convertirse en personalidades en Córdoba, Bagdad, Damasco o El Cairo»

    Espero que las aspirantes a esclavas que no sean hermosas ni cultas no se hagan falsas esperanzas: ¿Cuántos millonarios (no cuento con el Califa, porque Califa solo hay uno) hay en Córdoba, Bagdad, Damásco o El Cairo como para que compren a una esclava y la «retiren».

    Cuando un millonario compra una esclava hermosa, no es para admirarla ni para amarla, sino para follarla.

    Su hijo sigue la condición de la madre: es un esclavo.

    A no ser que el amo haya manumitido a la madre antes de casarse con ella (si no, tendría que manumitir al hijo)

    Dudo mucho que la familia del millonario difunto deje que una esclava -que no tiene derechos ni puede tener propiedades (cualquier propiedad que tuviere es propiedad de su amo), se haga con la fortuna; que normalmente en estas sociedades donde no hay movilidad social, es una fortuna familiar.

    Lo de esclavas»personalidades», es imposible por el carácter cerrado que tienen estas sociedades. Es posible que en algún momento de la Historia, haya habido excepciones, pero una esclava siendo una personalidad para hombres que no la pueden disfrutar o para mujeres libres, me parece una exageración.

    ¿Cuántas esclavas son una personalidad en alguno de los países islámicos ahora mismo? (sí, la Sharia permite la esclavitud; y por lo tanto no se puede abolir)
    ¿Cuántas mujeres libres son una personalidad en alguno de los países islámicos? Las hay, pero son una excepción muy minoritaria.

    Estamos viendo esta sociedad según los manipuladores anticristianos y antioccidentales quieren que la veamos: como un ideal exótico europeo culto.

    Acusan a la Iglesia Católica (solo a ella) de ser irracional, oscurantista…

    Pues creer en estas patrañas sin evidencia histórica ni científica ninguna sí que es ser irracional y oscurantista. Con resultados letales, como vamos a tener la ocasión de comprobar más pronto de lo que creemos.

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